El emocionante adiós, entre roncones y montañas, a Yoli Pérez, "madre" de la banda de gaitas "Ciudad de Oviedo": "Abrid los ojos y ver todo lo que ha dejado"

Lo localidad lenense de Congostinas acogió el funeral por la directora de la agrupación ovetense, en la que sonó su tema favorito: "La Basilisa"

Así fue la emotiva despedida a Yoly Pérez, directora y "madre" de la Real Banda de Gaitas de Oviedo

Chus Neira

Chus Neira

La tristeza contagió este martes a los montes de Lena. Bajó la niebla y llovió, pero por un momento, lo que duró el funeral de Yolanda Pérez, en Congostinas también cesó el agua y se dejó escuchar solo el rumor del río, las palabras que el padre Valdés pronunciaba dentro de la iglesia de Santa María y los himnos con los que la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo acompañó la despedida a la que durante 25 años fue su directora.

En un clima sobrecogedor, como si ese mundo en el que ella tanto dejó quisiera arropar también a la multitud de vecinos y músicos desconsolados, sus paisanos apenas podían musitar, como en una letanía, lo triste que era decir adiós a “Yoly” (así quería que la llamaran), y lo dispuesta que siempre estuvo a ayudar a todos en todo.

“Aquí dejó los mejores momentos de su vida”, narró con entereza el Padre Valdés, que por vecino del lugar sabía bien todo lo que colaboró esta mujer, acordeonista y profesora, en todo lo que el pueblo puso en marcha, fuera la puesta en marcha de un centro social como lugar de reunión o una agrupación coral.  

Yoly Pérez, explicó el sacerdote dominico, que concelebró con el párroco de Congostinas, José Antonio López, amaba a los niños y ellos “llevarán en el alma sus enseñanzas”. Las de la vida y las musicales. Este martes, entre los cerca de 80 músicos de la “Ciudad de Oviedo” que se desplazaron hasta el concejo de Lena para despedir a su directora, estaban también los acordeonistas, casi todos discípulos suyos, incapaces de contener el llanto mientras acompañaban los himnos que fueron acompañando la liturgia.

El Padre Valdés pidió recordar a la vecina alegre, colaboradora y disfrutona, y recitó un poema tradicional escocés para animar a los presentes a “abrir los ojos y ver todo lo que ha dejado antes de cerrarlos y rezar para que vuelva”.

En la despedida hubo breves palabras en nombre de la familia a cargo de su primo Alfredo Durán recordando a la buena mujer que fue Yoly Pérez antes de que toda la comitiva acompañara sus cenizas desde la capilla al cementerio. El recorrido, cuatrocientos metros, con los gaiteros, acordeonistas y tambores marchando tras los dos sacerdotes y la familia, con su viudo, José Manuel Ronderos, y sus padres, Vicente y Amparín, al frente, llenó el monte con la canción favorita de Yolanda, “La Basilisa”, una melodía tradicional con ropajes rítmicos de vals que fue tiñendo Congostinas de homenaje y lamento.

Así despidió el pueblo a una mujer volcada en la asociación vecinal y colaboradora con todo aquello que podía con el Ayuntamiento de Pola de Lena. Esa misma dedicación la aplicó a su instrumento y a sus responsabilidades en la banda de música Ciudad de Oviedo. Todos los componentes de esta formación y de su cantera, la banda Vetusta, destacaron de forma unánime que Yoly Pérez, más allá de ser la directora, la responsable de los arreglos para el acordeón y la que daba clases a los que se iniciaban con este instrumento, hizo las funciones de madre y hermana de todos ellos. Siempre preocupada por cómo se encontraban y siempre, incidía el lunes el presidente de la banda, Adolfo García, ejerciendo como una pieza de cohesión entre todos ellos, el ángel que cuidaba y mantenía unidos y a salvo a todos los músicos durante tantos años.