Nuria en la ciudad pendiente: la reconversión de las Cuencas debió haber sido urbanística

"Seguramente lo que le falta a Mieres es un plan de urbanismo"

ASTURIANOS EN MIERES: Nuria Vila Álvarez

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Nuria Vila Álvarez, historiadora. Es la directora de programas del Museo de Ferrocarril en Gijón. Trabaja en Gijón pero sigue residiendo en su ciudad natal, Mieres, de la que reivindica su calidad de vida. Eso sí, cree que el gran reto pendiente, en el proceso de reconversión que sufrieron las comarcas mineras, fue poner el foco en el urbanismo, erradicar las ruinas, restaurar espacios, hacer ciudad, pensar a largo plazo para hacer de Mieres un lugar más agradable para vivir

"Yo soy de Mieres, de San Pedro. Estudié Historia, trabajo en Gijón en el Museo del Ferrocarril, soy la directora de programas, y llevo también la Ciudadela de Celestino Solar. Como la mayoría de la gente, no trabajo en Mieres. Pero vivo en Mieres".

–Y ahora la pregunta que les persigue: ¿Y como es que, trabajando en Gijón, vive en Mieres?

–Esa pregunta es increíble. Cuando tú dices que yes de Mieres y que también vives en Mieres percibes una extrañeza. La gente te mira como si fuera una extravagancia o como una desgracia. Porque parez que aquí no se puede vivir. Cuando es al revés. Nos hablan de la ciudad de los veinte minutos y Mieres es la ciudad perfecta de los veinte minutos. O sea, que tienes veinte minutos para desplazarte de un punto a otro. ¿Esa idea ecológica de esa ciudad fantástica para vivir? Eso tienlo Mieres. Y, de momento, tenemos prácticamente todos los servicios. Pero sí, lo primero que produz que vivas en Mieres ye extrañeza. Ye como si tuvieras una desgracia, porque yes un paria social y estás atrapada aquí. O que eres muy extravagante y lo lleves como un deber, algo medio kantiano: ‘Aquí me quedo porque soy yo muy consecuente con mis principios’. Y ni uno ni otro. Yo vivo bien aquí y estoy a gusto aquí.

–¿Y por qué se produce ese estigma de los mierenses jóvenes que se quedan?

–Por una parte, hay demasiada nostalgia de unos tiempos pasados que ni fueron tan gloriosos, ni tan maravillosos. La nostalgia te pone un velo de color rosa a muches coses. Sobre todo, porque cuando mires al pasado, casi siempre tú eres más joven. Y después te dicen: es que ahí no hay nada, es que eso es un erial. Pues era más erial cuando yo era una guaja, en los años ochenta. Había menos coses. Yo fui a un instituto donde no te podíes duchar porque en les duches teníes barro y éramos tres mil metíos en clases de cuarenta y dos. Y la mi guaja fue el mismo instituto, el Bernaldo de Quirós, que ahora tien unes instalaciones de morite de buenes.

–¿Esa dulcificación del pasado sigue siendo hoy uno de los principales lastres?

–Sin duda. Aquí hay que cerrar con siete llaves ya ese glorioso pasado minero. Ya no podemos reconstruirnos a partir de ahí. Ya no hay mineros, ya no hay minería, ya no hay esa cultura. Vamos a hacer otra cosa. Sin olvidar aquello, basándonos en aquello, recogiendo lo bueno todo aquello. Pero lo minería no va a volver. No se va a volver a vivir de la industria. Y además aquello fue un tiempo muy corto. Si lo miras en el tiempo histórico, fueron solo 150 años y no son todos de bonanza maravillosa, la gente vivió mucha miseria por la industria.

"De les prejubilaciones, ya va 30 años de elles. Y ahora ya tienes también una perspectiva. No tengo nada en contra, no creo que hubiera que hacer un ajuste como el de la Thatcher. Pero les prejubilaciones sirvieron para que la gente cogiera, marchara, y comprara un pisu en Gijón, como cerca. Si no, en Benidorm. La Autovía Minera sirvió para que nos piráramos. Porque era más guay vivir en Gijón. De eso hay un poco, aunque no te lo parezca. De eso hay un poco. Ir a Gijón se veía como un progreso por marchar de aquí. Si te quedabes aquí era porque no teníes más remediu o porque eres muy rara.

"Uno de los problemas es que se intentaron atajar los cosas en el cortu plazu. Ni siquiera se pensaba en el medio o en el largo y hacer un proyecto de ciudad para atajar todo los problemas que teníes: problemas medioambientales porque no se descontaminó nada, problemas de un crecimiento desordenadísimo de la vivienda, de un urbanismo loco… Todo eso, no se atajó. Porque eso requiere más de una legislatura. Y se trabaja por legislaturas o por mandatos municipales. Todas estas cuestiones necesiten un plan sostenido del tiempo y nunca se pensó de esta forma. Mieres hubiese necesitado sanear medioambientalmente todo y acabar con aquel urbanismo de cases vieyes. ¿Y ahora qué tenemos? Cases que se están cayendo y ruines por todas partes. Y ahora hay que ir al derribo de muches coses. Nos come la ruina. Nunca se pensó en rehabilitar espacios. Como mucho, se construyeron guetos, viviendes sociales como Santullano.

