El Centro Asturiano de La Palma recibe a Barbón con un alegato contra el olvido

El Presidente visita al único colectivo regional de la isla y elogia su “optimismo” ante la adversidad

Adrián Barbón, en el centro, durante su encuentro con los socios del Centro Asturiano de La Palma, ayer.

Adrián Barbón, en el centro, durante su encuentro con los socios del Centro Asturiano de La Palma, ayer. / M. P.

M. P.

La casa de Pablo Jiménez, avilesino del barrio de la Luz, está enterrada debajo de sesenta metros de lava. Lleva diecinueve años viviendo en La Palma y de repente, el 19 de octubre del año pasado, un mes después del estallido del volcán Cumbre Vieja, tuvo que dejar “mucho atrás”. Casi todo. Ayer se lo contó al presidente del Principado, Adrián Barbón, en el Centro Asturiano de la isla, al cumplirse exactamente tres meses desde que se apagó el volcán y en la víspera de la conferencia de presidentes autonómicos que ha llevado al jefe del Ejecutivo hasta Canarias. Barbón salió de un encuentro “muy placentero” con la colonia asturiana elogiando el “optimismo de los que no se rinden” y el talante “esperanzador” de quienes han sufrido tanto y ayer quisieron reconocer con agradecimiento que “se sintieron queridos y respaldados por el pueblo asturiano”. Fue, dijo, una de esas experiencias que le hacen a uno sentirse “orgulloso” de ser astuirano.

Para Pablo Jiménez, que hace sólo una semana pudo alquilar una vivienda mejor que los apartamentos turísticos en los que estaba alojado con su esposa e hijos, fue una “grata sorpresa”, un encuentro enriquecedor en el que Barbón “tomó nota”, “nos hizo preguntas y se ofreció a echarnos una manita en lo que se pueda”. Las necesidades son muchas, resalta, para quien “lo ha perdido todo” y necesita, directamente, “rehacer su vida”. Por empezar por lo más básico, “faltan las ayudas del Estado”, que aún no han llegado.

Sin “ninguna exigencia”, el único centro regional registrado en La Palma hizo ante el presidente del Principado un alegato contra el olvido. Han pasado noventa días desde que se apagó el volcán y España empezó a mirar hacia otras crisis, y el Centro Asturiano de La Palma aprovechó la visita para hacerse ver, reivindicarse y, simplemente, expandir la conciencia de lo que sigue pasando allí.

Pedro Tamés, presidente de un colectivo de asturianos pequeño pero resistente –son sólo unos veinte, pero ya duran dos decenios–, se conforma con que la dura realidad de los que dejaron parte de sus vidas bajo la lava se “mantenga en su retina”, ahí fuera “sean conscientes de lo que hay” y sepan que “si el Principado puede ofrecer alguna ayuda, sería bienvenida”. Tamés, llanisco de Porrúa, 36 años en La Palma y máximo responsable del centro desde su fundación hace veinte, hizo partícipe a Barbón de las historias “delicadas” que ha dejado el volcán, entre ellas las de los asturianos afectados, Pablo Jiménez más que ninguno, y agradeció el hueco en la agenda del jefe del Ejecutivo regional para una reunión en la que también participó la consejera de Hacienda, Ana Cárcaba, y por el que también se dejó caer el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. Les agrada sobre todo, remata Tamés, la conciencia de “sentirnos respaldados”.