La plática, la práctica y Nacho Cases

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Sabe Orlegi desde hace tiempo que en Gijón gustan más los hechos, que las palabras. Sí, lo saben. El mismo Miguel Ángel Ramírez, a quien su honestidad sobre el mercado de fichajes le ha llevado a ganarse algo de cariño entre el sportinguismo más ácido, lo verbalizó hace unas semanas. Por ello, tras un primer año de pruebas, es momento de que el proceso empiece a dar señales de aquello de convertir sueños en extraordinarias realidades. Un paso, posiblemente el más sencillo, es ver al Sporting, su Sporting, ganar un derbi. Es el partido ante el Oviedo gran termómetro para medir la evolución del equipo. El día en el que se examina con lupa la entrega, la intensidad, el alma. Los últimos años han dejado aprendizajes. Entre muchas cosas, que el sentido práctico es gran virtud para salir ganador o, al menos, indemne. Hacer dos o tres cosas muy bien. Y no complicarse. Ni entrar al trapo. Al margen del fútbol y de lo que suceda el sábado, el otro derbi, el de todo el año, está siendo apasionante. Unos alucinan con cómo se las arregló el Oviedo para cuadrar números y fichar a Seoane y Alemão antes de aplicar el "efecto Cazorla". Otros responden con argumentos similares para hablar de las altas fichas de Djuka o Cali. Por fortuna, el derbi, aunque en Segunda, sigue muy vivo. Y si a alguno le falta motivación, que Nacho Cases, el mejor fichaje este verano de Orlegi, cuente aquella fantástica anécdota compartida por Javi Vidales sobre el himno y el transistor. Pues eso, menos plática y más práctica este sábado en el Tartiere, por favor.

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