me quedo en el pueblo

Volver a empezar en Porrúa

Cristina Férnandez, de padres y abuelos asturianos y nacida en Caracas, diseña joyas en el pueblo llanisco donde se trasladó a vivir hace año y medio junto a su marido y sus dos hijos

Cristina Fernández, en su casa, con parte de sus creaciones. | A. Paredes

Cristina Fernández, en su casa, con parte de sus creaciones. | A. Paredes / Ana Paz Paredes

Cristina Fernández Fernández tiene el corazón dividido entre las que considera sus dos tierras: Venezuela y Asturias. Hija y nieta de asturianos que emigraron al país americano, se instaló definitivamente con su marido y sus dos hijos en el pueblo de Porrúa hace un año y medio. "Mi madre es de Tapia y mi padre de Navia. Emigraron a Venezuela y allí enseguida entraron a formar parte del Centro Asturiano de Caracas. Allí eran todos porruanos; por eso mis amigos de la infancia, como sus familias, son casi todos de aquí", explica esta joven diseñadora de joyas quien, antes de instalarse definitivamente en Asturias, vivió unos años en Madrid, donde ahora residen sus padres junto a su hermana mayor.

Cristina Fernández, delante de su banco de trabajo en su casa de Porrúa.

Cristina Fernández, delante de su banco de trabajo en su casa de Porrúa. / Ana Paz Paredes

"Soy diplomada en Turismo y también hice diseño gráfico. Volví a Venezuela cuatro años y en ese tiempo estudié joyería, que siempre me había gustado. Empecé a hacer algunas piezas y gustaron mucho, entonces me animé a continuar porque además disfruto mucho con lo que hago. Regresé a Madrid y allí seguí formándome en joyería en el Gremio de Joyeros", recuerda una mujer para quien, como tantas personas, lo vivido en la pandemia le hizo tomar la decisión de iniciar una nueva vida junto a su marido en Asturias, lejos de la gran ciudad.

"Es cierto que vivir en Madrid genera muchas oportunidades pero, en esa misma proporción, está el número de personas que optan a ellas. Luego, lo vivido en la pandemia con los niños pequeños, en un piso sin poder salir, fue tremendo", explica la diseñadora, que estuvo a punto de volver a Venezuela hasta que una compatriota, residente en Porrúa, la animó a buscar una casa para vivir en el pueblo.

Algunos de los trabajos de su colección.

Algunos de los trabajos de su colección. / Ana Paz Paredes

"No fue nada fácil, yo ya elaboraba mis joyas; pero claro, lo que ganas es una ayuda pero no es un sueldo. Mi marido estaba también sin trabajo en fin. Ella me animó mucho, dijo que me viniera y probáramos a ver cómo nos iba, y nos vinimos tras encontrar una casa. Lo cierto es que en poco tiempo mi marido encontró también un trabajo y la verdad es que estamos encantados de vivir aquí donde, además, nos han recibido muy bien", afirma Cristina Fernández, que, al tiempo, recuerda que sus hijos están muy integrados en Porrúa. "Enseguida se hicieron al pueblo, no hay forma de que vuelvan a Madrid", explica ella con una sonrisa.

Cristina Fernández, que firma su trabajo como Lalita Estudio, muestra uno de sus trabajos.

Cristina Fernández, que firma su trabajo como Lalita Estudio, muestra uno de sus trabajos. / Ana Paz Paredes

Su trabajo, muy presente en las redes sociales, lo firma con el nombre de Lalita Estudio. Es un homenaje a su madre, Adelaida, a quien todo el mundo llama Lala. Trabaja materiales reciclados, sobre todo plata, como ella misma explica: "Trabajo plata reciclada de la industria y también latón, en este último caso acelero el proceso de oxidación. Tengo varias colecciones, pero a la que más cariño tengo es a la que llamo ‘Tesoros del mar’. También tengo la colección ‘Porruano’ y ‘Pátinas’. Este año, además, para Navidad he sacado unas velas de cera de soja con esencias de aceites naturales que llevan dentro una joya de plata. La gente puede escoger la joya que quiere meter dentro, y encargarlo para regalo", señala al tiempo que muestra sus pendientes, collares, anillos y pulseras de cada colección. También hace piezas por encargo a gusto de quien se las solicita.

La diseñadora, con una parte de sus colecciones creadas en Porrúa, donde vive.

La diseñadora, con una parte de sus colecciones creadas en Porrúa, donde vive. / Ana Paz Paredes

Ella, que afirma que cuando se instalaron definitivamente en Porrúa "fue como volver a empezar" y que trabaja desde casa porque es la única forma de conciliar, espera ser conocida pronto por su obra en la zona en la que vive, además de en redes sociales, donde ya lo es. No tiene tiempo para nada.

Dos de las piezas dedicadas a Porrúa.

Dos de las piezas dedicadas a Porrúa. / Ana Paz Paredes

"En el pueblo siempre hay mucho trabajo, el tiempo pasa muy rápido", dice Cristina Fernández, quien añade: "Nuestro cambio de vida ha sido positivo al cien por cien. Estamos felices aquí. Es cierto que, para ciertas cosas, necesitas el coche, pero también es verdad que con un clic en el ordenador, tienes al ‘señor Amazon’ llamando a la puerta de tu casa".

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