Jurista y escritor, ha sido elegido miembro de número permanente del RIDEA

Javier Junceda: “Necesitamos faros que nos guíen por este océano de insustancialidad, aportar rigor a la sociedad”

“Una de las claves de la reforma de la Administración asturiana pasa por acertar en el modelo para incentivar el trabajo del empleado”

Javier Junceda. | LNE

Javier Junceda. | LNE / M. PALICIO

Javier Junceda Moreno (Oviedo, 1968), jurista especialista en Derecho Administrativo, prolífico escritor, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA y atento observador reflexivo de la realidad que le rodea, ha sido designado para ser miembro de número permanente del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). Su promoción en la institución, a la que pertenecía desde 2013 como miembro correspondiente, acelera la vocación de servicio y el ansia de aprendizaje, la ilusión y la pretensión de contribuir a hacer de faro y brújula para un mundo con cada vez más información a su alcance y en muchas ocasiones desorientado.

–¿Qué significa el ingreso, personal y profesionalmente?

–Un gran reto profesional y una enorme emoción personal. Sentarse donde lo hicieron o hacen los asturianos más destacados en las ciencias o el arte, algunos de ellos dedicados al derecho, lo encuentro un desafío al que trataré de enfrentarme con humildad y vocación de servicio. Me acuerdo mucho de mi padre, al que estoy seguro que le haría ilusión este nombramiento.

–¿Qué cree que puede aportar a la institución y qué le aportará la institución a usted?

–Pondré todo de mi parte para devolver tanta confianza al Instituto, del que estaré eternamente agradecido. Lo mío es el derecho y la reflexión sociopolítica, y ahí me tendrá arrimando el hombro cada día. Estar acompañado de tantos asturianos consagrados es todo un privilegio. Espero aprender de ellos y estar a su altura.

–¿Qué puede hacer por nosotros la reflexión, el conocimiento y la cultura en un momento de zozobra colectiva como este?

–Nunca como hasta ahora habíamos tenido la posibilidad de acceder al mundo del conocimiento en tiempo real y eso coincide con uno de los momentos de mayor caos en infinidad de terrenos. Necesitamos faros que nos guíen por ese océano de insustancialidad. Sin esa brújula, estamos perdidos. El RIDEA podría ser ese faro, esa brújula que nos permita avanzar como sociedad, aportando rigor y seriedad a la realidad.

–¿Cabe decir que la institución se rejuvenece? ¿Lo necesitaba?

–Pienso que lo ideal es congeniar experiencia y juventud, pero sin caer en esa fascinación de ahora por la efebocracia, que criticó Ortega. Instituciones como el RIDEA precisan contar con trayectorias consolidadas, y eso se consigue con la veteranía.

–¿Cuánto urge la renovación legal en marcha para ajustar el funcionamiento del RIDEA y qué puede aportar al proceso en su condición de jurista?

–Llevamos años detrás de ese asunto, importante para el Instituto. Me volcaré en la confección de la norma junto con los demás compañeros que llevan tiempo detrás de ese objetivo, con el director a la cabeza o mi maestro, Leopoldo Tolivar. Pronto estará promulgada, espero.

–¿Sabe ya por dónde va a ir su discurso de ingreso?

–Sí. Llevo años estudiando las figuras más señeras del derecho asturiano. Trataré de hacer una semblanza lo más completa posible de esos ilustres juristas, algunos de ellos unos grandes desconocidos.

–Ha sido elegido también para formar parte del grupo de trabajo para la transformación de la administración asturiana. ¿Qué condiciones deberá cumplir la reforma de la función pública para salir reforzada del proceso de mejora que ha iniciado el Principado?

–El marco que deja la legislación estatal no es excesivo, pero se pueden conseguir cosas. Pienso que una de las claves pasa por acertar en el modelo para incentivar el trabajo del empleado público y acomodarlo a las nuevas realidades digitales y de movilidad. El reto, desde luego, es grande.

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