Rosa en el concejo donde perviven los vaqueros de alzada

ASTURIANOS EN LAS REGUERAS: Rosa Rodríguez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Rosa Rodríguez, cronista oficial de Las Regueras. Nacida y vecina de Parades, esta licenciada en Filología Española es cronista oficial del municipio y presidenta de la asociación La Piedriquina. Acaba de firmar la guía del concejo editada por el RIDEA

Desde un ventanal de su casa en Parades Rosa María Rodríguez Fernández, cronista oficial de Las Regueras, mira el pasado reciente, el presente y el futuro de su concejo y esto es lo que ve:

"Yo aquí en Parades, en la misma casa en la que estoy viviendo ahora, aunque estuve años viviendo fuera de Asturias, en Santander. Luego viví en Oviedo, pero nunca dejé de venir a Las Regueras. Nunca me desvinculé. Luego coincidió que habíamos arreglado la casa, porque fallecieron mis padres, y nos daba mucha pena dejarla sola. Así que en 2005 nos instalamos definitivamente aquí".

"Estudié Filología Española, pero no ejercí de eso. A partir del año 1994, me impliqué mucho con el asociacionismo, de tal manera que fui cofundadora de la Asociación La Piedriquina, la asociación cultural más veterana de Las Regueras. Lleva casi cerca de treinta años ya".

Ensidesa y las manzanas

"Nací en 1956 y, en los años sesenta, recuerdo que se trabajaban las tierras con herramientas muy arcaicas, con el arado tirado por vaques, con el llaviegu, que era casi prehistórico. Sobre todo es que había gente en las casas, por eso había mucho trabajo manual. Luego, los que podían, se buscaban la vida en núcleos industriales cercanos porque, además, como Las Regueras está muy cerca de Oviedo, Gijón, Avilés y Grado pues, hombre, era normal que se buscasen una ayuda, un sueldo fijo".

"Entonces se cosechaba mucho, aquí había más agricultura que ganadería. La mayor parte de las fincas estaban sembradas para patatas, para fabes... y bueno se vendían los excedentes. Ya desde casi los años treinta teníamos autobuses, Autos Llanera, que fue fundada por un vecino de aquí, de Parades, de casa Corredoria. Era una ayuda importante para ir a vender las cosas a Llanera o Grado. O los lunes al mercado de Avilés".

"Se vendía mucha fruta. Cerezas, manzanas, avellanas, nueces, castañas y, por supuesto, hortaliza. Pero llegó Ensidesa, que en línea recta nos quedaba muy cerca, y empezó a caer ese polvillo blanco y empezaron a dañarse los árboles. Aquí y en una parte de Llanera, dependiendo de cómo soplase el aire. Recuerdo que, en mi infancia, cuando todavía no teníamos televisión, en las noches de verano así muy calurosas, nos sentábamos aquí en el huerto, donde había unos manzanos. Era de noche y a lo mejor estaba la luna clara y caían las manzanas porque era San Juan, eran tempranas, y podías coger una y comerla sin problema de que te entrase ningún gusano. Estaba impecable. A finales de los años setenta eso ya desapareció".

"En Soto, una de las seis parroquias de Las Regueras, plantaban tierras enteras de fresa asturiana. Pero llegó el fresón de Huelva y no pudieron competir con ello. Porque, además, la fresa asturiana siempre se estropeaba muy rápido. Había que cosecharla al día anterior por la tarde para venderla al día siguiente".

De casi todo, de casi nada

"El concejo era muy autosuficiente. Había de casi todo y podemos también que de casi nada. Había dos o tres tiendas por parroquia; había salones de baile, boleras, barberos, peluqueras, carpinteros, albañiles, canteros, capadores y sanadores, teníamos los vaqueros alzada, molineros o ferreros para los animales, modistas, mecánicos, zapateros, maestros, médicos y el mejor fabricante de gaites, Antón de Cogollo. Todo eso pasó a mejor vida con el tiempo. Ahora mismo queda una tienda en el concejo, en Santullano. Carpinteros pues alguno hay pero se están jubilando y no hay repuesto. Albañiles todavía quedan... Los molinos hay dos que todavía te muelen si se les va a pedir, pero un poco por hacerte un favor, si un día que te apetece hacer unos tortos".