"Se seguía con el modelo del periodo anterior, que ya no servía para éste. Y no se pensó qué ciudad queríamos ser. Por ejemplo, cuando se hizo el paseo del río a todo el mundo le parecía una tontería. De todas las iniciativas que se hicieron con los fondos mineros, no voy a decir que la fue la única y la más maravillosa, pero ye la que está ahí y la que nos sirve para vivir nosotros, para tener un espacio por donde movenos. Nunca soñamos con poder ir al río. Ese espacio se recuperó para la ciudadanía. Pero otros al revés, se degradaron y se los dejó caer y convertise en ruines. Porque algo como hacer una ciudad lleva muchos mandatos, entonces ningún alcalde se va a llevar la gloria de haber hecho esa ciudad".

"Yo no diría que esto ye feo. Diría que está feo, que algunes cases están fees. Cuando dicen: Turón ye feo. No. Turón ye espectacular, con la naturaleza que tien, si trabajes en ello. Pero está feo de años de explotación intensiva. De que se vivía en un hórreo, de que se hacía una chabola en cualquier sitiu, de que se cerraba la finca con un somier… Pero todo eso se puede legislar. Hay ordenances para todo eso. Y que Hunosa derribe también, claro. Porque aquí la super empresa era Hunosa. Y un día cerraron la puerta y ahí lo dejaron como estaba. Ahora parece que van a intervenir en Figaredo, que van a descontaminar. Yo no sé dónde está el programa de descontaminación de los suelos de Hunosa. Aquí se cerró la puerta y ahí se quedó. Pa que se vaya cayendo y los guajes vayan allí. Y sí, se crean bolsas de degradación que son bolsas de marginalidad".

"¿Mieres tiene espacios muy degradados? Sí. Porque seguramente lo que le falta a Mieres es un plan de urbanismo. Lo que hace falta ye saber qué ciudad queremos ser. Mieres necesitó ser pensada como ciudad de forma global. En Mieres vives con tranquilidad y ye una ciudad muy amable pero, claro, les entraes a Mieres meten miéu. Por todos lados que entres, entres por una ruina prácticamente. Entres por La Peña y madre de mi vida… Entres por Santullano y pa qué te quiero contar. Ye tremendo lo que ves. Pero cuando estás dentro, ye una ciudad mucho más vivible de lo que la gente piensa. Ye una ciudad amable. Está sucia, sí. Está sucio, la verdad. Dizlo todo el mundo. Yo sé que el Ayuntamiento está haciendo muchos esfuerzos y tenemos que contribuir todos. Claro, si tiramos les colilles al suelo, está sucio. Y sucio llama a más sucio. O sacudir por les ventanes. Por dios, hay aspiradores".

"Aquí hubo muchísimo miedo a no querer ser una ciudad dormitorio. Caramba, ¿dónde está el problema? No aprovechamos la vecindad de Oviedo y estamos a 10 minutos. Y Gijón, al lado. Estamos en el medio de un montón de cosas. Mira Siero qué bien lo está aprovechando. ¿Dónde está el problema de ser una ciudad dormitorio? Que esto sea un sitio donde venga la gente a vivir porque hay escuelas, hay ambulatorios, hay hospital. Es decir, tienes todos los servicios que necesites. Si hubiéramos elegido este  modelo de ciudad, o si todavía lo podemos elegir, no ye tan malu. Decíen: no queremos ser un barrio de Oviedo. Bueno, ni tan mal. Mira La Corredoria. Hay gente de aquí que se fue a vivir a La Corredoria porque, increíblemente, durante unos años los pisos eran más baratos allí de lo que eren aquí. Las prejubilaciones subieron el precio de todo para después, nada. Produjeron una burbuja tremenda. Y se expulsó a mucha gente joven de la mi generación. Ahora La Corredoria está poblada de adolescentes y aquí sólo tenemos vieyos".

"Para mí las cosas más importantes de una ciudad son la cultura –algo que sí se está recuperando en Mieres– y el urbanismo, además de servicios sociales o la sanidad. La gente no da importancia a la ordenación urbana, pero ye lo que hace un espacio vivible o no vivible. Ye la forma en la que colocas los muebles en tu casa. Si tapas la luz, en tu casa no se vive. En los años 90, Gijón, con Tini, pensó qué ciudad quería ser. Tendrá sus errores pero se pensó una ciudad. Incluso Oviedo, te puede gustar el gabinismo más o menos, pero también tuvo una idea de ciudad. Lo que nos pasó en les Cuenques es que no pensamos eso. Nosotros seguíamos anclados en esa mentalidad de que éramos el espacio productivo, la minería, la industria. Y lo que nosotros entendíamos por crear ciudades era ser una ciudad de dormitorio, que estaba muy mal visto, era como la muerte".