Continua el mal de ojo del Avilés: los blanquiazules no pasan del empate ante el Vetusta (1-1)

Los blanquiazules se adelantaron gracias a un gran Mecerreyes, pero el Vetusta empató en el segundo tiempo con un tanto de Yayo

Noé Menéndez

Noé Menéndez

Será por las fechas que corren, con alguno que otro convaleciente de su resaca de Halloween, pero parece que al Avilés le han echado un mal de ojo. Los blanquiazules no consiguen salir de su maldición, la de los empates, y esta vez no han podido pasar de un uno a uno ante el Vetusta. Se adelantaron los avilesinos con un gran gol de Mecerreyes, MVP del encuentro, pero Yayo, en la segunda mitad, puso la igualada. Y, para más inri, los de Cañedo siguen sin poder dejar su portería a cero.

El Avilés salió con dos novedades en el once, la apuesta de nuevo por Joel del Pino en banda en detrimento de Davo Fernández y la inclusión de Espina en punto, dejando a Claudio en el banquillo. Los blanquiazules salieron decididos a hacerse con una victoria que se antojaba clave, aunque el Vetusta iba a vender cara su piel. Mecerreyes pronto se empezó a postular como el protagonista del encuentro, con un disparo desde larga distancia que se marchaba por encima del travesaño. Esa acción del avilesino no amedrentó a los azules, que sobre todo gracias a las arrancadas de Santi Miguelez al contragolpe lograban plantarse con facilidad en el área blanquiazul.

El tiempo fue el otro protagonista de esta historia. Tanto para trabar algunas de las arrancadas de Trabanco por banda como para acelerar pases que se acaban marcho por línea lateral, los fuertes vientos que se vivieron en el Requexón marcaron parte de la primera mitad. Frito de ello llegaron las imprecisiones en los golpes, que impedía que ninguno de los dos conjuntos pudiesen imponer su guion. Tras unos minutos en el que el partido pasó por un bache, en el 23 Guram se atrevió con un disparo desde larga distancia para probar a Marco. La acción fue muy protestada por la grada visitante, ya que previo al tiro del georgiano Natalio sufrió un empujón por el que se solicitaba penalti.

Sus compañeros no lo paraban de buscar, sabedores de que es un jugador que puede marcar diferencias, y Mecerreyes no falló. Sufrió durante unos minutos, ya que siempre tenía a un hombre marcándole de cerca que le impedía girarse y demostrar su poderosa zancada, pero en el minuto 26 todo cambió. El avilesino recibió cerca de la galleta central, por fin pudo darse la vuelta, y se desencadenó la tormenta. Se fue de uno, se fue de otro y, cuando se vio mano a mano con el portero del Oviedo Vetusta, Mecerreyes lanzó un potente misil que puso al Avilés por delante en el marcador.

El Vetusta, ávido de puntos, salió tras el descanso con las revoluciones al máximo. Primero fue Izan y luego Miguélez los que lo intentaron con sendos chutes, pero sin éxito. El Avilés intentaba defenderse como podía, pero no eran capaces de conectar una serie de pases que les diese tranquilidad. Presas de un completo asedio llegó el tanto de la igualada azul. El capitán del filial oviedista, Yayo, conectó una jugada para trasformar en gol el dominio que estaban teniendo los carbayones.

Cañedo echó mano del banquillo y realizó un triple cambio que permitió poner la balanza otra vez a favor del Avilés. Al campo entraron Claudio, Jorge y Davo Fernández y, gracias a las botas del extremo mierense, empezaron a cambiar las cosas. Nada más salir el de la Cuenca empezó a encarar a su par, Yamine, sembrando el caos en la zaga del Vetusta. Como el lobo de Caperucita Roja, lo intentó y lo intentó, pero no hubo manera de derribar la casita azul. Sierra también dio muestra de su descaro, con una jugada individual que casi termina en el gol de la victoria, pero su remate se marchó por encima del larguero. Para más inri, Jorge acabó expulsado el partido por agredir a un rival.

Y, una vez más, el Avilés parece condenado al empate. El mal inicio que tuvieron en la segunda mitad condena a los de Emilio Cañedo, que vuelven a no ser capaces de dejar su portería vacía. Duro resultado para los blanquiazules, que no consiguen remontar el vuelo.

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