El hombre que agredió a varios agentes en Cangas de Onís deja el hospital y declarará hoy ante el juez

Algunos vecinos de la localidad claman contra los festivales de música como en el que había estado el atacante porque "no queremos este tipo de turismo" mientras otros defienden que no hay que meter a todos en el mismo saco: "Estuve todo el fin de semana trabajando con ellos y ni una mala palabra, ni una voz"

VÍDEO: La difícil y arriesgada maniobra para reducir y tranquilizar el violento agresor de Cangas de Onís

Nuria M. Morán

P. T. / J. M. Carbajal

Sorpresa en el seno de la Guardia Civil ante la decisión de la jueza de poner ayer en libertad al agresor de Cangas de Onís, J. L. P. D. C., vecino de Alcorcón (Madrid), tras el incidente del pasado domingo, cuando agredió a varios agentes. No es la primera vez que este individuo es detenido por hechos similares: es reincidente. Hace unos años, "fue detenido por desacato a la autoridad en fechas similares y en la misma zona", subrayó ayer la asociación mayoritaria de la Guardia Civil, Jucil.

El joven, de 28 años y que durante la agresión se encontraba fuera de sí a causa, supuestamente, de la ingesta de estupefacientes, provocó lesiones a varios agentes de la Benemérita durante su detención, a causa de la extrema violencia que empleó para negarse a ser atendido. El agente que más daño sufrió tuvo que recibir dos puntos de sutura cerca del ojo y otros diez puntos para suturar la brecha que sufrió en la cabeza, informan desde la asociación Jucil.

En cuanto a la resolución judicial, "la respetan y acatan, pero no la comparten, y no entienden que no se haya atendido la petición de la Fiscalía, que solicitaba la prisión sin fianza hasta el momento del juicio". Consideran que la decisión adoptada por la jueza "difunde un mensaje inequívoco tanto para la sociedad como para quienes se aprestan a delinquir y sobre todo, para quienes actúan con violencia extrema". Se muestran indignados ante lo "fácil que es evadirse de las consecuencias que suponen este tipo de delitos y, sobre todo, de lo gratuito que resulta resistirse a la acción de la autoridad".

Denuncian que "este tipo de decisiones añade aún más incertidumbre en los protocolos de actuación de las autoridades frente a las actitudes violentas ya que, como ocurre en este caso, el agresor no está en posesión de armas de fuego ni armas blancas, lo que hace que la respuesta judicial sea distinta al de los casos en que se responde a esos ataques armados". "El uso del cuerpo, y en este caso de los puños y la fuerza, actúan como elementos que "pueden resultar muy graves, incluso letales, para quienes tienen la misión de controlar su actuación violenta", concluye Jucil.

El agresor se expone a una petición de pena elevada y, por ello la Fiscalía había solicitado su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza. Sin embargo, la jueza desatendió la petición del fiscal y decretó su libertad con cargos y a la espera de ser procesado. El detenido, que en la mañana de ayer pasó a disposición judicial, habría ido directamente a la cárcel si el juzgado hubiese accedido a la petición de la Fiscalía, que aprecia además riesgo de fuga.

"La Fiscalía, en principio, considera que los hechos podrían ser constitutivos de un delito de atentado cualificado y de siete delitos de lesiones, a determinar si leves o menos graves. La Fiscalía solicitó la medida cautelar dada la gravedad de los hechos, lo elevado de las penas en caso de condena y al considerar que existe riesgo de fuga", explicaron desde el Ministerio Público antes de que el juez dejase libre al presunto agresor.

Pero todo apunta a que el detenido, que estaba en la zona asistiendo al festival de música electrónica Aquasella, se tendrá que enfrentar además a otras acusaciones además de la pública. Es más que posible que los agentes heridos se personen como acusación particular, sobre todo el que salió peor parado del violento brote que protagonizó el hombre a plena luz del día. El agresor, con síntomas de intoxicación, derribó de un puñetazo a este agente y lo pateó en la cabeza una vez estaba en el suelo. El agredido evoluciona favorablemente de un fuerte golpe en la zona ocular, alrededor de la cual le tuvieron que poner dos puntos, y de un traumatismo craneal, producido en la caída al suelo con una brecha que le tuvieron que suturar en el hospital con diez puntos. Jucil ejercerá la defensa de los derechos de los agentes heridos y estudia personarse como acusación popular.

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