Entrevista | José Luis Álvarez Almeida Presidente de la patronal del turismo y la hostelería Otea

"No queremos más turistas en julio y agosto, para que Asturias sea rentable hay que desestacionalizar"

"Las estaciones de Oviedo y Gijón no están preparadas para el AVE, alguien tiene que hacer los deberes" | "Pasar a depender de Gimena Llamedo, que conoce el sector de pe a pa, es un avance enorme"

José Luis Álvarez Almeida. | MARCOS LEÓN

José Luis Álvarez Almeida. | MARCOS LEÓN / Ramón Díaz

Ramón Díaz

Ramón Díaz

José Luis Álvarez Almeida preside Hostelería y Turismo (Otea) desde noviembre de 2016. La patronal turística asturiana celebró entonces sus primeras elecciones, tras la fusión en 2015 de Hostelería de Asturias, que él mismo presidía desde 2009, Hostelería de Gijón y Unión Hotelera. Posteriormente se unirían Campings de Asturias y el sector del turismo rural. El hostelero ovetense, que regenta Casa Amparo, en Oviedo, es vocal de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) y vicepresidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España.

–¿Ya ha superado el sector turístico el socavón que provocó la pandemia?

–El sector está bien. Es un sector de futuro, maduro, pero con problemas estructurales en cuanto al empleo y al cambio de modelo turístico que se produjo tras la pandemia. Hay empresas que están sufriendo aún la postpandemia, como demuestra que se hayan perdido 300 autónomos en el sector de la hostelería en 2022, hasta quedar en los actuales 8.600.

–¿Cómo es el cambio de modelo turístico del que habla?

–El turismo nacional pivotaba sobre la oferta de sol y playa. Durante la pandemia Asturias y el resto del norte de España se pusieron de moda. Mucha gente se acercó a Asturias buscando un turismo de calidad, de cambio climático, respetuoso con el medio ambiente. Hay un cambio del turista que venía antes de la pandemia al que viene ahora, pero también en el modelo de los alojamientos.

Tenemos que hacer que Asturias sea ‘molona’; en el Sur la legislación permite hacer casi de todo y aquí todo es imposible

–¿A qué se refiere?

–El turismo no es la gente que está en la calle, sino las pernoctaciones. Es cierto que están subiendo, pero ya el año pasado el turismo rural sufrió una bajada, porque durante la pandemia había subido mucho, pero también por la competencia de las viviendas de uso turístico, que este año siguen creciendo desorbitadamente, sin control y que son uno de los handicap que tenemos en España y en Asturias.

–¿No apoya el liberalismo?

–Sí. Apoyo todo lo que sea crecimiento económico y empresas turísticas. Pero en Asturias para tener un hotel, una pensión, un bar, una sidrería, un camping… o eres autónomo o tienes que dirigir un negocio con asalariados. En una vivienda de uso turístico no hay que cumplir ninguno de esos dos requisitos. Un jubilado, un ganadero, un albañil o un periodista pueden gestionar una, cinco o veinticinco viviendas de uso turístico y no cotizan ni a la Seguridad Social ni a Autónomos.

–¿Competencia desleal?

–No la llamaría desleal, puesto que son establecimientos legales, pero no jugamos todos con las mismas reglas. Cuando un gobierno promociona una zona, el dinero viene de las empresas y autónomos que cotizamos, pero hay una parte que no contribuye. En Llanes y en Gijón hay más viviendas de uso turístico legales que plazas hoteleras. Y creemos que hay muchas más ilegales que no están controladas. Este año parece que tenemos menos turistas en los alojamientos de hoteles, hostales, pensiones y campings, y la previsión que teníamos en mayo, de un verano casi perfecto, se ralentizó; en parte, es verdad, por las elecciones generales.

–Pero parece que en Asturias hay más gente que el año pasado…

–En las calles parece que sí, pero en en los restaurantes y los alojamientos no se nota tanto. Al final del verano los datos de ocupación creo que serán parecidos a los del año pasado, pero preveíamos el mismo lleno con una facturación mayor por la subida precios, y ahora mismo la gente del sector se está replanteando bajar tarifas. Las expectativas eran otras.

–¿Ese calificativo de "refugio climático" que se otorga a Asturias es positivo?

