Asturias exporta talentos

Kawamura pide convertir en "ventaja competitiva la condición de periferia"

"Estuve indagando sobre el potencial que los pozos mineros clausurados pueden ofrecer a una tecnología emergente llamada batería de gravedad", afirma el arquitecto ovetense

Key Portilla Kawamura,  en su estudio de la ciudad de Basilea (Suiza).

Key Portilla Kawamura, en su estudio de la ciudad de Basilea (Suiza). / LNE

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Key Portilla Kawamura (Basilea, Suiza). Español-japonés-suizo, nació en Oviedo en 1979. Es arquitecto por la Architectural Association de Londres, emprendedor y socio cofundador de Studio Banana (agencia de diseño y arquitectura que tiene oficinas en Basilea, Lausana, Londres y Madrid) y Ostrich Pillow (con productos dedicados al sueño y al bienestar), y socio de Moggie (startup tecnológica). 

El arquitecto ovetense Key Kawamura construye su memoria más temprana con tres pilares esenciales que "son bastante representativos de mi personalidad. El primero es la guardería del Campo San Francisco en Oviedo (ahora convertida en biblioteca), donde forjé mi primera amistad, que aún mantengo. Era un lugar idílico. Si yo pudiera, haría que todas las guarderías estuvieran en medio de un parque, como aquella. El segundo, el período que viví con mis abuelos maternos en Kioto, acudiendo a una escuela espiritual llamada Ittoen. Más que un centro educativo aquello es un estilo de vida basado en el servicio a la comunidad y en la comunión con el cosmos. Se me hace difícil transcribir en palabras el impacto que esta experiencia tuvo sobre mí. Y el tercero es el día en el que, con 17 años, me mudé a Londres, abrí mi maleta en una habitación vacía y sentí, sin añoranza, que se cerraba mi infancia. Este sentimiento de empezar un nuevo capítulo se repitió luego varias veces".

Desde bien pequeño le fascinaba "dibujar mapas de ciudades y planos de estadios. De las ciudades lo que más me intrigaba ya entonces es la relación simbiótica que los humanos podemos y debemos tener con nuestro entorno natural, los ríos, el mar, las montañas y los valles… De los estadios, su capacidad de generar experiencias memorables tanto para los atletas como para los espectadores. Con esos inicios, el paso hacia la arquitectura fue natural. También influyó, y mucho, el hecho de que nuestra madre (Yayoi), historiadora del arte, aprovechara cada verano para organizar vacaciones ‘temáticas’. Durante toda nuestra infancia y adolescencia tuvimos el privilegio de descubrir las joyas de la arquitectura y el arte europeo. Entrar en las termas de Caracalla en Roma por primera vez, ascender a la cúpula de la catedral de San Pablo de Sir Christopher Wren o penetrar en la capilla de Ronchamp de Le Corbusier… son experiencias conmovedoras y que necesariamente dejaron un poso".

En su familia han tenido la suerte "de haber podido viajar desde pequeños. De entre todos los viajes de mi infancia quizá resaltaría la primera vez que fui a Estados Unidos, con 14 años. Me llamó mucho la atención lo liberador que puede ser el tener pocas ataduras históricas. Es más fácil innovar cuando uno no tiene la larga sombra de tradiciones centenarias. Pero también recuerdo haber visto a un hombre afroamericano saliendo de dentro de una papelera en Wall Street. Un ejemplo del abismo social que existe en un país que no cuenta con un contrato social".

Haber vivido en varios países, ciudades y contextos lingüísticos por decisión propia "es un privilegio. Desgraciadamente, la mayoría de las personas en el mundo que tienen que cambiar de residencia múltiples veces, lo hacen forzadas por circunstancias fuera de su control. Tengo mucho respeto y por eso no quisiera banalizar este tema. Hay lugares comunes, pero que no por ello son menos ciertos, como que el haber vivido en distintos lugares te da mayor perspectiva vital, una tolerancia más amplia hacia puntos de vista con los que uno no concuerda necesariamente y también mucha resiliencia, porque cada vez que uno llega a un nuevo lugar es como empezar de cero y eso requiere dosis enormes de energía y automotivación. Evidentemente, también hay un precio que uno paga, como el desarraigo o el riesgo de establecer vínculos superficiales por sentir que estás ‘de paso’; aunque creo que el mejor antídoto contra esto es tener curiosidad por lo desconocido y ganas de empaparte de lo mejor que cada lugar puede ofrecerte".

