El humo no nos deja ver el fuego
Una reflexión sobre las olas de incendios que ha sufrido Asturias
El título de esta tribuna está sacado de una frase pronunciada por uno de los luchadores contra las llamas durante la reciente ola de incendios sufrida en Asturias. Aunque es una situación que suele darse en casi todas las situaciones en las que el fuego en los montes es el protagonista; si bien, cuando el viento es fuerte y el terreno abrupto, además de escabroso como en el caso asturiano, la situación para los combatientes puede devenir absolutamente mortífera.
Una vez superado el trago, gracias a la afortunada llegada de unas lluvias cada vez más escasas en toda España, y también en Asturias, entramos en el periodo de exigencia de responsabilidades políticas por parte de la oposición, ya que lo de terrorismo organizado no tiene más valor que el de una trola para salir del ahogo momentáneo producido por la presión del fuego y de la opinión pública; y, acto seguido, la promesa de reparaciones económicas y legales por parte del gobierno del Principado. Ye lo que hay.
Estamos en periodo electoral, de resultados inciertos según las encuestas, y unos y otros se dedicarán a avivar las ascuas o apagar los rescoldos, según papel asignado a cada uno en la agonizante legislatura, pero, más allá de ese juego, en este periódico han dado cuenta oportunamente de historias como la del ganadero de las Peñamelleras al que el lobo ha matado la mitad del rebaño que mantenía para poder elaborar un queso ecológico; o aquel otro joven de la misma zona al que la normativa actual obliga a clausurar dos vetustas cuadras por estar en el casco urbano, arruinando su medio de vida. Qué decir del proyecto colectivo de una de las más premiadas queserías de Asturias para hacer quesos ecológicos en Somiedo, que se ve sin acceso a los fondos europeos por el dictamen de una consultora de méritos y procedimientos ignotos, pero resultados lesivos para la región. Un camino empinado y pedregoso para el agro asturiano.
A este continuo rosario de humildes y negativas noticias se une la actitud de unos poderes públicos, a nivel regional y nacional, faltos de sensibilidad hacia las gentes del campo, con una Ley de montes, ahora, fuegos mediante, en boca de casi todos, pero que se encuentra detrás de la conversión de los bosques en una bomba de energía térmica esperando sólo que algún desaprensivo, loco o descerebrado la detone.
Es posible que, con el imparable cambio climático, ya sea tarde para algunos territorios, pero aquí, en Asturias, aún hay posibilidad de salvar lo que nos queda, siempre y cuando exista voluntad por parte del poder para potenciar el medio rural. Hoy no se ve.
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