Estampas navetas

El adiós a Mario Artidiello

Minero en Pumarabule, gran jugador de bolos, vocalista de la orquesta "Venecia de Infiesto" y uno de los vecinos más queridos de Nava, siempre alegre, cercano y amigo de todo el mundo

Leocadio Redondo Espina

Leocadio Redondo Espina

Me acabo de enterar, con tristeza, del fallecimiento de Mario Artidiello. Y hago memoria y pienso que Mario, que desarrolló su vida profesional en la explotación minera de Pumarabule, Carbayín, era quizá más conocido por otras ocupaciones y habilidades.Y así, por ejemplo, fue un jugador de bolos de calidad reconocida que supo mantener durante varias décadas y llevó con dignidad el nombre de "Artidiello I" por las boleras de toda Asturias, bien con los colores de la peña El Arenal de Pumarabule o con el de las navetas de El Ché o El Titi.

También en su juventud lo conocí alternando sus otras ocupaciones con la práctica del fútbol, defendiendo la portería de la Deportiva Piloñesa, cuando el campo era el viejo Pialla, y la Unión Deportiva Feleches.

Pero donde quizá alcanzó más reconocimiento fue como cantante de orquesta o vocalista, como se decía entonces. Porque estando dotado de una voz privilegiada a la que acompañaba un buen gusto y un saber estar que estaban en su naturaleza, Mario Artidiello fue durante muchos años la voz y la figura relevante de la orquesta "Venecia de Infiesto", conocida y admirada en todas las romerías de Asturias de aquellos años sesenta.

Mario Artidiello Peláez, que contaba 86 años y había nacido en Miyares, Piloña, residió durante la mayor parte de su vida en Gamonéu, Nava, donde se casó con María Jesús "Chusa" Escobio Hevia y con la que tuvo dos hijos: Mario y Carolina.

Alegre, cercano, de fácil conversación, buen compañero, amigo de todo el mundo, Mario era un hombre que transmitía optimismo a todos los que lo rodeaban.

Por eso, lo voy a echar mucho de menos, recordando, de paso, alguna de aquellas piezas que entonábamos en las romerías de entonces. Porque, aunque ahora su voz y su sonrisa se hayan apagado, permanecerán vivas para siempre en mi recuerdo.

Mario, amigo estimado, descansa en paz.

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