La era lechera

"En los años setenta empezaron a surgir las compañías lecheras, que recogían la leche a domicilio. Los ganaderos aumentaron la cabaña ganadera, ya tenían un sueldo fijo. Ya no cultivaban tanto porque necesitaba las fincas para pastos y para hierba para el invierno. Eso sí que fue un cambio importante. Fue a partir de que empezó a venderse la leche a estos recogedores. Antes tenían de cuatro a seis vacas y esa leche que sobraba se le daba las lecheras que iban a venderla a Trubia fundamentalmente. Central Lechera Asturiana tuvo aquí un papel importante, hubo muchísimos socios del concejo".

"También llegaron las mejoras que tenían que haber llegado mucho antes. Por ejemplo, los labradores no tuvieron seguridad social hasta mediados de los setenta. Nosotros íbamos al médico, pero pagábamos. Era el mismo médico que atendía a los que trabajaban en la Fábrica de Armas de Trubia. Yo recuerdo que en mi casa fue en el año 1965. Y luego la traída de aguas, que nos llegó dependiendo del pueblo, entre los años sesenta y nueve y setenta. Eso fue también un hándicap importante. El teléfono llegó en los años ochenta. Antes había un locutorio".

Adiós a la escuela

"A partir de los años setenta y ochenta fue bajando la natalidad. La llegada de Ensidesa, a donde se fue mucha gente a trabajar, y a otras empresas, también se notó. Los propios padres fomentaban que fueras a estudiar, a formarte, para no tener una vida tan esclava como ellos habían tenido. En los setenta empezaron a cerrar las escuelas. Antes las había en todas las parroquias y en algunas parroquias más de una. Entonces se fueron aquellos niños que íbamos a las escuelas del pueblo a donde no solo íbamos a aprender sino que, en el camino, hablábamos, interaccionábamos con los vecinos y teníamos una sensación de identidad, de ser de algo, de ser de ese pueblo. Después cuando ya iban, primeramente, a Posada de Llanera al colegio público y más tarde al colegio público de Santullano sus amigos eran ya de otros sitios. Se perdió un poco, es mi opinión, esa pertenencia al pueblo, de sentir el pueblo como tuyo. Los niños ahora van a clase, pero luego van a multitud de actividades y realmente en su pueblo hacen pocas cosas. Creo que el cierre de las escuelas fue un poco el principio del despoblamiento".

Regueranos asociados

"En los años ochenta y noventa surgieron varias asociaciones en el concejo, realmente muchas. La más veterana es La Piedriquina, la que yo presido. Tenemos actividades culturales y publicaciones de referencia en el concejo. Elegimos a los regueranos del año. Hacemos una seronda cultural con rutas guiadas por distintas zonas de Las Regueras. Realmente tiene bastante éxito".

"Luego está la asociación de mujeresy la de mayores. Y también está, con fuerza, la asociación para la recuperación de la castaña valduna. Están haciendo una labor de difusión, de charlas, de jornadas gastronómicas, de formación, de tratamientos, que merece todo nuestro aplauso. Por el momento no hay nadie que haga, por ejemplo, harina de castaña o marrón glacé, pero todo llegará. De momento se está repoblando. Hay otra asociación muy interesante, que es la asociación para la tecuperación del patrimonio militar de los restos de la Guerra Civil, que dirige Vicente Suárez. Hace rutas guiada las que acude muchísima gente".

Camino de Torrestío

"Y luego está la maravilla de las maravillas que es la asociación de la ruta de alzada de los vaqueros a Torrestío. Es una cosa que es de aplaudir totalmente. La idea la tuvo María Teresa Rodríguez, de La Braña. Claro que todavía tenemos vaqueros. Hay gente en Parades que lleva el ganado a Torrestío, no es una cosa que haya pasado a la historia. Y está, por ejemplo, Lucía Velasco, una ganadera que ha recibido muchos premios. En la primavera se va a Perlunes (Somiedo) y vuelve cuando empiezan a caer las primeras nieves".

