Asturias exporta talentos

Rodrigo Sopeña, guionista y director gijonés en Madrid: "Caer muy bien, como Asturias, es un patrimonio valiosísimo"

"A un joven le recomendaría, sobre todo, dedicar mucho tiempo a saber qué es lo que realmente le gusta y descubrir si es bueno en ello"

Rodrigo Sopeña.

Rodrigo Sopeña. / Tino PERTIERRA

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Rodrigo Sopeña (Madrid). Nacido en Gijón en 1977, es guionista y director de programas y series de televisión como «Lol, si te ríes pierdes» (Prime Vídeo), «Sin novedad» (Sky Showtime) o «Club Houdini» (Disney +). Actualmente trabaja en Madrid en varios proyectos de teatro con Luis Piedrahita (con quien dirigió la película «La habitación de Fermat»), Josema Yuste y Carlos Sobera. También es el autor del cómic «El último tahúr». Fue guionista de «El Club de la Comedia».

El nombre en clave es "MacGyver", el personaje televisivo al que le dabas un palillo y te construía un barco, como poco. El guionista y director gijonés Rodrigo Sopeña lo tiene como ejemplo a seguir: "Esa idea de que la creatividad y el ingenio te pueden sacar de cualquier problema".

Qué grande es el cine: "Recuerdo que siempre trataba de liar a mis amigos para hacer algún cortometraje casero. En una ocasión fuimos a grabar al lado de una carretera. De pronto se acercaron unos agentes de policía. Pensábamos que nos iban a detener, y nos ofrecieron cortarnos la carretera para ayudarnos a la grabación. Esa sensación de que en Asturias todo es ‘de andar por casa’ la recuerdo de entonces y no se ha perdido".

El sueño eterno: "Yo tenía clarísimo que me quería dedicar a la televisión, y a finales de los 90 en Asturias ya no es que no hubiese televisión autonómica... es que en muchas zonas ni siquiera se veían bien las televisiones privadas. Al poco tiempo de llegar a Madrid conseguí hacer una prueba para ser guionista del programa de Cruz y Raya, y en unos meses estaba escribiendo con ellos. Estaba en la misma sala que José Mota y Juan Muñoz y no me lo podía creer. Tan solo unos años antes yo los veía desde un televisor de catorce pulgadas en Quintueles, que si había tormenta se iba la luz".

Tan cerca, tan lejos: "Mis amigos que viven en Asturias siempre se están quejando de Asturias. Dicen, por ejemplo, que la oferta cultural de Madrid es enorme, y que ‘en Asturias no hay nada’. Pero resulta que, cuando hay algo, no van. Por ejemplo, se les pasa el FICX sin ir, pero no dejan de despotricar de que no hay nada. Claro, si no vas a nada, tienes la sensación de que no hay nada... Yo vivo en Madrid, donde hacer cualquier gestión te lleva toda la mañana y puede que también la tarde. Cuando vuelvo a Gijón y tengo que hacer cuatro o cinco recados, termino todo en dos horas. También tiene otra cosa Gijón, y es que es una ciudad sin atascos. Eso nadie lo menciona porque tendemos a señalar lo malo cuando pasa, pero no cuando no pasa. Si echas la cuenta, son muchísimas horas, semanas, años de vida".

Vivir para gozar: "En el audiovisual los obstáculos son constantes, es muy difícil que esa serie que tú quieres hacer sea la serie que la televisión necesita. Hay quien se empeña en hacer su guion y pasa años insistiendo. Yo he aprendido a dejarme llevar. Muchas veces los proyectos más apetecibles, como rodar una película, acaban siendo un infierno. Y hacer un programa de entretenimiento como ‘Lol, si te ríes pierdes’, que no creo que sea la vocación de nadie, se convirtió en un reto apasionante, de las cosas más divertidas que me han pasado en la vida".

