Fútbol es fútbol

La opinión de Antonio Rico: Tréboles, pipas y abuelos

Antonio Rico

Antonio Rico

1. Un trébol con propina. Dicen que san Patricio utilizaba el trébol de tres hojas para explicar la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) en sus predicaciones, y por eso el trébol se convirtió en uno de los símbolos de Irlanda y es el motivo por el que la selección de rugby de Irlanda es conocida como "el XV del trébol". Seguro que san Patricio preferiría hoy utilizar un Huevo Kinder o el lubricante "3 en 1" para explicar el misterio de la Trinidad, pero el mejor ejemplo estaría en el fútbol, ese deporte que está más cerca de la teología que los tréboles, los chocolates y los lubricantes. El sermón de san Patricio podría titularse "El Mundial 2030 y la Trinidad". Tres países distintos (España, Portugal y Marruecos) y un solo Mundial de fútbol verdadero. Algunos fieles torcerían el gesto y recordarían a san Patricio que el Mundial 2030 también se jugará en Uruguay, Argentina y Paraguay, pero el santo patrón de Irlanda respondería que esos tres países también forman una trinidad en la unidad sudamericana. Además, san Patricio es el patrón de las propinas y podría entenderse que la FIFA ha optado por conceder el Mundial a una Trinidad y dar una propina a otra Trinidad. Un trébol de cuatro hojas no es un argumento contra la Trinidad, sino un trébol con propina.

2. Fútbol sin pipas. Ya ha pasado el dichoso "Clásico", ese partido maravilloso que el fútbol moderno ha convertido en un horror en el que lo más importante son las camisetas con la lengua de los Rolling Stones, las ausencias en los palcos, el "pre" y el "post", la insoportable levedad de no perder y los horarios infames. La desgraciada costumbre de comer palomitas en los cines es de ayer por la tarde, pero la graciosa costumbre de comer pipas en los partidos de fútbol es de siempre. Sin embargo, el fútbol moderno ha conseguido que los futboleros ya no comamos pipas en un Barça-Madrid porque apetece tan poco como comer pipas viendo "La lista de Schindler" o escuchando una sinfonía de Sibelius. No soy optimista con el fin de las palomitas en el cine porque creo que coincidirá con el fin de las salas de cine, pero soy absolutamente pesimista con el renacimiento de las pipas en los "clásicos" porque coincidirá con la sustitución del fútbol por los videojuegos.

3. El abuelo y Bergman. El humorista Leo Harlem dice que la película "Abuelo Made in Spain" podría ser una película de Ingmar Bergman. Bueno. Por mucho que a Leo Harlem le guste Paco Martínez Soria, la comparación es tan excéntrica como llamar a Belén Esteban "princesa del pueblo". Pero si "Abuelo Made in Spain" es una película de Bergman, entonces los comentaristas futboleros tienen razón cuando descubren todos los días al nuevo Messi en las esquinas de Buenos Aires, cuando nombran caballero de la Orden del Balón de Oro a cualquier futbolista que juegue dos buenos partidos seguidos (saludos, sir Bellingham), cuando hablan de Simeone (ahora que al Atlético de Madrid le va bien) como si fuera el Napoleón del fútbol, cuando comparan lo que está haciendo la Liga de Arabia Saudí con lo que hicieron las grandes Ligas europeas hace veinte años, cuando juntan en la misma frase "VAR" y "justicia" y cuando elevan a un representante listo a la categoría de los guionistas de "Casablanca". El fútbol, por cierto, a lo mejor tiene que ver más con "Abuelo Made in Spain" que con "Gritos y susurros" de Ingmar Bergman. A fin de cuentas, cuando los futboleros vamos al estadio a ver jugar a nuestro equipo seguimos siendo como Marcelino viajando a Madrid para conocer a sus nietos.

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