La risa va por barrios

José Enrique Cima

José Enrique Cima

Hay que quitarse el sombrero por la gran etapa que ofreció otra vez el Angliru, que no defrauda nunca. Pero ese "chapeau" hay que dividirlo en tres trozos. Uno para el joven Evenepoel, una estrella que no se rinde. Un campeón no es el que gana, sino el que después de sufrir una gran derrota o caída es capaz de volver a levantarse para triunfar. Y ese el caso del belga, que después de su estrepitosa derrota en el Tourmalet, donde se dejó ir, salió con rabia de Francia para triunfar a lo grande en el Roncal de Belagua. Y ayer hizo todo lo posible por alcanzar la gloria en el infierno del Angliru.

Pero el Bahrain de Mikel Landa estropeó la faena del "pequeño Merckx". El vasco quería también triunfar en la montaña más dura del mundo, aunque no pudo rematar el trabajo de Tiberi y Poels. Lo que sí consiguió fue estar con los mejores hasta el final y por eso le corresponde otro trozo de ese "chapeau" de la etapa. La última porción es para el Jumbo Visma en conjunto. Un equipo con tres líderes en el que un gregario de campeones, como es Sepp Kuss, ocupa ahora la primera posición. Si bien, en las últimas subidas sus compañeros y habituales jefes, a los que siempre tanto ayudó en las grandes vueltas, se le están subiendo a las barbas. Es lógico que todos quieran ganar porque para ello cobran, pero sería interesante tener una cámara oculta en la que se viera cómo se consuela al líder después de esos ataques de sus propios compañeros cuando no hay ningún peligro de que otro equipo les arrebate no ya la Vuelta, sino los tres primeros puestos del podio de Madrid. Así que la risa va por barrios y en algún caso se puede llegar a congelar.

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