Violencia vicaria, el daño extremo que ejerce el hombre sobre la mujer que considera de "su propiedad"

La psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro acuñó el término que se ha generalizado en los últimos tiempos

Sonia Vaccaro.

Sonia Vaccaro. / Lne

M. I. S.

Todos los días hombres que durante el matrimonio no se preocuparon ni interesaron por sus hijos, en el momento del divorcio, solicitan la custodia compartida, un régimen de visitas amplio y algunos solicitan la custodia plena, sólo por su afán de continuar en contacto con la mujer y continuar el maltrato, ahora a través de los hijos y las hijas. A este fenómeno, lo he denominado “violencia vicaria”: aquella violencia que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer.

Es una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. Es a la mujer a la que se quiere dañar y el daño se hace a través de terceros, por interpósita persona. El maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es el daño extremo". Lo dice Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y forense especialista en violencia contra las mujeres, que fue Premio Menina de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género este año en la categoría Investigación para la transformación social y contra la violencia de género. Ella fue quien acuñó la terminología “violencia vicaria”, que se ha generalizado en los últimos tiempos.

¿Qué es la Violencia Vicaria?

Las mujeres continúan siendo asesinadas a manos de hombres violentos que no aceptan ser dejados o contrariados en su afán de control y sometimiento. En el sistema patriarcal, la violencia contra las mujeres también se traslada a todo aquello hacia lo que la mujer está apegada o siente cariño.  El hombre expresa su odio dañando a las mascotas, dañando lo más preciado que tiene la mujer sobre la que ejerce violencia: daña su imagen desfigurando su rostro con ácido o la desprestigia, amenaza con dañar o matar a sus padres o familiares, rompe sus objetos preciados e incluso quema su ropa.

Judicialmente, ese individuo sabe que no tiene derechos sobre pareja, pero sí sabe que conserva poder y derechos sobre los hijos a los que transforma en objetos para continuar el maltrato y la violencia. Sabe que esa mujer será capaz de callar, tolerar, ceder y seguir aguantando muchas cosas sólo por sus hijos e hijas. Sabe que la amenaza más efectiva (que siempre está presente en todos los casos de maltrato en la pareja) es: te quitaré a los/as niños/as!…entonces ella no se divorciará, no denunciará, no pedirá la mitad de los bienes y hasta entregará su parte del patrimonio con tal que él le deje ejercer la custodia y el cuidado de sus hijas/os , tal como indica la especialista.

Estos hombres violentos, frente a los obstáculos que las leyes y la justicia ponen a su afán de ejercer la violencia sobre la que consideran “su” propiedad privada, han encontrado el modo de continuar ejerciendo violencia y maltrato a través de la parte más vulnerable. Hombres que durante el matrimonio no se preocuparon ni interesaron por sus hijos, al momento del divorcio, solicitan la custodia compartida, un régimen de visitas amplio y algunos solicitan la custodia plena, sólo por su afán de continuar en contacto con la mujer y continuar el maltrato, ahora a través de los hijos y las hijas. Ese es el fenómeno al que Sonia Vaccaro denomina violencia vicaria, la que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer. Es una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. Es a la mujer a la que se quiere dañar y el daño se hace a través de terceros, por interpósita persona. El maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos/hijas, es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es el daño extremo.

El mayor daño imaginable

¿Qué factores hacen desplazar la violencia a los hijos y las hijas? ¿Qué mecanismo opera en un individuo que asesina a sus hijas/os? El principal factor que opera en primera instancia es sin dudas que pueda convertir a sus hijos/as en objetos, en instrumentos para infligir daño a quien considera la diana en su objetivo: la mujer. Que pueda asesinarles y dañarles, es la prueba irrefutable que para ese individuo, esos no son sus hijas/os y no les considera personas, por el contrario,  ellos/as son un objeto más para manipular, controlar y continuar maltratando e hiriendo a esa mujer. Él sabe que los hijos son lo más importante que tiene ella y al dañarles, el hombre violento se asegura que esa mujer no se recupere jamás. En España 840.000 hijos e hijas de mujeres maltratadas sufren cada año las consecuencias de la violencia de género al vivir en el mismo hogar donde se produce.540.000 padecen la violencia de forma directa (el 6,2% de los niños de España).

