Luanco, Illán GARCÍA

Luanco es fiel al Cristo del Socorro y a su fiesta. Y lo son los niños y los mayores que ayer no quisieron perderse la procesión primero cívica y después religiosa que llenó las calles de la villa marinera a lo largo de la mañana. La ocasión lo merecía. «Son les fiestes más grandes, incluso más que les del Carmen», comentaban entre el tumulto.

La jornada comenzó a primera hora. La banda de música de San Martín del Rey Aurelio inició a las diez y media su pasacalles animando la fiesta e invitando a los luanquinos a participar en la actividad más populosa del Socorro. A las once y media estaba todo listo para que la procesión cívica diera sus primeros pasos junto al IES de Luanco rumbo a la iglesia. Poco a poco, los vecinos se fueron sumando al tradicional comitiva en la que no faltaron los luanquinos con la indumentaria tradicional -con atuendo marinero blanco y azul y con un pañuelo al cuello- los ediles, miembros de la Guardia Civil, la Policía Local, el director general de Pesca, pescadores y jubilados. Y todos al ritmo de la banda de música y de la banda de gaitas Ciudad de Oviedo.

Los pequeños, también vestidos de marineros, fueron los encargados de llevar las ofrendas al Cristo del Socorro. Isabel Rodríguez y Andrea Fernández portaban una cesta con dos besugos; las hermanas Eva y Silvia Rodríguez, llevaban pan; Sara Díaz, una garrafa de vino, y Xila Solís, un pequeño cofre de mimbre con marañueles en su interior y como ofrenda particular al barco Maresco. El niño David Sal, también de blanco y azul, cerraba el grupo. Según explicaron miembros de la asociación cultural «Luanco, recuperación de tradiciones», los marineros protagonistas del «milagro» del Cristo del Socorro de aquel 5 de febrero de 1776 iban al besugo, de ahí que las niñas portaran ese pescado. La procesión religiosa comenzó en la iglesia y ese momento hizo presencia más marcada el viento nordeste. Con esta actividad y las charangas vespertinas se puso el broche al día grande de El Socorro. Hoy se celebra el día del pescador jubilado con comida de hermandad en Santolaya y misa por los fallecidos en la mar.