Asturias exporta talentos

Beatriz Rico: "Echo de menos de Asturias el sentirte en familia en cada lugar en el que entras"

"Mi primer recuerdo es acercarme muy despacio a una vaca en los lagos de Covadonga, un animal inmenso, imponente y muy tierno"

Beatriz Rico, ante el cartel de «Pepa, no me des tormento». | Javier Cebollada

Beatriz Rico, ante el cartel de «Pepa, no me des tormento». | Javier Cebollada / Tino Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Exterior. Día. Centro de Madrid. Años 90. El cine y los cines eran grandes. Cuando la actriz Beatriz Rico llegó a la capital comenzó a estudiar Arte Dramático en el Laboratorio Teatral de William Layton. Silencio: se recuerda y se sueña:

–Todos los días, cuando salía, iba caminando hasta la casa que compartía con dos compañeras, y cada día pasaba por el cine Callao de Gran Vía. Hace años, en las fachadas de los cines grandes se pintaban escenas de las películas, siempre con un primer plano de los actores. Recuerdo mirar cada día esos anuncios impresionantes, enormes, del Callao y pensar convencida "cómo quedará ahí mi cara cuando sea actriz y mi película esté aquí". Y me lo imaginaba. Años más tarde, debuté en cine con "Los hombres siempre mienten", al lado de Gabino Diego. La película se estrenó en el cine Callao, y una de las escenas que pintaron en la fachada era mi primer plano en el coche.

Flashback hacia la infancia: "Mi primer recuerdo es el de acercarme muy despacio y de la mano de mi tío Monchi a una vaca en los lagos de Covadonga. Me pareció un animal inmenso, imponente y muy tierno".

Zoom: "Asturias aprendió de sus errores en su momento, pero ahora se cometen otros. Somos humanos y lo de los errores es como la rueda del hámster".

Travelling hacia aquel primer viaje inolvidable: "Con el Instituto Jovellanos de Gijón nos fuimos de viaje de fin de curso a Palma de Mallorca. Como buena asturiana me impresionó aquel sol continuo. De repente, eché de menos por primera vez el cielo encapotado y el fresquín de la tarde, cuando el cuerpo pide chaqueta". Qué lástima no haber disfrutado de "más playa. Cuando vivía allí, mis amigas y yo salíamos corriendo con las toallas en cuanto empezaba a orbayar o se levantaba un poco de frío. Ahora pienso en cuánto me perdí todas esas veces por escapar en vez de abrigarme un poco y disfrutarlo. Y el olor. El olor salado a puerto y gente".

Nostalgia de "la cercanía, la comida ‘de madre’, el acento… Mucho. Ese sentirse en familia en cada lugar en que entras. La sensación de hogar, estés donde estés, ya sea playa, tienda, iglesia, paseo, restaurante o excursión".

El principal obstáculo a sortear en su carrera, reconoce, siempre ha sido "mi falta de paciencia, que me hace desesperarme y sufrir inútilmente. Y me han enriquecido tantas cosas que no sabría por dónde empezar: mi profesión me ha permitido viajar tanto y conocer a tantas personas de las que aprender que no te miento si te digo que ha sido mi mejor escuela de vida".

Desde fuera, más allá del Negrón, el Principado se ve "como un pequeño paraíso algo aislado. Es un ‘qué maravilla, ya iré cuando tenga tiempo’. Todo el mundo sonríe cuando nombras Asturias, pero me sorprende la cantidad de gente que me dice ‘no la conozco, nunca he estado’. Nos falta esa relevancia que da el ruido. Aquí, en Madrid, o lo buscas o raramente escuchas su nombre".

Los problemas de Asturias no ocupan mucha pantalla fuera: "Una vez salió en un programa un chico asturiano presidente de una asociación de trenes de cercanías hablando del tema de los que no caben en los túneles. Al despedirle, la presentadora le dijo: ‘Gracias por contarnos cómo se vive por ahí arriba que, al fin y al cabo, también es España’. Ostras, eso dolió". Y tanto.

Plano fijo: ¿cómo sería un retiro ideal si volviera a Asturias? "Una casina individual como la que tienen mis tíos en Santianes. Con mucha madera, acogedora y el tamaño perfecto para estar cómodo y poder tener gente en casa sin caer en la ostentación. Carreteras poco transitadas, sin ruido y una panadería cerca".

Sus padres siempre la apoyaron en su decisión de ser actriz, "y eso no tuvo que ser fácil, estar del lado de tu hija cuando te dice ‘quiero irme a Madrid y ser actriz’. Sé que había gente que les decía ‘no la dejéis, es una locura, ya se le pasará. Os vais a arrepentir’. Pero decidieron apoyarme, y me dedico a lo que me gusta gracias a su ayuda. Eso no tiene precio. Quizá por eso no dudo en estar del lado de mi hijo en sus decisiones".

Sabe Beatriz Rico que la vida enseña "lo importante que es contar con tu familia en las decisiones importantes que tomas a nivel emocional y práctico. Marco está estudiando en Dublín el último curso de la Universidad. Como madre, imagínate cómo lo echo de menos y lo duro que resulta tenerlo lejos, pero para él era importante, y si él es feliz y está bien, todo está bien. Aunque duela. Es lo mismo que hicieron conmigo mis padres. ¿Te imaginas a tu hijo diciéndote ‘…yo pude haber sido… pero no conté con tu apoyo y ahora soy infeliz?’. Pocas cosas me imagino peores".

Y volvemos al principio. Hay otro sueño por cumplir: "Un musical en el Broadway madrileño, es decir, en la Gran Vía".

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