–Totalmente positivo. Antes, la gente venía a Asturias por la gastronomía y el paisaje; hoy en día, aquello que era un problema, el clima, es una oportunidad. Lo que antes nos restaba, ahora nos ayuda. Tenemos que aprovecharlo. La mejor campaña que se podría hacer ahora mismo sería decir que Asturias tiene el mejor aire acondicionado de España. Natural, sostenible, sin costes… perfecto.

–¿Qué necesidades tiene el sector que deben abordarse en esta legislatura?

–Todos los partidos conocen nuestras necesidades, porque Otea se las transmitió antes de las elecciones. Me toca agradecer al presidente Adrián Barbón que haya atendido nuestra demanda de no depender de Cultura. Dependeremos de la Vicepresidenta (Gimena Llamedo) y eso es un acierto total.

Los lagos de Covadonga piden cosas nuevas, un tren cremallera, un teleférico...

–¿Por qué?

–Pues no por capricho, sino porque este sector es muy transversal. Dependemos de Cultura por las terrazas en los cascos antiguos, de Sanidad por las inspecciones, de Costas por las carpas en el litoral, de Medio Ambiente por la ley del ruido, de Interior por la ley de espectáculos públicos, de Transportes por el plan de acceso a los Lagos, de Educación por los cursos, de Empleo, de Formación… Cuando en las anteriores legislaturas íbamos a una consejería con un problema nos escuchaban, pero estábamos solos. Nuestra viceconsejería estaba centrada en la promoción, en vender, y hay que reconocer que vendió muy bien. Pasar a depender de Gimena Llamedo, que conoce Asturias, que conoce el sector de pe a pa, que conoce el asociacionismo y con la que tengo un diálogo permanente, es un avance enorme. Fue una de las personas que más nos ayudó y que más pendiente estuvo del sector durante la pandemia.

–¿Qué le parece la designación de Lara Martínez como viceconsejera de Turismo?

–Hizo una buena labor al frente de Divertia en el Ayuntamiento de Gijón Conoce la estructura y la transversalidad del turismo, conoce el asociacionismo, tuvo responsabilidades en el manejo de presupuestos y en la coordinación de eventos, conoce los problemas de Asturias porque estuvo en la ejecutiva de la FSA… así que a priori es una buena elección, resaltando que lo que más nos gusta de todo es que depende de la Vicepresidencia. Tiene retos importantes que debe afrontar lo antes posible, como las viviendas de uso turístico, una problemática que conoce de primera mano, porque se hizo un estudio en Gijón. También habrá que compatibilizar el sector con esa "Asturias musical" que se está creando con los festivales y cuyo objetivo ha de ser aumentar las pernoctaciones.

–¿Qué más retos tiene por delante el sector?

–Tenemos que hacer que Asturias sea "molona". Llevamos muchos años protegiendo nuestras costas y nuestras playas, y queremos seguir haciéndolo, pero si vamos al Sur encontramos discotecas al aire libre, chiringuitos que preparan pescado espetándolo en la playa… mientras que en Asturias parece que todo eso es imposible. Es como si estuviéramos en dos países diferentes: su legislación les permite hacer casi de todo y la nuestra no permite nada. Es necesaria una reflexión sobre la Asturias que queremos.

–¿Qué significa eso de Asturias "molona"?

–No estoy hablando del desmadre permanente, pero tenemos grandes iconos del ocio, Boombastic, Metrópoli, el Xiringüelu, Las Piraguas… Tenemos que hacerlos convivir con nuestro sector, que quiere mantener empleo de calidad todo el año. Porque los festivales y las fiestas están muy bien, pero ¿quién viene en octubre? Vemos bien que en las fiestas se permitan la música al aire libre y terrazas hasta las cuatro de la madrugada, pero no que el bar de enfrente esté obligado a levantar su terraza a la una. O que en Boombastic y Metrópoli haya música al aire libre hasta las tantas y que los locales de ocio nocturno no puedan tener música en el interior. Queremos competir en igualdad de condiciones, tener las mismas oportunidades que los demás. Todo ello consensuándolo con los vecinos y combinando el derecho al descanso con esa Asturias "molona" que hay que hacer.

–¿Más retos?

