Tribuna

Homenaje al profesor Onofre Rojo en su centenario

La figura investigadora y divulgadora del científico de talla internacional natural de Sotrondio

Enrique Martínez

Enrique Martínez

Sirva esta breve semblanza biográfica como introducción a los comentarios que a continuación hace el profesor Sordo Gonzalo sobre la obra científica del profesor Onofre Rojo Asenjo. Nació en Lloreo, Sotrondio, el 31 de mayo de 1923 en el seno de una humilde familia minera y vivió hasta su marcha a América en la vecina aldea de La Cabaña. De tal manera que el pasado día 31 de mayo cumplió el siglo de edad. Cursó el bachillerato en la acreditada "Academia Calvo" de Sotrondio de la que fue profesor tras haberse licenciado en Ciencias por la Universidad de Oviedo, en 1945. Posteriormente, se trasladó a Venezuela donde fue profesor de la Universidad de Los Andes, en la ciudad de Mérida. Desde allí se trasladó a Estados Unidos al obtener una beca del Institute of International Education de Baton Rouge, Lousiana, donde realizó su tesis doctoral, y alcanza el grado de doctor en Física. Regresa a Venezuela donde es nombrado Director de la Escuela de Física y Matemáticas de la Universidad Central venezolana, además de mantener estrecha vinculación con México a través del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma y la Academia de Ciencias Mexicana de la que es miembro. Ha sido profesor invitado, entre otras, de la Universidad de Carolina del Norte y de la de Oviedo. Ha sido galardonado con numerosas distinciones. Ya jubilado se estableció definitivamente en México, país de su esposa doña Concepción Villavicencio.

Graciela Cuetos, Teresa y Carmen Suárez Rojo y José Cuetos, familiares de Onofre Rojo, ante la placa conmemorativa colocada en Sotrondio.  | M. Á. G.

Graciela Cuetos, Teresa y Carmen Suárez Rojo y José Cuetos, familiares de Onofre Rojo, ante la placa conmemorativa colocada en Sotrondio. | M. Á. G. / Enrique Martínez

Para los naturales de Sotrondio, y que fuimos alumnos de aquella entrañable academia, es un gran honor contar entre los nuestros con una figura tan destacada como el profesor Onofre Rojo que mantuvo y mantiene muy vivos sus vínculos con nuestro pueblo donde el "Aula Cultural La Plaza" lleva ahora su nombre. Le deseamos que permanezca mucho tiempo cultivándolos y sea muy feliz junto con su familia mejicana.

Entre 1953 y 1955, Onofre Rojo Asenjo estudió en Lousiana State University (LSU), obteniendo un grado Master (M.S.; Master of Science) en el Departamento de Física. Tras un periodo en la Universidad de Los Andes, se reincorporó a la LSU con una beca Creole Foundation, para desarrollar investigaciones conducentes a su tesis doctoral (Ph.D., Doctor of Philosophy in Physics), bajo la dirección del profesor Joseph Solomon Levinger, durante el periodo 1958-61, al que, a su vez, había dirigido su tesis doctoral el profesor Hans Albrecht Bethe, Premio Nobel de Física en 1967 por sus contribuciones a la teoría de las reacciones nucleares. Bethe había estudiado con Arnold Sommerfeld, quien fue nominado en ochenta y cuatro ocasiones (¡84!) para recibir el Premio Nobel, aunque nunca llegó a recibirlo (se trata del científico con el mayor número de nominaciones para recibir el Premio Nobel de Física). Sí lo hicieron algunos de sus estudiantes, entre los que se encuentran Linus Pauling, Peter Debye, Werner Heisenberg y Wolfgang Pauli, además del mencionado Bethe: ¡qué dura es la profesión de científico algunas veces!

El profesor H.A. Bethe es famoso en el ambiente científico no sólo por sus importantes y brillantes contribuciones que le hicieron merecedor del Premio Nobel, sino también por aparecer como coautor en el conocido como "artículo Alpher-Bethe-Gamow" o bien "artículo áâã" (el título real del artículo es: "The Origin of Chemical Elements, publicado en Phys. Rev. 73(7):803-804, 1948". Según parece, por una cuestión meramente humorística, Gamow, director de la tesis doctoral de Alpher, pensó que en un artículo donde la radiación jugaba un papel trascendental, no parecía plausible que el apellido de los autores recordara a sólo dos de las radiaciones ionizantes (á, ã), dejando fuera a la no menos importante radiación â. Así pues, Gamow añadió un tercer autor (sin participación real en la investigación): Bethe ("â"), con el fin de completar, desde la perspectiva estética, la publicación. Parece que tanto Alpher como Bethe dieron su consentimiento a esta puesta en escena. No obstante, Alpher mostró su malestar por la inclusión del eminente profesor Bethe, ya que ensombrecía su contribución. Por otra parte, alguien podría llegar a pensar que la inclusión del prestigioso Bethe en el elenco de autores, lejos de ser una decisión puramente estética, contribuiría a facilitar la aceptación y difusión de las ideas analizadas en el estudio.

Tiempo después, se demostró que las conclusiones alcanzadas en el "artículo áâã" no resultaban del todo correctas. Toda esta cascada de acontecimientos parece confirmar la conocida máxima: "La Física es demasiado importante como para ser dejada a los físicos".

La tesis doctoral de Rojo, titulada "Two-Nucleon Scattering Using Velocity-Dependent Interactions", fue defendida el 30 de enero de 1961 y sus conclusiones aparecieron publicadas en las revistas de física más punteras.

