Opinión

Morir de éxito

Gijón necesita estar preparada para regular el flujo de turistas

Que el turismo en la ciudad ha cambiado en estos últimos años es algo tan evidente que a nadie le puede pasar desapercibido. Indudablemente, el Gijón de hoy no es el mismo que yo he conocido.

Caminar por una calle del centro y encontrarte con varios de grupos de turistas dirigidos por un guía, mariachis en las terrazas de la Ruta o innumerables despedidas de soltero sería algo impensable en mis años de juventud. Todas las ventajas que nos puede traer este flujo de visitantes son incuestionables, pero es crucial para una pequeña ciudad encontrar un equilibrio entre los beneficios económicos del turismo y la preservación de su calidad de vida de sus habitantes y de los recursos locales.

Que en el "Financial Times" de hace tan solo unos días, bajo el título "Asturias - why Spain’s cool coast is this summer’s hot destination", aparezca como protagonista una foto maravillosa de la playa de San Lorenzo con la iglesia de San Pedro al fondo es un motivo de orgullo y celebración.

Pero es necesario estar preparados, y urge la implementación de políticas de gestión turística que regulen el flujo de visitantes, promuevan prácticas sostenibles y protejan los intereses de la comunidad local. Ya que hay que tener en cuenta que existen determinados riesgos asociados a este turismo de masas que hemos ido experimentando en los últimos años, como el aumento del costo de vida, las especulaciones inmobiliarias, el cada vez más presente descontento de los residentes locales obligados muchas veces a un cambio de rutinas e incluso el daño al patrimonio cultural o ambiental.

Y dado que el clima está cambiando y Asturias está de moda… Así lo hemos comprobado hace unos días de feria en Madrid, durante la semana del arte, donde ya no solo se interesaban por obras expuestas sino también por contactos de buenos agentes inmobiliarios y casas para invertir en todo el territorio asturiano. Debemos de atajar cuanto antes soluciones a problemas futuros.

Y no olvidar casos estremecedores, como, por ejemplo, el de Málaga donde grupos vecinales han levantado el hacha de guerra contra esta invasión, es su barrio, no un parque temático.

Por ello, considero que desde los ayuntamientos y órganos de gobierno autonómicos deben ser muy cautos a la hora de regular estas políticas de gestión porque si bien, el turismo de masas puede ofrecer importantes y cuantiosos beneficios económicos, también plantea desafíos significativos para una pequeña ciudad. Es crucial encontrar un equilibrio entre el desarrollo turístico y la preservación de la calidad de vida y de los recursos locales.

Amamos nuestra ciudad, de ahí que defienda la necesidad de activar políticas y estrategias que promuevan un turismo sostenible y responsable en el que todos salgamos beneficiados.

Es mucho morir, aunque sea de éxito.

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