Entrevista | Leonardo Dopico Vázquez Histórico militante comunista, presenta sus memorias mañana, jueves, en la antigua Escuela de Comercio

"Claro que existe un ‘lawfare’ y se debe resolver con leyes"

"No acabé desencantado con la política, pero sí con el PSOE; vi que la alternativa de un giro real a la izquierda no era posible"

Leonardo Dopico con su libro de memorias

Leonardo Dopico con su libro de memorias / Ángel González

Leonardo Dopico Vázquez (Narón, La Coruña, 1948) presenta este jueves, a las 19.00 horas y con el Ateneo Obrero en la Escuela de Comercio, su libro "Memorias activas de Leonardo Dopico". Una obra que surge en colaboración de la asociación cultural gallega Fuco Buxán y en la que repasa su historia como integrante del Partido Comunista en la clandestinidad y como militante del PSOE hasta su marcha en 2014.

–¿Había pensado antes en escribir sus memorias?

–Sí, en 2017 ya había empezado a escribirlas, pero no domino las nuevas tecnologías y me ayudaron mi sobrino y el periodista José Torreglosa, que estuvo conmigo en la cárcel en 1973. Yo lo había escrito todo a mano, pero me lo pasaron a máquina.

–¿Tenía notas o diarios de entonces? El marco temporal del libro es amplio: empieza a narrar ya casi desde su nacimiento, en 1948, y llega a los años de pandemia.

–(Ríe) Ya... Pues lo escribí todo de memoria. Quería hacer un relato político desde 1966, cuando me afilio al Partido Comunista en Francia, y hasta hoy. En Francia milité mis dos primeros años y viví tanto la huelga de 1968 como la lucha contra la guerra del Vietnam, que promovió manifestaciones por todo el país.

–Cuenta en el libro que la decisión de exiliarse en Francia fue uno de sus grandes aciertos.

–Sí, porque descubrí lo que era un país democrático. Yo salía de uno negro, el de la España de Franco, y en Francia vi cómo se vivía en plena libertad. De aquella, los comunistas no éramos legales, pero actuábamos como tal.

–¿Nunca se planteó quedarse?

–No, y por dos motivos. El primero, porque tenía que hacer la mili: me marché con 17 años y un pasaporte de turista, y por eso luego tuve que pagar una multa para poder trabajar. Después, estando allí, un amigo de Ferrol vino al velatorio de otro compañero y me dijo que donde yo tenía que estar era en España, que la lucha estaba aquí. Le pedí que me diese un mes para arreglar los papeles y me vine.

–Trabajó en los astilleros mientras militaba en la clandestinidad.

–Sí. En total me detuvieron diez o doce veces y estuve en la cárcel, pero solo seis meses, porque lo negué todo y no tenían pruebas (ríe).

–¿Cómo recuerda la llegada a la democracia?

–Recuerdo la labor de (Adolfo) Suárez. Sé que no les gusta que se diga, pero el PP no votó la Constitución, aunque ahora la quieran secuestrar, porque no existían. Fraga decía que legalizarnos era poco menos que un golpe de estado, pero claro que nos tenían que legalizar. Creo que otra fecha clave fue marzo del 72, con unas protestas en Galicia que acabaron con dos muertos y más de cien detenidos y, de ellos, unos treinta en la cárcel. Había un asturiano: Vicente Álvarez Areces. Su hermano, Miguel, me presentará el libro en Gijón.

–¿Cómo fue su llegada a la ciudad?

–Cuando fuimos expulsados en el 85, Santiago Carrillo y varios miembros más acabamos formando el Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista. En Asturias, los carrillistas tenían poca presencia, y me propusieron que me hiciese cargo de la organización aquí. Años después, Carrillo nos aconsejó, a los que teníamos cierta experiencia política, incorporarnos al PSOE, y así lo hice, pero nunca tuve responsabilidad política. No quise.

–En esa parte del libro cuenta que acabó desencantado.

–Pero con el PSOE, no con la política. No veía una alternativa real a poder dar un giro a la izquierda y en 2014 decidí marcharme.

–¿Qué pretende con este libro?

–Quería recordar que la democracia no fue un regalo. Veo una mediocridad muy seria en los políticos actuales. ¿Por qué no le dicen al PP que ellos no votaron la Constitución? Eso no es insultar. ¿Y qué pasa con el poder judicial? Porque claro que existe un "lawfare" y eso se tiene que resolver con leyes. La derecha y la ultraderecha usa al poder judicial y se sirve de los bulos.

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