"Otra cosa interesante del concejo es que la recuperación de la oveya xalda surgió aquí en La Braña, con Antón Sevilla, que fue el que creó la asociación. Y tenemos una artesana textil, Paz González Mesa, que dejó su trabajo para dedicarse a esto y que hace virguerías en su telar con la lana de oveya xalda. También se recuperó el cultivo de la escanda. Tenemos a José Vega, de Pereda, uno de los creadores de la asociación de la recuperación de la escanda, que lo cultiva y lo transforma. Hace un pan muy rico. Y tenemos más cosas. La quesería La Zana, que hacen con leche de Las Regueras un queso diferente que no es el afuegal pitu que se hacía aquí pero que tiene muchísimos premios internacionales. También tenemos una pareja joven que tiene apicultura, cosecha miel y la vende. Y tiene algo muy novedosp: el cliente puede apadrinar una colmena. Por ese precio les dan una cantidad de miel y pueden venir a visitarla y conocerla en vivo.Y por último, a finales del siglo XX, llegó el turismo rural. La primera casada aldea, casa Corredoria, se montó en Parades. Actualmente hay cerca de una docena más, aparte del albergue municipal del Camino de Santiago que y una pensión también para los peregrinos.

Los nuevos residentes

"Hasta que llegó las crisis de 2008 se construyó bastante, sobre todo en la parroquia de Balsera, pero eso no llegó para aumentar el censo. Los que vinieron, lo utilizan como ciudad dormitorio, la inmensa mayoría. Viven en una zona rural pero igual que viven en un piso. No hacen vida fuera de la casa y no se implican en las cosas del pueblo, no hacen pueblo. Esa vecindad –que sabes que te caíste por las escaleras y llamas y vienen a ayudarte– ya está en peligro de extinción".

"A mí me gustaría que tampoco fuese esto una ciudad residencial, lo ideal sería que se fuese conservando el carácter rural porque, además, si no hay de nadie que viva del campo ¿quién cuidará del ecosistema? Porque si un prado da hierba es porque lo siegan y lo limpian. Hay un ciclo de actos que contribuye a mejorar el ecosistema. Si no, al final se da todo maleza y todo bosque".

"Lo que mejor que tenemos es que todavía somos muy rurales. El paisaje está virgen, quitando alguna cantera desastrosa. Aunque también sobran eucaliptos, habría que intentar recuperar más el bosques autóctonos. Una de las mejoras que me gustaría descatar en el concejo son los servicios sociales a domicilio, que no todos los municipios lo tienen, y eso favorece mucho la vida a la gente mayor. Y el colegio, un centro público que aumentó la matrícula. Es un colegio muy reconocido, tuvo varios premios por su novedoso método de enseñanza. Viene gente de Santa María de Grado, de Llanera... Prácticamente no utilizan libros, trabajan por proyectos. Eso también atrae mucho a la gente a venir aquí. Lo que echo en falta es un centro polivalente para reuniones. Tenemos una casa de cultura y centros sociales pero son muy escasos porque, como mucho, pueden entrar 40 o 50 personas. Necesitaríamos un centro polivalente para reunirnos para algunas actividades que realmente requieran de más gente".

Rosa Rodríguez, en su casa de Parades, en Las Regueras.

Rosa Rodríguez, en su casa de Parades, en Las Regueras. / Julián Rus

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Rosa Rodríguez habla sobre uno de los grandes recursos que tiene Las Regueras: " La de asociación de Amigos de la Villa Romana de San Martín de La Estaca, que 2019, con un crowdfunding y en un tiempo récord en menos de un mes, recaudó veinte mil euros que permitieron excavar y descubrir el segundo mosaico (11 metros de largo por 3,6 metros de ancho). Todos los años estamos intentando conseguir fondos, tendríamos que tenerlos de otros sitios, claro, y tenemos alguno, pero no llegan para ello. Tanto ahí como en la villa romana de Valduno habría que intentar que siguiesen esas excavaciones. Podríamos enlazar incluso con el yacimiento de Lucus Asturum (se está excavando en Lugo de Llanera el enclave citado en el siglo II por Claudio Ptolomeo) y crear una ruta cultural de alto nivel. Eso daría muchísima vida al concejo".

"La villa romana de La Estaca tiene un potencial realmente espectacular. A ver cómo nos va este año. Porque estamos todos los años angustiados, a ver si tenemos dinero para pagar la campaña de excavaciones. Ahora con la declaración de Bien de Interés Cultural esperemos que se note el apoyo".