La resaca en Asturias de la investidura de Sánchez: los expertos explican que es un "matrimonio de intereses más territorial que social"

Especialistas asturianos ven en el perfil ideológico de Junts y PNV un posible obstáculo para profundizar en la agenda de reformas de Sánchez

Los sindicatos urgen la financiación autonómica

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez. / Javier Lizon

M. P.

Con el 179-171 en el marcador de la votación de investidura termina una partida muy dura y empieza todo. Queda inaugurada una legislatura que en la formulación más complaciente se adivina "compleja", sale una ruta por terreno inestable y campo abierto en la que se atisban incertidumbres, curvas, obstáculos, algún alivio por la puesta en marcha de la maquinaria del Gobierno y cierta esperanza de satisfacción para las múltiples demandas que ya se escuchan desde Asturias. Los sindicatos mayoritarios festejan el reinicio del proyecto progresista mientras se apresuran a desmenuzar una lista muy amplia de deberes para el Gobierno nonato. Desde otros ámbitos asaltan algunas dudas y mucha expectativa delante de un territorio desconocido para la joven democracia española.

El mismo timonel pilota por un escenario nuevo cuyo hito fundacional es "un matrimonio de conveniencia". El símil es del sociólogo y politólogo Jacobo Blanco e incluye la precisión de que estos enlaces tienden a ser "más duraderos que las uniones por amor… siempre que los intereses se vayan satisfaciendo". Vaticina que los independentistas, usando su llave a conveniencia, "no van a poner grandes problemas para la gobernabilidad, o para las políticas generales de la economía, las pensiones o el bienestar", pero vigilarán mucho las tres claves de su acuerdo sobre la financiación, el referéndum –"ya veremos sobre qué"– y la amnistía. Otra cuestión será el efecto que puedan operar sobre las políticas del Gobierno las extracciones ideológicas de los apoyos externos imprescindibles y la capacidad, o las ganas, que dos fuerzas de centro derecha como Junts y PNV puedan tener de acortar las riendas del Gobierno progresista. "A lo mejor", conjetura Blanco, deciden la orientación de un Gobierno que puede ser "menos social" que el saliente y "más territorial".

Habla un sociólogo "intrigado" por el futuro, un observador expectante ante la influencia que esas dos formaciones, que a veces han sido "caballo de Troya del empresariado", puedan tener sobre la política económica e industrial del nuevo Ejecutivo. Incluye asimismo entre las incógnitas el impacto del poder territorial que acumula el PP y todos los juegos que queden por ver de la mano de un presidente "muy táctico", acostumbrado a las "patadas hacia delante" con resultado victorioso.

De momento, la sesión de investidura ha dejado sobre la mesa más "agenda social", con su subida del salario mínimo y las pensiones o su reducción de la jornada laboral, pero al economista José Luis Marrón Jaquete tampoco se le escapa la necesidad insoslayable de contar, para todo esto, con los votos de esos dos partidos cuyo "perfil ideológico no creo que se corresponda con esa profundización" del paquete de medidas sociales con el que Sánchez, acaso para tapar la amnistía, regó su discurso de investidura. Piensa que esa agenda social seguirá existiendo, tal vez más orientada a "mantener lo hecho", y especula con el posible tránsito desde un Gobierno que en la pasada legislatura tuvo la disonancia y las tensiones en su interior a otra coalición distinta, que "puede lograr más cohesión interna" gracias a la previsible ausencia de la nota discordante de Podemos, pero también trasladar la discrepancia y la tensión hacia esos socios externos, exigentes e ideológicamente diversos, que han apoyado la investidura.

Su resumen rápido sería un tablero político "complejo" y un Gobierno para el que vaticina "cierta inestabilidad" y varios "obstáculos" que salvar. Habría al menos uno derivado de la extensión y la mentada heterogeneidad ideológica del bloque que lo configura, pero también otro vinculado a la gestión, por el encaje de las piezas distintas de varios proyectos diversos, y uno más alrededor de una oposición que se anticipa "muy dura" a la vista de un planteamiento de partida que "está traspasando", a su juicio, "todos los umbrales razonables que puedan favorecer una mínima gobernanza". "Da la impresión", sigue el economista, de que en esta "refriega más o menos continua" que se avecina el PP "va a utilizar todos los medios a su alcance, incluida la movilización de las fuerzas sociales, políticas y mediáticas no sólo en el ámbito nacional, también en la UE…"

A ese "parlamento que se va a tornar muy difícil", asiente Javier Fernández Lanero, secretario general del sindicato UGT en Asturias, "el mejor modo de llevar una respuesta potente es ir con el aval de los sindicatos, de las empresas, del diálogo social". Se dice el líder sindical asturiano "completamente de acuerdo con muchas de las cuestiones" que en esta dirección planteó en su discurso el presidente del Gobierno y se alinea con la subida del salario mínimo y las pensiones, y con "la reducción de la jornada laboral, el transporte gratuito para jubilados, jóvenes y parados o el incremento del umbral de renta media para que más familias puedan beneficiarse de las medidas de alivio para las hipotecas".

La agenda asturiana

Pronto empieza, no obstante, su lista larga de los deberes, encabezada por "abordar la financiación autonómica" y un nuevo modelo de reparto del que "Asturias debe salir beneficiada". Salta desde aquí hacia la necesidad de prolongar las medidas anticrisis que caducan con el año y de "extenderlas a la energía y los costes de la electricidad" y añade que aparte de revalorizar las pensiones "hay que garantizar una pensión mínima equiparada, como el salario mínimo, al sesenta por ciento del sueldo medio".

Por el camino de la reivindicación, su homólogo en CC OO, José Manuel Zapico, coincide en la mención del sistema de financiación autonómica y destaca que en el ciclo que arranca "Asturias se la juega en cuestiones fundamentales como la industria". Es aquí donde "reclamamos un pacto de Estado que afiance al sector y desarrolle adecuadamente la transición energética, sacando el máximo partido a los fondos europeos y avanzando hacia un modelo productivo impulsado por la investigación y el desarrollo. Hay que atajar ese talón de Aquiles que se llama precio de la luz", concreta emplazando al Gobierno a arrancar la legislatura a "ponerse manos a la obra cuanto antes". Al festejo porque "por fin tenemos gobierno" y por la prioridad que le concede a la agenda de las reformas social asocia Zapico, por lo demás, un voto por la concordia que dice que "tenemos que dejar de lado los enfrentamientos estériles, aparcar las diferencias y buscar mayorías suficientes que compartan el mínimo común denominador de proteger a las personas, crear empleo y fortalecer nuestra actividad económica a través de la industria".

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