Un Oviedo en Primera para "poder morir tranquilo": así es la vida de "Josín", un seguidor carbayón de 101 años

José Antonio Álvarez, "Josín", celebra sus 101 años con la camiseta del Oviedo, del que sigue siendo socio, y con esperanza: "Espero verlos subir"

Arriba, José Antonio  Álvarez, en su casa, con la bufanda del Oviedo. A la izquierda, dos  carnés de socio de  «Josín». A la derecha,  el segundo por la  izquierda en una  fotografía de hace más de cincuenta años. | Fernando Delgado

Arriba, José Antonio Álvarez, en su casa, con la bufanda del Oviedo. A la izquierda, dos carnés de socio de «Josín». A la derecha, el segundo por la izquierda en una fotografía de hace más de cincuenta años. | Fernando Delgado / Fernando Delgado

Fernando Delgado

Fernando Delgado

El Real Oviedo y la sidra de Casa Fran son las dos mayores pasiones de José Antonio Álvarez Cienfuegos, "Josín", quien celebró sus 101 años en su domicilio de Ventanielles equipado con la bufanda de su equipo del alma y soplando las velas de la exquisita tarta de frutas que le preparó su amigo Ataúlfo Valdés, propietario de la Confitería Asturias, con el firme deseo de poder ver este año el anhelado ascenso a Primera División. También escanció una botellina de sidra en compañía de sus hijas María Victoria y Mari Mar.

Un Oviedo en Primera para "poder morir tranquilo"

Un Oviedo en Primera para "poder morir tranquilo" / Fernando Delgado

Josín nació en la localidad tevergana de Barrio el 2 de febrero de 1923 y con siete años se marchó a trabajar a Bárzana, en Quirós, para servir amo en una casería. "Andaba todo el tiempo detrás de las vacas", recuerda.

Un Oviedo en Primera para "poder morir tranquilo"

Un Oviedo en Primera para "poder morir tranquilo" / Fernando Delgado

Años después se trasladó a la capital del Principado para residir en una pensión de Fuente la Plata mientras trabajaba como repartidor de sifones de una fábrica de gaseosas ubicada entonces en La Argañosa. Finalmente, se instaló en la Pensión Oriente, en la calle Melquíades Álvarez, que regentaba Benigna, madre de José Manuel Bango, que fue su gran amigo del alma y quien décadas después pasaría a la historia del Real Oviedo por ser el presidente del último ascenso a Primera División el 4 junio de 1988 en Mallorca. En la Pensión Oriente, Josín encontró a su verdadera familia, ya que Benigna le trataba siempre como un hijo más.

Un Oviedo en Primera para "poder morir tranquilo"

Un Oviedo en Primera para "poder morir tranquilo" / Fernando Delgado

Posteriormente, tuvo que irse a Melilla para cumplir el servicio militar en el Ejército de Regulares y, tras regresar a Oviedo, se vinculó para siempre a la empresa de transportes de su amigo José Manuel Bango.

Vivió en la Pensión Oriente, de Benigna, hasta que se casó en 1958 en Vega de Poja, en Siero, con María Asunción Martínez Ordiales, la única de sus once hermanos que contrajo matrimonio. Después de la boda fijaron su residencia en Oviedo, en el barrio de Ventanielles, y tuvieron tres hijos: María Asunción, José Antonio y Mari Mar.

Josín siempre trabajó en el sector del transporte con José Manuel Bango y durante veinte años llevaba la leche a Infiesto en su rojo camión y regresaba cargado de Chupa-Chups de la fábrica de Villamayor. Más tarde ampliaron fronteras hasta Sevilla y Málaga para transportar la mantequilla de Arias.

Se jubiló a los 65 años, pero siguió vinculado a José Manuel Bango colaborando en la agencia y en la posterior correduría de seguros de la calle Foncalada. Desde los 65 hasta los 95 años pateó todo Oviedo llevando correspondencia de Bango a domicilios de clientes y a las oficinas de las aseguradoras.

Al acercarse al centenario dejó de patear por motivos de salud y llevó una vida más sedentaria en su domicilio de Ventanielles, en el que reside actualmente con sus hijas María Victoría "Viti" y Mari Mar tras el fallecimiento de su esposa María Asunción en diciembre de 2015.

El 15 de junio de 1959 Josín se dio de alta como socio del Real Oviedo, con quien disfrutó momentos históricos como el ascenso de 1988 a Primera División siendo presidente su amigo y hermano José Manuel Bango. Se dio de baja durante un año, en la temporada 2003, siendo Celso González el accionista mayoritario, pero el 2 de agosto de 2004 volvió a sacar su carnet hasta el día de hoy. En total, lleva 64 años como socio, pero no tiene derecho a la insignia de oro del club por no ser ininterrumpidos. En la actualidad sigue abonando la cuota aunque ya no asiste al campo y ve los partidos a través de la televisión enfundado en su camiseta azul.

Antes de la pandemia, jugaba todos los días al chinchón y al tute cabrón con sus amigos del centro social de Ventanielles. Ahora ya sale menos porque padece vértigo y también perdió audición. Lo que no perdió nunca fueron las ganas de tomar unos culetes, eso sí, siempre de sidra Fran, y comer chorizo y picadillo, su plato preferido, acompañado siempre por un huevo frito y unas patatas.

Farolillo rojo de ida y vuelta

Se levanta sobre las nueve y, tras desayunar, lee todos los días LA NUEVA ESPAÑA, comenzando siempre por las esquelas. Después, para ejercitar la memoria, hace cuentas de números a mano en los cuadernos de Rubio. A mediodía, sale a charlar con su tertulia de amigos al parque de Ventanielles hasta las dos, que regresa a comer. Luego un poco de siesta, merienda y ve algunos concursos por televisión, por donde no se pierde ningún partido del Real Oviedo ni del Real Madrid. Nunca quiere ver los del Sporting ni los del Barcelona.

Cuando descendió el Oviedo a Segunda, alguien le colocó en la parte trasera de su camión un farolillo rojo. No se dio cuenta hasta llegar a Oviedo. Años más tarde, cuando bajó el Sporting, Josín devolvió el farolillo a la misma persona de Infiesto que se le había colgado anteriormente.

Su mayor deseo tras soplar las velas de su 101 cumpleaños es "ver subir al equipo a Primera División esta temporada para poder morir tranquilo", sentencia. Esperemos que los jugadores del Real Oviedo estén a altura para cumplir el anhelado deseo de Josín y que él mismo lo disfrute durante muchos años.

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