Millones de trabajadores españoles y sus empresas estaban ayer pendientes de conocer si hoy debían o no paralizar su desempeño laboral y productivo por aplicación de las nuevas medidas de confinamiento aprobadas por el Consejo de Ministros para frenar el número de contagios por coronavirus y evitar el colapso de la sanidad. Pero hasta pasadas las once de la noche de ayer no se conoció de manera oficial una relación de actividades concernidas. Un desconcierto que seguía esta mañana en los polígonos industriales asturianos.

Después de una jornada de desconcierto "mayúsculo" en las empresas por la falta de información, el decreto del Gobierno da a entender que conllevará la parada de gran parte de la industria asturiana, incluidos casi todos los talleres de acabados de ArcelorMittal, a excepción de la línea de hojalata de Avilés, que suministra a la industria agroalimentaria, sector este último que permanecerá activo. La construcción es la otra actividad afectada de lleno por el nuevo salto en la parálisis económica derivada de la pandemia.

Y el desconcierto sigue hoy. La Policía Nacional reconoció esta mañana que los controles no se están endureciendo por el momento. Los agentes son conscientes que las empresas tienen que adaptar su trabajo y a sus empleados. Hoy por la mañana, por ejemplo, no había ni un control en la autovía "Y" que une Gijón, Oviedo y Avilés. Pero las autoridades alertan: mañana habrá mano dura.

La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María José Montero, y la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, informaron del acuerdo tomado en el Consejo de Ministros y lo presentaron como una consecuencia de las indicaciones del comité científico que asesora al Ejecutivo en su la forma de hacer frente al COVID-19. Montero trató de transmitir que no se ha producido un volantazo en esa estrategia y negó también que el nuevo decreto sea una respuesta a un empeoramiento imprevisto de la epidemia, que había causado la cifra récord de 838 muertes en España durante las 24 horas anteriores.

Según la portavoz, el propósito de que se queden en casa "todos" los trabajadores de las actividades no consideradas esenciales es reducir los desplazamientos de personas durante los próximos once días (entre hoy lunes y el 9 de abril), ocho de ellos laborales, al nivel de actividad "propio de un domingo". Montero y Yolanda Díaz hablaron de una especie de "adelanto de la Semana Santa". El objetivo, argumentaron, es que, camino del techo de la epidemia, se reduzca el número de positivos y baje la presión sobre los centros sanitarios y en particular sobre las unidades de cuidados intensivos, para evitar su colapso.

El anuncio de la nuevas medidas de confinamiento que un día antes hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había generado gran desconcierto, inquietud y hasta indignación en las empresas por el momento elegido, un sábado por la tarde, a 36 horas de la aplicación del nuevo régimen y sin información precisa sobre los sectores afectados.

La comparecencia de las ministras Montoro y Díaz no resolvió la más importante de esas dudas: conocer con el detalle necesario qué tipo de actividades quedaban sujetas a una nueva disciplina que supone que los trabajadores de las actividades "no esenciales" se queden en sus casas, en situación de permiso retribuido por la empresa y con el compromiso de recuperar las horas no trabajadas en la forma que se negocie entre empresarios y plantillas y dentro de un plazo que llegará hasta el 31 de diciembre.

María José Montero señaló que a partir de ahora "la economía quedará en hibernación". "Tomaremos medidas para que cuando todo esto pase podamos resucitar y reconstruir nuestro modelo productivo", dijo la ministra portavoz, que evitó contestar una pregunta por los periodistas acerca de las actividades concretas sometidas al referido letargo. Esa omisión disparó en las horas siguientes la incertidumbre sobre qué empresas están obligadas a parar. La lista de las exentas no se conoció hasta poco antes de la medianoche. En el caso de la industria, únicamente quedan fuera el perímetro del cierre temporal las relacionadas con la producción de alimentos, productos higiénicos, farmacéuticos y otros bienes básicos y las "imprescindibles" para los suministros sanitarios. En contra de lo que apareció en un borrador que se conoció durante la tarde, la industrias electrointensiva (Arcelor, salvo para la hojalata; Azsa o Alu Ibérica, en el caso de Asturias) quedaron fuera de las excepciones. El decreto permite que las empresas utilicen el día de hoy para adaptarse a la norma si lo necesitan.

Poco antes de conocerse el texto del decreto, el presidente de la patronal asturiana FADE mostraba la indignación de los empresarios por la ausencia información que marcó la jornada. "Ante el anuncio un sábado por la tarde el cierre de la actividad empresarial para el lunes, decíamos que era imposible hacerlo peor, pero nos equivocamos. Desgraciadamente era posible hacerlo peor".

Negativa a adaptar el confinamiento a las diferencias regionales

"Es inconcebible e intolerable que a las diez de la noche (de ayer) no se haya publicado todavía el decreto de actividades definidas como esenciales ni cómo va a aplicarse, sumiendo a las empresas y a los trabajadores en la más absoluta incertidumbre", dijo también Feito. Añadió que la necesidad de parar nuevas actividades "era previsible", porque se hizo antes en otros países, "y por tanto podría haberse desplegado de una forma mucho más eficaz". "Entendemos y compartimos que la prioridad es la salud de las personas", afirmó el dirigente empresarial y atacó la gestión del Gobierno en la crisis y su impacto en el sector productivo: "No se nos puede poner contra las cuerdas un día sí y otro también".

En ausencia del texto del decreto, durante la tarde circuló un borrador según el cual la orden de parar las actividades no esenciales tenía numerosas excepciones, una de ellas para las fábricas electrointensivas (ArcelorMittal, Azsa o Alu Ibérica, en Asturias). Ese epígrafe desapareció de la redacción definitiva publicada en el BOE. "El desconcierto generado en las empresas es mayúsculo", lamentó Guillermo Ulacia, presidente de la patronal Femetal.

Una de las pocas certezas que hubo pronto ayer fue que los trabajadores de las obras de construcción sí se quedarían en sus casas y tendrán acceso al permiso retribuido a cuenta de sus empresas.

La prolongada indefinición de la lista de actividades obligadas a "hibernar" hasta el 9 de abril coincidió con las tensiones que se produjeron durante la jornada entre el Gobierno central y algunos dirigentes autonómicos. El lehendakari vasco, Íñigo Urkullu, defendió que sean las regiones las que decidan sobre qué sectores deben cerrar. Y varios gobiernos del Norte, entre ellos los de Asturias y Galicia, defendieron que se deje al margen de la paradas a las industrias electrointensivas, con procesos muy complejos de detener y en riesgo de cierre ya antes de la crisis del coronavirus debido a los costes energéticos en España.

La ministra portavoz enfatizó que el Gobierno no permitirá tratamientos diferenciados entre territorios y que todas las medidas se aplicarán "de forma homogénea". "El virus no sabe de límites territoriales ni de ideologías", argumentó la también titular de Hacienda. "El Gobierno no aceptará presiones", apostilló Yolanda Díaz.