al final de la semana

Gaspar Llamazares se hace hueco a la izquierda

Cómo el líder de IU rompe el "frente del no" y ofrece acuerdos en los asuntos de ciudad

Álvaro Faes

Álvaro Faes

Escena del último domingo electoral. Alfredo Canteli acude a votar al colegio San Pedro de los Arcos, en Ciudad Naranco, a unos cientos de metros de su casa. Al poco de entrar, distingue una figura conocida. Gaspar Llamazares, el eterno rostro de IU, un fijo en las tertulias de la tele, llega en busca de su mesa. Saluda el alcalde y da la bienvenida al nuevo-veterano. Encuentro cordial, se desean suerte. Cuatro años atrás, cuando su primera victoria, Canteli se dio de bruces con la realidad en el Pleno de investidura. Donde esperaba una jornada de presentaciones se encontró una retahíla de reproches, ataques en frío y algún discurso que incluso hoy, con todo lo pasado, no ha llegado a olvidar.

De aquellos ya no queda ninguno. En el PSOE, a Wenceslao López, malhumorado en el debate y con tendencia a lo áspero, le da el relevo Carlos Llaneza, nada amigo de la bronca y más de diálogo que de imposición. Más allá, en la otra izquierda, el cambio ha sido profundo.

Gaspar Llamazares ha pescado para IU tres concejales con un modelo casi olvidado en Oviedo: el de la izquierda que trabaja en la búsqueda de acuerdos porque cree que ahí obtendrá su rédito. Es la herencia de las históricas negociaciones sindicales; pierde vigencia la dicotomía amigo-enemigo, la que lamina al disidente y donde la primera sospecha es para el de casa, el más cercano. Modelo Podemos. A estos los llamaba Canteli "el frente del no". Y se han quedado fuera del Ayuntamiento. Mientras el proyecto que para Belén Suárez tejió Ana Taboada naufragaba en las urnas (4.906 votos), el de IU y otras confluencias casi le triplicaba en apoyos.

Llamazares ha entrado con prudencia. La mayoría absoluta de Canteli a última hora les dejó un poco fríos. Se veían protagonistas (con el permiso de Vox, claro), en el centro de todas las votaciones, y en un escenario inmejorable para brillar. El concejal 14 rebajó la euforia pero no cambió la actitud de nadie. Canteli, obviamente, se ve más suelto, más libre para aplicar sus ideas y dar cuerda a su asombrosa autoconfianza.

Y Llamazares no se mueve de su posición. Hace unos días se reunió con el Alcalde (en funciones), que había citado uno por uno a todos los que fueron cabeza de lista y terminaron elegidos. Ambos salieron contentos. El del PP comprobó que ese "frente del no" es historia. Y el de IU marcó su camino: punto final a la negación sistemática; distancia evidente respecto a las políticas de Podemos, a los que ha alejado del foco; y oferta permanente de consenso en los asuntos de ciudad. La voluntad inmediata es desbloquear La Vega y luego vendrá el Calatrava, qué hacer en el viejo HUCA o lo que toque. Siempre construir, nunca destruir. El acuerdo como método de cambio.

Al tiempo que Llamazares cree que podrá aportar sus pequeñas conquistas sociales a través de la negociación, Canteli celebra la llegada de un hombre reposado, con un punto, como él, espartano y poco dado al efectismo. Sin apenas haber dado un paso, pues habrá que esperar a la investidura, el Alcalde cree que Oviedo ha ganado, que habrá mejor ambiente en los plenos y que la bronca quedará aparcada por una temporada.

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