Resumiendo, y eludiendo los aspectos más técnicos que resultan prescindibles en el presente contexto, la investigación desarrollada por el profesor Rojo consistió en la adopción de diversos modelos (estáticos y dinámicos) para analizar la interacción entre dos nucleones (partículas de que están constituidos los núcleos atómicos). El planteamiento y resolución de las correspondientes ecuaciones de Schrödinger permiten a Rojo profundizar en aspectos mecanísticos de gran relevancia a la hora de comprender cómo se desarrolla la interacción. En particular, sus cálculos muestran que los modelos de potencial empleados conducen a valores de la sección eficaz muy similares.

La sección eficaz es una medida de la probabilidad de que ocurra un proceso dado. Concretamente, en Física Nuclear la sección eficaz se define como la probabilidad de interacción entre una partícula incidente y un núcleo del blanco. Supongamos que un haz de partículas incide sobre un blanco. Asignamos a cada núcleo del blanco un área (sección eficaz) tal que nos permita imaginar que sólo cuando la partícula incidente alcanza dicha área, se produce la reacción. La sección eficaz tiene dimensiones de superficie y su magnitud es proporcional a la probabilidad de que se produzca la reacción.

Las conclusiones alcanzadas por Rojo en su tesis doctoral han resultado cruciales en el desarrollo posterior del campo de las reacciones nucleares, de las que conviene recordar que no sólo han permitido un amenazante avance sustancial en la carrera armamentista, sino también, afortunadamente, el desarrollo espectacular de la Medicina Nuclear del que nos beneficiamos enormemente.

Finalmente, nos gustaría destacar la faceta docente del profesor Rojo, aspecto éste que destaca de manera sobresaliente en su curriculum científico.

Han sido numerosos los textos que sobre distintos campos de la Física ha publicado. Y muchos de ellos escritos en español, y, por tanto, especialmente dirigidos al público iberoamericano. Este aspecto tiene gran relevancia ya que de esa manera se hacían llegar de forma directa los avances revolucionarios que experimentó la Física en el primer cuarto del siglo XX a la comunidad científica de habla hispana. En este sentido, nos gustaría, por una parte, mencionar algunos textos de Física clásica como "Física. Campos y ondas" o "Física. Mecánica y termodinámica", escritos en colaboración con el profesor de origen cubano y nacionalidad norteamericana Alonso Marcelo y publicados por Addison-Wesley en 1986 (existe edición previa por el Fondo Educativo Interamericano S.A.) y, por otro lado, destacar el texto "Física Cuántica", publicado en colaboración con el físico computacional Harold Varner McIntosh en 1971 como monografía número 8, dentro de la serie de Física, por la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos. Programa Regional de Desarrollo Científico y Tecnológico, Washington, D.C. Resulta un texto de alto nivel conceptual, donde el aparato matemático se dosifica muy adecuadamente (se enumeran tan sólo 63 ecuaciones en 57 páginas). Muy apropiado tanto para la consulta del especialista que busca un matiz, como para la formación del estudiante que, con ayuda de los comentarios de un buen profesor, puede asimilar los contenidos, no siempre triviales, de la Nueva Física surgida a raíz de la revolución cuántica. Los contenidos se dividen, de forma natural, en dos mitades. Mientras que en la primera parte se aborda el desarrollo histórico de las ideas cuánticas, en la segunda parte se introduce la Mecánica Cuántica a partir de un conjunto de postulados. Rojo y McIntosh dejan muy claro desde el principio el hecho de que dichos postulados "a veces parecen contradecir la experiencia diaria y, sin embargo, conducen a las leyes que explican el comportamiento del micromundo". Es difícil resumir en tan pocas palabras la naturaleza aparentemente paradójica inherente a la Nueva Física, a pesar de su extraordinaria solidez.

Las inquietudes docentes del profesor Onofre Rojo se reflejan en el buen número de publicaciones en revistas donde se analizan aspectos éticos y didácticos de la Ciencia; en particular, de la Física.

Aprovechando su estancia como Profesor Visitante en la Universidad de Oviedo en 1990, el profesor Rojo nos dejó como regalo un precioso artículo, "Sobre la enseñanza de la Física", publicado en el número 55 de la revista Aula Abierta. Permítanos el amable lector que cerremos este artículo homenaje de la mejor manera posible: citando ad pedem litterae al brillante científico y excelente profesor asturiano: "Los problemas asociados a la enseñanza de la Física se plantean de entrada cuando tratamos de contestar a las preguntas: ¿A quién vamos a enseñar?, ¿Qué vamos a enseñar?, ¿Para qué vamos a enseñar?, ¿Cómo vamos a enseñar?, y por último ¿Quién va a enseñar? No pretendemos dar respuestas categóricas y aceptables para todos los lectores; en primer término, porque después de cuarenta años enseñando Física nos asaltan las mismas dudas e incertidumbres que al comienzo de nuestro oficio, y son más las frustraciones cosechadas que los éxitos; y en segundo término porque la solución a estos problemas está lejos de ser única y universal. Sin embargo, me voy a permitir algunas reflexiones sobre estos puntos, aceptando desde el inicio la posibilidad de no coincidir con el punto de vista del lector." No se pierda el lector las reflexiones desarrolladas por el profesor Onofre Rojo Asenjo en dicho artículo.

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