Agresiones en el HUCA: "Lo das todo por cuidar y te arriesgas a una bofetada"

Una enfermera describe su desazón tras ser atacada por la hija de un paciente: "Estamos en riesgo continuo y eso afecta a nivel psicológico"

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

Una enfermera fue atacada esta semana en el HUCA por la hija de un paciente que acababa de fallecer. La trabajadora sanitaria se encontraba en el control cuando la mujer, que acababa de conocer la muerte de su padre, llegó y comenzó a insultarla a ella y otra compañera. En un momento dado, la mujer, fuera de sí, entró en el control y levantó la mano para golpear a la enfermera. "Me eché para atrás y le exigí que no me tocase y en ese momento se detuvo", explica la enfermera. Todo este incidente le ha causado a la trabajadora un gran malestar y una gran desazón. "Lo das todo por cuidar y te arriesgas a una bofetada", se lamenta. "Estamos en riesgo continuo de que nos agredan y eso afecta a nivel psicológico", confiesa.

Las mujeres sufren cuatro de cada cinco agresiones a médicos y sanitarios

Lo ocurrido es tanto más descorazonador cuanto que la enfermera se había esmerado especialmente en el cuidado del padre de la atacante. "Por la noche le ofrecí todo lo que pude para que estuviese bien y tranquilo. El paciente estaba en fase terminal. Incluso le realicé un electrocardiograma sin solicitarlo previamente a mi superior", relata la enfermera. "Cuando ya pasó todo, el médico informó de la muerte. En vez de agradecerme los cuidados que le di a su padre, reacciona de una forma desproporcionadamente violenta y me amenaza con una bofetada", añade.

"No puede ser que el personal que se dedica a los cuidados reciba este trato. Durante la pandemia arriesgamos la vida por atender a los enfermos. Lo dejas todo fuera y solo piensas en dar lo mejor de ti, porque esta profesión lo exige. No me extraña que haya trabajadores quemados ya con treinta años, y que con cincuenta ya no den lo mejor de ellos mismos", continúa. Dice conocer a otros compañeros que han sido agredidos. En su caso es la primera vez que se enfrenta a una situación tan violenta. "Esto me ha dejado descolocada, tocada", confiesa.

Lo cierto es que las agresiones al personal sanitario no han dejado de crecer en los último tres años. A nivel nacional, si en 2020, el primer año de la pandemia, se registraron 197 denuncias, en 2021 subieron a 225, un 14 por ciento más. Y en 2022 volvieron a crecer, hasta 241, un 7 por ciento más. Claro que estas cifras, con ser altas e inasumibles, siguen por debajo de las denuncias presentadas en 2019, que alcanzaron la friolera de 294.

"No me extraña que haya trabajadores quemados con 30 años", dice la enfermera

En Asturias, también han crecido esas denuncias. En 2020 hubo ocho denuncias a médicos y demás personal sanitario. En 2021 se presentaron diez denuncias, dos más, que se elevaron a catorce en 2022, un 40 por ciento más.

Un 78 por ciento de las denuncias, esto es, once, fueron por agresiones a mujeres. Por grupos de edad, dos de las agresiones fueron a personal sanitario con edades comprendidas entre los 36 y 45 años, cinco a de entre 46 y 55 años y siete a trabajadores sanitarios de entre 56 y 65 años.

La Atención Primaria, tanto en consulta como en urgencias, fue el ámbito de trabajo en el que se produjo el mayor número de agresiones, ocho en total (57 por ciento). El resto fueron en el ámbito hospitalario. En cuanto al agresor, según el sexo, en el 50 por ciento de los casos se trató de una mujer y, según la edad, tres tenían menos de 40 años, seis entre los 40 y 60 años y 3 de más de 60 años. En relación con el tipo de actividad donde se produce, una corresponde a pacientes programados, cuatro a pacientes no programados, y la mayor proporción al acompañante, con nueve casos.

El argumento más frecuente que motiva la agresión es la discrepancia con la atención médica recibida (9), seguido de las quejas por no recetar lo propuesto por el paciente e incidencias con las nuevas tecnologías, (3 casos en ambas). Finalmente, también se consideraron motivos de agresión el retraso en ser atendido, discrepancias personales y mal funcionamiento del centro.

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