–El del empleo y la formación. Este sector contrata a 35.000 personas todos los años. Tiene que haber un plan de formación específico. Hay que darle una vuelta al Sepepa, hacerlo atractivo y dar trabajo a quienes lo están buscando. Tiene que estar cerca de la empresa. Habrá que hacer cursos de formación más atractivos, más exigentes, obligatorios para demandantes de empleo, tendrá que haber un control sobre las ofertas de trabajo y quién se presenta… Hay que ayudar a los parados, pero cambiando el modelo.

–¿Por qué hay problemas para conseguir personal en verano si hay 12.000 demandantes de empleo en el sector? Hay quien se queja de las condiciones laborales.

–El sector lleva muchos años realizando ajustes y, aunque todavía tiene deberes pendientes, ha cambiado. Ahora es un sector de empresarios, de empresas que facturan millones y que tienen cientos de trabajadores. La ley está para cumplirse; donde haya excesos, hay que corregirlos, y si no se corrigen, denunciarlos. Pero normalmente empresarios y trabajadores pactan las condiciones laborales. Esas críticas sobre malas condiciones laborales en el sector son más bien fábulas, una rémora del pasado.

–Se están empezando a dar pasos para lograr la unidad empresarial.

–La unidad empresarial no solo es posible, es necesaria, importantísima. Otea es un ejemplo, pues en 2015 protagonizamos una de las grandes fusiones del sector, al unirse tres asociaciones muy potentes. Se logró con esfuerzo, cariño, lealtad y mucho trabajo. La unidad empresarial se puede lograr con altura de miras, apartando egos y pensando que tenemos que estar todos unidos. Barbón dice que esta legislatura tiene que ser reformista. En el sector turístico también debe serlo. Tenemos muchos debates sobre recursos turísticos pendientes. Que va a pasar con los Lagos, con el Sella, con las viviendas de uso turístico, con los festivales… Tenemos que empezar a pensar qué Asturias queremos y qué vamos a hacer para los próximos diez años.

–El turismo y la hostelería ya son un pilar fundamental del empleo en Asturias. ¿Se siente el sector justamente valorado?

–A veces da la impresión de que no, de que a otros sectores que tienen menos aportación al PIB y al empleo en Asturias se les escucha más. Pero de lo que era este sector a lo que es… Durante un tiempo fuimos la "maría". Hoy dependemos de la Vicepresidencia del Gobierno. Este gobierno, al menos en este inicio de legislatura, nos ha hecho caso.

–Hace un par de años, los visitantes señalaban la red de comunicaciones como el punto débil de Asturias. ¿Se ha solucionado el problema?

–Para que haya turismo tiene que haber dos cosas: seguridad y facilidad en las comunicaciones. Una de las carencias que tenía Asturias eran las comunicaciones aéreas. Un desastre. Cuando no había ninguna conexión internacional, Jorge García (viceconsejero de Infraestructuras y Movilidad) nos explicó su plan. Nos sorprendió. Recuerdo que pensamos: "si lo consigue, este tío es un crack". Vino la pandemia, se paralizó todo y, pese a ello, hoy en día, gracias a su esfuerzo, tenemos 29 conexiones directas, 13 de ellas internacionales, ha crecido un 382 por ciento el número de pasajes… Cumplió lo que nos dijo. En este apartado Asturias ha dado un paso de gigante.

–Y en breve llegará la alta velocidad.

–El AVE va a ser la gran oportunidad de Asturias, el gran reto. En julio y agosto no queremos más turistas. Para que Asturias sea rentable hay que desestacionalizar, y nos ayudarán a conseguirlo los vuelos internacionales y el AVE. Pero las estaciones de Oviedo y de Gijón dejan mucho que desear con vistas a la llegada del AVE. No son adecuadas para recibir a los turistas, no hay espacios para alquileres de coches, para taxis, para autobuses… Alguien tiene que hacer los deberes.

–¿Qué hay que hacer en los Lagos de Covadonga? ¿Un tren cremallera? ¿Nada?

–No soy técnico, pero puedo decir lo que nos dicen los turistas: tenemos una joya y hay que darle un giro. Hay que empezar a explorar nuevos modelos. Los Lagos piden cosas nuevas, un tren cremallera, un teleférico… Desde el punto de vista ambiental sería más responsable, y desde el turístico, más bonito. En la época de la sostenibilidad seguimos subiendo a los Lagos en autobuses… Tenemos que darle una vuelta a nuestros productos turísticos. El turismo nacional está cambiando; si no nos adaptamos, perderemos la batalla.

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