Una nueva era, el gran salto en las comunicaciones

Anécdotas de una jornada a todo tren: "Fueron los 20 segundos más emocionantes de mi vida"

Un grupo de asturianos recibió con vítores la llegada a Asturias del tren, antes despedido con una protesta vecinal en León

El tren inaugural sale de la boca del túnel de Los Pontones, en Lena, ante la expectación de los vecinos.

El tren inaugural sale de la boca del túnel de Los Pontones, en Lena, ante la expectación de los vecinos. / Miki López

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Agarrados a la valla que limita el acceso a las vías, un grupo de vecinos de Lena recibió ayer al tren inaugural de la Variante de Pajares con un grito de júbilo en cuanto su morro asomó por la boca del túnel en Los Pontones, nada más tocar territorio astur. Ejercían con esa descarga de adrenalina de portavoces de todos los asturianos. "Han sido los veinte segundos más emocionantes de mi vida", dijo una de las mujeres agolpadas sobre el trayecto ferroviario. Veinte segundos que valen por veinte años (y muchos más) de espera para que la alta velocidad atravesara como una flecha la Cordillera Cantábrica.

Apenas veinte minutos antes, Mercedes González, lenense del pueblo de La Frecha y residente en León desde hace 50 años, era una de las pocas personas, quizá la única, que se acercó este miércoles a la estación de la capital leonesa para intentar ver la llegada del tren que iba a inaugurar la variante de Pajares y a sus ocupantes. Quería contemplar "la movida". Pero no tuvo suerte porque en la terminal "no había movimiento de tartero", una frase que pronunciaba a menudo su madre. Tampoco pudo ver al Rey ni a las demás autoridades que ocupaban el convoy, porque la llegada fue en el andén subterráneo de la terminal, cerrado a cal y canto ayer para quien no tenía acreditación o invitación.

La lenense recordó que hace 19 años le expropiaron unas fincas en La Frecha "para el AVE" y señaló que tiene billete para viajar hoy de León a Pola de Lena, con tres objetivos: "Probar" la Variante , ver unas fincas que tiene justo al lado de la salida del túnel de Pajares y comprobar si dejó "encendida la luz" de su casa en el pueblo lenense, según comentó con gracia. Insistió en que "todavía no hay AVE" a Asturias, ya que "solo" circulan convoyes Alvia.

Partió el tren de la capital leonesa y, a los pocos minutos, se cruzó con la primera protesta de la alta velocidad entre Madrid y Asturias. Era un nutrido grupo de habitantes de San Andrés del Rabanedo que, con pancartas y gritos, exigían el soterramiento de las vías en esta localidad, partida en dos por el progreso, que a veces no lo es tanto. Dentro de los vagones, fueron pocos los que se enteraron del malestar vecinal (cosas de la rapidez). Muchos menos de los que comentaban el pin de CDS que lucía en la solapa Carlos Paniceres, presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, en un obvio homenaje al suarista Alejandro Rebollo, expresidente de Renfe bajo cuya gestión cogió forma la idea de agujerear los picos meridionales de Asturias.

También provocaron conversaciones las capas que lucían los miembros de la tripulación, de estreno para la ocasión y que les daban un aire decimonónico, casi como si fuera un tributo a la Rampa de Pajares, que pocas horas después acogería el último tren rumbo a Madrid tras 139 años de servicio. Y, sobre todo, dio que hablar (para mal) la guía turística de Asturias que repartió el Principado entre los participantes en la inauguración, firmada por un italiano (Giacomo Bassi) que asegura, en la última página de su creación, haber nacido en una "tórrida tarde" de Cerdeña y que se autocalifica como "un procrastinador impenitente e impaciente por carácter que no logra estar quieto en un mismo lugar durante largo tiempo".

Aunque para sorpresa, la que se llevaron los invitados que se subieron al tren inaugural en la estación de León, que se quedaron sin obsequio oficial del Gobierno autonómico asturiano y también sin moscovitas. La voracidad de quienes entraron a los vagones en Madrid tuvo la culpa.

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