Así es "Réquiem", el último show del "Circo de los horrores", que llegará desde este viernes a Gijón con 18 funciones

Suso Silva se despide como maestro de ceremonias con el sexto espectáculo de la saga: "Vamos a acongojar bien al público"

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Durante 17 años la auténtica y peculiar propuesta del «Circo de los horrores» ha llegado a más de 3,5 millones de espectadores. Todas ellas con Suso Silva como maestro de ceremonias, además de escritor, productor y director de los espectáculos «El origen», «Manicomio», «Cabaret maldito», «Apocalipsis» y «Bacanal». Silva afronta ahora la que será su última gira con la obra «Réquiem», un viaje a través del pasado, presente y futuro del «Circo de los horrores», en el que se vivirá el «suicido escénico» de Silva, que pasará a dedicarse a otras tareas. «Es mi bajada de los escenarios, ya no estoy para estar el año entero fuera de casa, hay que cuidarse. Dirigir, escribir, producir y actuar a la vez es mucha caña», confiesa la piedra basal de la compañía, que aterriza mañana en Gijón para ofrecer dieciocho pases hasta el 5 de noviembre en el parque Hermanos Castro.

¿Y qué se encontrará el público en «Réquiem»? «Un espectáculo con guiños a los últimos 20 años de trayectoria escénica. Veremos cómo nació y se creó el ‘Circo de los horrores’. También los personajes, cómo se montan y desmontan en directo. O una gran pantalla con los mejores momentos de todos los shows. Es un viaje con mis musas, que me llevan de un lado para otro. Y vamos a acongojar al público bien. Hay un poquito para todos», avanza Silva, que ha sido galardonado con el Premio Nacional de Circo.

El espectáculo, con un toque original, innovador y con mucho humor, respeta la esencia del «Circo de los horrores», que se mantiene con mucha fuerza después de tres lustros. «Somos muy auténticos. Cada show se montó en un momento político, social y cultural de este país que tenía mucho que ver con ello», explica Silva, antes de profundizar: «Con ‘El origen’ quería dar una bofetada al público y que despertara y se acongojara un poco. Con ‘Manicomio’ buscaba que nos volviésemos un poco locos, que nos estábamos volviendo tontos. ‘Cabaret maldito’ era para pactar y buscar un poco el lado más oscuro de nosotros mismos. ‘Bacanal’ lo que decía era que se nos iba a pasar el arroz sin pecar y disfrutar al máximo de la vida. Y con ‘Apocalipsis’, justo antes de la pandemia, dábamos un aviso de que el mundo se nos iba al carajo, y nos decían luego que si habíamos sido pájaro de mal agüero».

Suscríbete para seguir leyendo