Admira "el espíritu emprendedor que tuvieron los indianos. Irse con lo puesto y volver habiendo generado prosperidad, no solo para sí mismo, sino también para el prójimo. Eso sí, yo no me sentiría muy cómodo construyéndome uno de esos palacios con palmeras. Quiero pensar que un rasgo muy asturiano es la generosidad desinteresada. Es algo que como padre, como amigo y como empresario intento practicar e inculcar. En nuestras empresas cedemos cada año una parte considerable de nuestra cosecha a personas y comunidades que no tienen las mismas oportunidades que nosotros. Estamos muy orgullosos de haber ayudado a construir un banco de cereales en Senegal, una escuela para niños huérfanos en Medio Oriente, haber sustentado la alimentación de cientos de niños en un barrio desfavorecido de Madrid o haber plantado decenas de miles de árboles en proyectos de reforestación".

Cualquier obstáculo, afirma, "es minúsculo al lado de los retos que mucha gente a la que admiro ha tenido que superar. Entre los 24 y los 34 años me mudé 5 veces de ciudad o país y cada vez a un lugar nuevo y de idioma distinto. Haciendo de la necesidad virtud, cada uno de estos nuevos comienzos es una ocasión para reinventarse en cierto modo. Es como tener cada vez la oportunidad de reflexionar y decidir quién quiero ser. Puede sonar extraño, pero hay algo de regenerativo y refrescante en estos retos".

A Asturias, fuera de España, "se la conoce poco, o menos de lo que se merece. Y a su vez, quizás este desconocimiento es lo que la mantiene tan auténtica y fascinante. Sería superficial reducir el potencial de Asturias a su capacidad de atraer turismo por su belleza natural y por su riqueza gastronómica y cultural. Pero usando el modelo de Suiza, que es donde vivo, creo que ese potencial de excelencia en la industria de la hospitalidad es enorme. Lo que a mí me interesa de verdad es cómo convertir una condición de periferia en una ventaja competitiva. Y creo que en este aspecto no se ha hecho más que rascar la superficie. El aislamiento, que durante siglos ha sido un handicap, es irónicamente una cualidad cada vez más apreciada en nuestra sociedad hiperconectada y que se puede explotar empresarialmente. No sé cómo lo verían hoy en día Campomanes y Jovellanos, que tanto lucharon contra este aislamiento".

A su vez, añade, "tenemos vestigios de una era industrial pasada que pueden ser los cimientos de una nueva era industrial 4.0. Por ejemplo, hace unos meses estuve indagando sobre el potencial que los pozos mineros clausurados pueden ofrecer a una tecnología emergente llamada batería de gravedad. Y es ahí donde animaría a que nos inspiremos de ese espíritu norteamericano del que hablaba antes: no interpretar nuestra historia como una limitación, sino como una oportunidad".

Cuando sales de tu zona de confort "entras en tu zona de crecimiento personal. Nadie aprendió nunca nada acomodándose. Pero, ojo, esto no significa necesariamente tener que salir de Asturias. He conocido iniciativas, algunas en el entorno rural, muy innovadoras que retan el statu quo, pero manteniendo las raíces, y eso es digno del mayor de los elogios". Ha tenido "grandes maestras y maestros a lo largo de mi vida. De mis estudios de arquitectura guardo mucho afecto por el difunto Mark Hayduk, quien me abrió los ojos hacia una dimensión más humanista y social de la creatividad. Un mentor con quien viví hace años me dio un gran consejo el día que me fui de su casa: Key, en la vida no intentes hacer ‘más’, sino ‘mejor’, y sobre todo intenta no hacer daño a nadie. Y mi padre también me ha enseñado la importancia de ser ‘moderadamente’ feliz. En el mundo desmesurado e hiperbólico en el que vivimos, buscar la moderación es todo un reto de proporciones sorprendentes".

¿El turismo masivo amenazaría el concepto de paraíso asturiano? "Cierra los ojos un momento, imagínate ‘el paraíso’. ¿Ves en él una muchedumbre o un grupo reducido de personas? Ahí tienes la respuesta".

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