Una venganza familiar llevó a los dos hermanos detenidos a matar a puñaladas a su cuñado en la finca de Siero en la que lo enterraron

Los familiares de Jhon Jairo denunciaron su desaparición el pasado 25 de marzo, aunque la Policía sospechó desde el principio que no se trataba de una ausencia voluntaria

Lugar donde fue encontrado el cadáver enterrado de Jhon Jairo Pérez. En el recuadro, el asesinado.

Lugar donde fue encontrado el cadáver enterrado de Jhon Jairo Pérez. En el recuadro, el asesinado. / Luis Vega

Luis Ángel Vega

Luis Ángel Vega

Una venganza familiar por una pelea ocurrida en Colombia hace un tiempo, desencadenada por un motivo banal. Ese es aparentemente el motivo por el que Jhon Jairo Pérez, de 52 años, fue asesinado a puñaladas presumiblemente el 24 o 25 de marzo pasado. La Policía detuvo este miércoles a dos hermanos, de nombre Julio Adrián y Cristian, cuñados de la víctima. Tras propinarle diez puñaladas, algunas de ellas en el cuello, lo enterraron en la finca donde el primero residía en una vivienda alquilada junto a su pareja –que ahora está en Colombia–, en la localidad de Granda (Siero). Los dos pasarán este viernes a disposición del Juzgado número 1 de Pola de Siero.

La investigación ha sido ardua. Los familiares de Jhon Jairo denunciaron su desaparición el pasado 25 de marzo, aunque la Policía sospechó desde el principio que no se trataba de una ausencia voluntaria y que todo apuntaba a un fatal desenlace. Las sospechas se dirigieron pronto hacia un cuñado de Jhon Jairo, Julio Adrián, "el chico de la camioneta", en palabras Diana Carolina Scarpetta, exmujer de la víctima, con la que tuvo una hija. "No me daba la cara", añadió. Julio Adrián trabajaba, como Jhon Jairo, en una empresa de limpieza con sede en Oviedo.

Los agentes realizaron seguimientos y escuchas de los sospechosos a lo largo de los meses de abril y mayo. Finalmente, este martes, los agentes de la Policía Científica acudieron a la finca de Granda en busca de pruebas. Encontraron sangre en la zona de la parrilla, lo que corroboró a los investigadores que se había producido un acto violento.

La furgoneta de uno de los detenidos y la parrilla en la que la Policía Nacional encontró sangre. | Luis Vega

La furgoneta de uno de los detenidos y la parrilla en la que la Policía Nacional encontró sangre. | Luis Vega / Luis Ángel Vega

La desaparición del colombiano coincidió con una fiesta a la que acudieron unas ocho personas, según indicaron fuentes cercanas. El domingo, 24 de marzo, la víctima tuvo una conversación por WhatsApp con una de sus hijas, por lo que el crimen tuvo que producirse necesariamente ese día por la noche o al día siguiente, que es cuando se le pierde la pista.

Se realizaron varias catas en la finca con una excavadora, primero bajo una cama elástica y luego en el extremo más alejado del terreno. Allí, al pie de una higuera, los agentes encontraron el cadáver envuelto en un plástico y en avanzado estado de descomposición. Fue el miércoles por la mañana. A eso del mediodía, un furgón funerario condujo el cadáver al Instituto de Medicina Legal, donde se le practicó la autopsia. Según el informe forense, Jhon Jairo recibió una decena de puñaladas, varias de ellas, mortales de necesidad, en el cuello. Sus asesinos le atacaron presumiblemente por la espalda.

Ahora la Policía trata de dilucidar qué ocurrió, aunque considera que ha detenido a los autores materiales del crimen. No obstante, no se descarta nuevas detenciones, ya que podría haber más investigados como encubridores del crimen. En las pesquisas han participado agentes de la Policía Nacional llegados de Madrid, en concreto del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) y de la Comisaría Central de Policía Científica, que han aportado medios tecnológicos de última generación para desenmascarar a los presuntos homicidas, aunque el grueso de las actuaciones ha correspondido a los agentes de la Comisaría de Siero y la Brigada de Policía Judicial de la Jefatura de Asturias.

La casa en la que vivía uno de los asesinos, y ante la que pudo cometerse el crimen. | Luis Vega

La casa en la que vivía uno de los asesinos, y ante la que pudo cometerse el crimen. | Luis Vega / L. Á. Vega

Trabajadores y agradables

Los vecinos no pueden entender que haya sido detenido Julio Adrián. "Eran muy trabajadores, agradables y discretos, no se cree que hayan podido hacer algo así", aseguraron varias vecinas del detenido y su pareja, que está estos días en Colombia. Lo mismo indicaron la dueña de la finca y su hijo, quienes aseguraron que nunca dieron problemas. Nadie se dio cuenta de que en el prado de la finca, en su extremo más alejado de la casa, se pudría un cadáver. De vez en cuando les gustaba hacer fiestas, a las que acudían otros colombianos, entre ellos la víctima que residía en Colloto desde hace bastantes años. Jhon Jairo tenía cuatro hijos en Colombia y una quinta en España.

El motivo del crimen fue "una discusión boba" durante una fiesta en Colombia. Jhon Jairo estaba con su familia política y alguien bromeó con que su hija recién nacida no se le parecía. El comentario desencadenó una pelea alimentada por el alcohol. En aquella ocasión, quien se llevó la peor parte fue el suegro de Jhon Jairo, padre de los hermanos ahora detenidos. En varias fotos se ve a Jhon Jairo con Julio Adrián, uno de sus presuntos asesinos, celebrando o tomando copas, lo que da idea de la cercanía que tenían.

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