Opinión | En territorio comanche

La opinión sobre el escándalo Rubiales: La persona o el sistema

¿Quién es el corrupto, quién está corrompido, la persona o el sistema? Ese sistema de cuotas de clara inspiración franquista que quita y pone presidentes de la misma escuela

Jenni Hermoso, Enríquez Negreira y Luis Rubiales

Jenni Hermoso, Enríquez Negreira y Luis Rubiales / LNE

Pablo Porta, al que José María García le pegó hasta en el carnet de identidad, acabó saliendo por donde el humo por el famoso dinero de las quinielas. Villar, presidente de la Federación Española por los siglos de los siglos, terminó en la cárcel por unos millones de nada. Y ahora, tachán, tachán, el honesto Rubiales, al sol de la República Dominicana, está en busca y captura, y buena parte de sus hombres de confianza, todavía con poder en la Federación, pasando la noche en el cuartelillo.

Nos queda Pedro Rocha, presidente de la gestora de la Federación que fue puesto a dedo por el propio Rubiales cuando tuvo que salir por patas del despacho tras la que lio por el beso a Jenni Hermoso. Rocha se quiere presentar a la presidencia y, si nadie lo remedia, tiene muchas papeletas para ocupar el sillón de la Federación.

Lo triste es que todo lo que se está investigando no es nada nuevo: de lo de la Supercopa hay audios entre Rubi y Geri; lo del ático está ahí; lo de la famosa fiesta con las chicas ya está más que contado, sin olvidar lo de las obras de La Cartuja y la idea que tuvo el chiquillo de construir un estadio nacional que fuera la sede fija de la selección. Y ojo, que el honesto grabó a ministros y tal y tal.

Habrá que ver lo que nos cuentan ahora los que lo taparon y aguantaron hasta que la pifió en la final del Mundial por ir de gallu. Pero la pregunta al final es la de siempre: ¿quién es el corrupto, quién está corrompido, la persona o el sistema? Ese sistema de cuotas de clara inspiración franquista que quita y pone presidentes de la misma escuela. Y ojito con el Mundial, que la FIFA ya tiene bastante con lo suyo, ¿oyisti, güey?

Suscríbete para seguir leyendo