El "bravo capitán de la SPLAF"

En vísperas del solsticio invernal nos dejaba Marcelino Begega Corrales "Nardo", con la cartilla de la edad rebosante de metas dando cumplida noticia de sus 96 años de andadura fructífera entre los vivos. En la hora de la despedida, me gustaría traer a primer plano una emblemática agrupación organizativa que unos más que bien avenidos amigos polesos (de nacimiento o vocación) echaron a andar hace 60 años con la loabilísima voluntad de enmendar una de las más acusadas carencias que desde siempre ha sido el talón de Aquiles del municipio: una entidad de arraigo local que cargara sobre sus espaldas el complejo entramado de organizar las celebraciones lúdicas del concejo lavianés, y no únicamente las patronales del mes de agosto.

La Sociedad Permanente Lavianense de Festejos (SPLAF) desarrolló sus actividades sustentada en una junta directiva comandada por Nardo en calidad de presidente, y donde figuraban: Jesús Sánchez (vicepresidente), José Luis Campal (secretario), Juan Iglesias García (tesorero), Jaime Martínez (vicesecretario), Mario González Batán (tesorero-contador) y José Ramón Alonso y Luis García García como vocales. En el porfolio de las fiestas de 1964 ya se da cuenta, en la entradilla a la entrevista realizada por José R. Alonso al cabeza visible de la SPLAF, de las campañas llevadas a buen puerto durante los meses precedentes (cabalgata de Reyes, fiestas de san José y san Juan, fiestas de barrios, festivales varios) y que justifican que, cuando apenas lleve un año constituida (se formalizó su acta fundacional en septiembre de 1963), ya se hayan abonado al proyecto más de 600 vecinos, lo que aventuraba que el empeño estaba encarrilado ya que, subraya Nardo, "hemos puesto enorme ilusión y vehementes deseos de trabajo", puesto que, con atinada sensatez, juzga que para coronar con éxito un propósito lo imprescindible es disponer de "tiempo suficiente para trabajar", y esa amplitud de arco solo se consigue con una sociedad no eventual ni transitoria, sino asentada y permanente, cuyos frutos y óptimos resultados, reconoce Begega, ha percibido "en otros pueblos y villas de Asturias por eso de que los frecuento todos debido a mi profesión".

El equipo de la SPLAF se encontraba perfectamente empastado ("trabajamos todos sin distinción de cargos"); para Nardo, el pegamento que los mantiene unidos es "el gran espíritu de lucha", ya que entre ellos "todo es ilusión, sacrificio. Perdonan sus horas de ocio e incluso abandonan sus deberes para poder colaborar. Hubo días, especialmente cuando la construcción de la cabalgata, que nos dieron las 4 y las 5 de la madrugada".

Desgraciadamente, los sólidos cimientos de entusiasmo y entrega colocados por cuantos se involucraron en el sueño de la SPLAF no impidieron el desmoronamiento de un edificio que estaba llamado a paliar una deficiencia endémica. Y a pesar de todo, su recuerdo permanece indeleble en la memoria de quienes conocieron aquella feliz etapa ("tenemos grandes planes para el futuro", afirmaba Nardo en el colofón de la entrevista de 1964), como ha quedado demostrado en el reciente fallecimiento de su "bravo capitán", término cuya paternidad corresponde a José Ramón Alonso.

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