En verano, crecen las garrapatas

No se sabe por qué pican a unos y no a otros y pueden provocar la enfermedad de Lyme

Martín Caicoya

Martín Caicoya

Decía Francis Crick, codescubridor de la configuración del ADN, que el cerebro es un órgano eléctrico, la información fluye a la velocidad de la luz. Sin embargo, la mayoría de los estudios se basan en observar dónde o de qué forma se modifica el consumo de oxígeno en las diferentes áreas. Sería un indicador de función. Aunque la activación de las neuronas se realice mediante impulsos eléctricos, el gasto energético para realizar ese trabajo se obtiene de la combustión de la glucosa. Basta marcar el oxígeno y ver dónde se está consumiendo. Así nos informaríamos de qué área del cerebro se activa con la función que desarrolla. Pero como el sistema circulatorio tarda en responder, esa información no es muy precisa en el tiempo. Mientras llega la remesa superior de oxígeno, las células consumen la energía que tienen almacenada en unas baterías, ATP fundamentalmente. Se habían recargado con la quema previa de la glucosa. Para medir la actividad eléctrica del cerebro colocamos electrodos en el cráneo: electroencefalograma. Es un registro muy útil para diagnosticar y tratar algunas enfermedades, pero poco útil para localizar actividad que no sea extraordinaria como una epilepsia. Por ahora, dependemos fundamentalmente del consumo de oxígeno.

Los seres vivos estamos cargados eléctricamente. Me ha llamado la atención una línea de investigación que examina como la carga eléctrica lo aprovechan algunos arácnidos para su supervivencia. Las garrapatas son arácnidos que transmiten una amplia variedad de patógenos, más que cualquier otro artrópodo chupador de sangre. La que trasmite la enfermedad de Lyme en Europa es Ioxodides ricinus.

Las ixodides tienen tres fases, larva, ninfa y adulto. En cada una de ellas realiza un festín de sangre, solo uno. Acechan a las huéspedes colocadas en los extremos de las plantas con las patas delanteras extendidas. Son sus "antenas": alojan los órganos de Haller capaces de percibir CO2, amoniaco, también feromonas. También detectan humedad y rayos infrarojos, que anuncia el calor que desprende cuerpo de los animales de sangre caliente. Cada tipo de garrapata tiene unos órganos de Haller específicos lo que probablemente explique la preferencia por una especie animal como huésped.

Aparentemente, no todos tenemos el mismo atractivo para las garrapatas. No es raro que un grupo excursionista que en su travesía tuvo que caminar por áreas de monte bajo, unos recibieron varias picaduras de garrapata y otros parecen inmunes. Se ha intentado explicar por la dieta, el sexo, el consumo de oxígeno u otros hábitos. Ninguno lo explica. Los que caminan más rápido, que consumen más O2 y producen más CO2, no tienen más picaduras. Una hipótesis que se me ocurre es que tenga que ver con la carga electrostática. Se ve que los arácnidos vuelan atraídos por la carga del mamífero. Los hematófagos podrían aprovechar esta circunstancia para obtener su alimento. En el caso de que se confirmara, no sabría decir cómo controlar ese atractivo.

De momento, para evitar la picadura, se debe utiliza ropa que deje poca piel al descubierto cuando se camina por el monte. Es recomendable utilizar un repelente en la piel, como Aután, e incluso una permetrina en la ropa. Ducha e inspección de la piel al llegar a casa. Y si se encuentran, abstenerse de utilizar líquidos o aceites para quitarlas, entre otras cosas porque puede provocar el vómito. La bacteria está en el intestino. Lo mejor es extraer la garrapata con unas pinzas. Si al extraer la garrapata quedan patas en la piel, basta con el antiséptico para resolver el problema.

La enfermedad de Lyme se manifiesta entre 3 y 14 días desde la picadura. La clínica es inespecífica: fiebre, dolor de cabeza, dolores articulares o hinchazón de ganglios. Lo más característico, entre el 70 y el 80% de los casos, es una erupción que se forma en el lugar de la picadura de color rojo con forma redondeada como ojo de buey o diana. Se denomina eritema migrans porque eso es lo que hace.

En el Hospital de Johns Hopkins hay una clínica dedicada exclusivamente a la enfermedad de Lyme. No en vano, fue en EE.UU. donde por primera vez se diagnosticó esta enfermedad que va en aumento, también en España. Hay regiones donde es más prevalente. Depende de la frecuencia de I. ricinus, de la prevalencia de infección de esta garrapata y de los hábitos de la población.

El diagnóstico de enfermedad de Lyme es serológico: detectar anticuerpos contra borrelia. Se debe sospechar si tras haber sufrido una picadura se sufre la clínica mencionada, especialmente, ante la presencia de un eritema. Pero no siempre aparece. El doctor John Aucott, director de la Clínica de Lyme recomienda el tratamiento con doxiciclina en pacientes que en el verano tengan un síndrome gripal sin afectación de la garganta o nariz en áreas de alta prevalencia. Evitar una infección crónica es importante. Puede afectar a las meninges o al corazón. Lo más frecuente es dolor e inflamación articular errática. No es raro la fatiga y dolor crónico. Aproximadamente el 60% de los que no se tratan acaban sufriendo alguna consecuencia de albergar una borrelia en su organismo.

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