XXXI FESTIVAL DE TEATRO LÍRICO ESPAÑOL

Emilio Casares: "Sorozábal es infinito, uno de los doce mejores músicos de nuestra lírica"

El musicólogo inaugura con Ramón Sobrino el VI Ciclo de conferencias

Por la izquierda, Begoña García- Tamargo, Emilio Casares y Ramón Sobrino.  | Miki López

Por la izquierda, Begoña García- Tamargo, Emilio Casares y Ramón Sobrino. | Miki López / Tino Pertierra

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Una sesión doble de lujo con dos musicólogos de primera fila: Emilio Casares y Ramón Sobrino abrieron el VI Ciclo de conferencias sobre el XXXI Festival Lírico Español con el programa "Paisajes de zarzuela: corte, ciudad y campo". El maestro Casares dio la bienvenida a "Adiós a la bohemia" y el aventajado discípulo recorrió "La Gran Vía". El ciclo consta de otras tres jornadas, todas ellas a las 19.00 horas en el salón de actos del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). Presentó la directora artística de Asociación Cultural La Castalia, Begoña García-Tamargo en un espacio abarrotado de público que tuvo un buen aperitivo para el entretenimiento que, coincidieron ambos ponentes, les aguardará en el teatro Campoamor.

Emilio Casares: "Sorozábal es infinito, uno de los doce mejores músicos de nuestra lírica"

Público asistente. / Miki López

Casares empezó fuerte: "Es muy importante lo que va a ocurrir en Oviedo". Porque hay números nuevos, en el caso de "La Gran Vía", que nunca se oyeron antes. Recordó que "los españoles del siglo XIX pagaban tres horas de entretenimiento. Por eso esta idea de unir dos zarzuelas es muy conveniente". "Después del botijo, lo mejor que ha creado es el botijo", citó Casares a Pablo Sorozábal, a quien conoció en 1988. "Enérgico, fuerte. Se pasó una hora intentando convencerme de que no era franquista, como se le acusó. Lo incluyo entre los doce mejores músicos de nuestra lírica. Infinito". Casi nada: "Imposible encontrar una obra mala". "Adiós a la bohemia" es una "ópera chica con letra de su amigo Pío Baroja. No tiene las dimensiones habituales de la zarzuela. Es un drama lírico donde se habla y se canta, insertando elementos de la zarzuela tradicional. El libreto era un cuento dialogado de Baroja. Un trozo de vida palpitante. Es una obra literaria en prosa a la que es difícil añadir música. Unidad de tiempo y lugar. Personajes esterotipados, sin apenas desarrollo. Muy pesimista. Triste, fruto de los hoscos 30 tras los felices 20".

Era un genio insertando guiños "para atraer nuestra atención. Por ejemplo, una habanera. Bohemios discutiendo de cultura, coros de contrapunto". Don Ramón y Trini, los protagonistas. Ella es modelo y amante del primero. Hay un número recitativo a ritmo de guajira. O un chotis para contar una noticia sobre el garrote vil. Son guiños "a la vanguardia y al momento social". La pareja conversa largamente. Formas libres. Música orquestal "increíble" para mostrar los estados de ánimo. Otro guiño: un intermezzo para violín y piano. Romanzas (como la muy conocida ‘Recuerdo aquella tarde’)". La pena se agita entre habaneras, pasodobles y violines. "No es la mujer que se va, es la juventud". Palabras de pena máxima, reflexiones vagabundas: "Vale más vivir en el sueño". Fuera realismos. "La orquesta", apunta Casares, "culmina la desolación de la obra, genial en el uso de elementos económicos y efectivo". Antes de ceder la palabra a Sobrino, un apunte: "Si hay una obra que define la zarzuela es ‘La Gran Vía’". Casares dio unos datos elocuentes: "En 1867 se vieron en España 4.403 funciones. Hoy, más de 250. Había 14 millones de habitantes en España. Si iban 300 a cada función, tenemos que había más de millón y medio de asistentes. Hoy no va esa cantidad ni al fútbol. El consumo era masivo, impresionante, y nos define como la sociedad más entretenida del mundo".

Afirmación que Ramón Sobrino, autor de la única edición crítica sobre la obra, apuntaló con una lección intensa que arrancó con una paradoja: todo el mundo la conoce pero no había partitura. Se representaba "por aproximación". Contó cómo en los 90 un director vienés pidió la partitura y se quedó de piedra cuando le dijeron que no había, ¿qué instrumentos debían tocar? Y, sin embargo, su éxito es inmenso y se ha representado miles de veces en todo el mundo esta revista de actualidad de un acto y una hora de duración (el público pagaba por ese tiempo y luego entraba otro nuevo: menos gastos). "No hay argumento prácticamente Se habla de lo que pasa y por eso se pueden cambiar las referencias. Hoy, por ejemplo, se hablaría de Ayuso, Almeida, Errejón o la mascletá. Hay alegorías de personajes y situaciones". Una obra en permanente construcción, cambios y actualizaciones constantes. Incluidos los instrumentos. Cuando el gobernador civil ve que hay policías por el suelo en una escena, protesta y pasan a estar de pie. Sobrino está convencido de que "si van ustedes, les gustará y disfrutarán de la obra".

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