Rechazo a la violencia contra la mujer.

Rechazo a la violencia contra la mujer. / Lne

Niños asesinados

De acuerdo al registro anual que realiza la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, muchos de los hijos e hijas perdieron la vida junto a sus madres durante un episodio múltiple de violencia de género. Pero ese modus operandi no fue mayoritario. Más de la mitad (23) de los 44 menores muertos en la última década por violencia de género no fue asesinado en presencia de la madre, sino durante el régimen de visitas o en el periodo de la custodia compartida correspondiente al hombre. Y en tres casos los niños fueron asesinados con la madre presente, pero sin que ella fuera agredida físicamente. Muchos de estos asesinos, avisaron previamente a la mujer lo que harían, generando impotencia y desesperación.

Frente a estos hechos, nos encontramos con una realidad judicial que nos dice que el 80% de las víctimas de violencia de género no denuncia. Las mujeres creen que al divorciarse se acabará la violencia y al poner distancia con el maltratador, se pondrán “a salvo”. En la relación con un hombre violento, el divorcio, si existen hijas/os menores de edad, da comienzo al calvario para una mujer, ya que él estará dispuesto a utilizar todos los instrumentos a su alcance para continuar maltratándola, y esos “instrumentos” incluyen de forma prevalente a los hijos y a las hijas.

El final de una violencia previa sobre la madre

En la gran mayoría de los casos analizados durante la última década, la violencia vicaria sobre los hijos con resultado de muerte, fue el final de una violencia previa sobre la madre, episodios que arrastraban una larga historia previa de maltrato. Según datos del Consejo General del Poder Judicial en España, sólo el 3,1% de los casos de violencia de género en España terminan con la suspensión del régimen de visitas a los padres que han maltratado a sus mujeres; y apenas en un 5,2% los jueces dictan la retirada de la guarda y custodia a los agresores como medida cautelar de protección de los menores.

"A mi entender, creo que es hora de revisar la hermenéutica de las leyes, su interpretación y su tratamiento a la luz de pensamientos con visión y perspectiva de género. Es hora de comprender que un ser violento, que maltrata a su pareja, que es capaz de ensañarse con seres vulnerables que él considera de su propiedad, no dejará su violencia de forma espontánea", asegura Sonia Vaccaro.

El interés superior del menor, como indica la Convención sobre los Derechos del Niño debe prevalecer ante el ‘in dubio pro reo’. O sea, en todo fallo judicial, ante la duda, se tendría que favorecer a los menores no al padre sobre el que hay indicios de desatención o violencia.

Promover la igualdad de oportunidades

El Instituto Asturiano de la Mujer que dirige Nuria Varela, dispone de servicios especializados en igualdad de oportunidades que dan cobertura a toda la región. Los Centros Asesores de la Mujer prestan información y asesoramiento jurídico gratuito a todas las mujeres residentes en el Principado de Asturias. Asimismo prestan asesoramiento jurídico de forma específica a las víctimas de violencia de género, actuando como responsables del caso y realizando un seguimiento de las medidas puestas en marcha por la Administración para el apoyo, acogida y recuperación integral de las víctimas. Se coordinan con el resto de organismos que intervienen en la atención: Turno de Oficio de Violencia de Género, Servicio Público de Empleo, Servicio Público de Salud, Servicios Sociales y Red Regional de Casas de Acogida.

El Pacto Social contra la Violencia sobre las Mujeres suscrito en Asturias por instituciones, partidos y colectivos, cuenta con la adhesión del Gobierno regional, que aplica 150 medidas para mejorar la prevención y la atención a las víctimas. El Principado fue la primera comunidad en alcanzar un acuerdo que incluye a grupos políticos, asociaciones, instituciones y organismos implicados en la erradicación de esta lacra. Además, el Ejecutivo impulsa campañas dirigidas a la juventud en redes sociales y el uso de aplicaciones de móvil para detectar las primeras señales de maltrato.