¡Qué verde era mi valle! "En Madrid todo el mundo tiene muchísimo cariño hacia Asturias. Lo notas porque a veces piensan que eres gallego por el acento, y cuando les dices que eres asturiano, se les ilumina la cara. Cualquier taxista, dentista o fontanero madrileño te cuenta una anécdota para él inolvidable (suelen ser farturas). Hay algo que sí creo que tiene Asturias por encima de cualquier otra provincia: Asturias cae muy bien. Pero creo que no somos conscientes de hasta qué punto. Si se propusiera la bandera de Asturias como bandera para toda España, yo creo que la mayoría de la gente estaría de acuerdo. Caer bien es un patrimonio valiosísimo. ¿Cuánto dinero tendría que invertir tal o cual provincia para caer tan bien como cae Asturias ahí afuera? ¡Cuidemos eso, sigamos cayendo bien!".

El secreto de vivir: "Una de las cosas que trajo esta curiosa alerta sanitaria que hemos vivido fue el teletrabajo... Antes las productoras de televisión querían que los guionistas estuviésemos todo el día en una oficina, y no se fiaban de que trabajásemos en casa, sospechaban que estaríamos por ahí, en los bares, haciendo el mal. Pero con el teletrabajo las productoras vieron que era posible que los programas, las series, etcétera, saliesen adelante con los equipos reuniéndose desde casa. No sé a cuántos más trabajos esto se puede extrapolar, pero abre las puertas a que no todo el trabajo de este país esté en la misma ciudad y se pueda trabajar desde sitios mucho más agradables. Yo he dirigido un programa reuniéndome a diario con Santiago Segura, Rossy de Palma o Silvia Abril desde Quintueles, y eso no tiene precio".

Vivir rodando: "Acabé en Madrid casi por obligación, porque la televisión está aquí, los teatros también. Pero disfruto mucho el Anillo Verde Ciclista, que es una vuelta a la ciudad de 65 kilómetros, y como es llano, se puede hacer sin grandes esfuerzos".

La suerte tenía un precio: "A un joven le recomendaría, sobre todo, dedicar mucho tiempo a saber qué es lo que realmente te gusta y descubrir si eres bueno en ello. Yo llegué a Madrid con la idea del cine, pero muy pronto fui descubriendo que me entusiasmaba la televisión de entretenimiento. En mi caso era una suerte porque todos mis compañeros de entretenimiento estaban deseando hacer series. Los de series querían hacer películas. Los que hacían cine español querían hacerlo en Los Ángeles. Nadie estaba a gusto donde estaba excepto yo (y alguno más). Ya sé que el cine tiene más reconocimiento y glamour, pero no puedes guiarte por eso. Además, no tengo paciencia… El cine es muy lento. En el tiempo en que se hace una película yo hago 20 programas de José Mota o de "Me resbala" y soy mucho más feliz.

Pasión de las fuertes: "La pasión por contar historias es la misma ahora que cuando yo empecé. Lo que ha cambiado es la tecnología, y lo ha hecho de forma brutal. Hace 20 años para hacer un pequeño cortometraje tenías que alquilar una cámara, contratar iluminación, contar con un laboratorio… La gente se gastaba treinta mil euros en un corto de diez minutos. Era un gran engorro, pero también una gran excusa: podíamos justificar ante nosotros mismos el hecho de no hacer nada. Pero hoy en día, que con un móvil puedes rodar una película con acabado profesional, montarla, sonorizarla y mostrarla al mundo desde tu cuarto, usando exclusivamente recursos domésticos... ¿qué excusa tienes para no hacerlo?" Y, además, "súmale la presión de que, hagas lo que hagas, siempre habrá alguien que lo haya hecho antes y mejor desde un garaje de Wisconsin. Así que son escenarios muy diferentes. Hace 20 años, salir a grabar un corto con amigos era una cosa de frikis. Ahora lo raro es no grabar vídeos. Eso sí, que alguien te enseñe un vídeo grabado por él era un peñazo antes y ahora, hay cosas que no cambian".

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