Nacho Calviño, presidente de Unicef en Asturias: "A veces, se ve a los niños como objetos a proteger y se nos olvida escucharlos"

"Lo que más me preocupa de nuestros menores es el impacto de la tecnología, su salud mental y la violencia que sufren en entornos cercanos"

P. Á.

Ignacio Calviño (Pola de Siero, 1980) es el nuevo presidente de Unicef en Asturias, cargo en el que ha sustituido a María José Platero, quien lo desempeñó durante los últimos ocho años. Nacho –como le gusta que le llamen– Calviño es el socio director de la empresa Cometa Verde, dedicada a actividades educativas y de ocio y juego, así como cofundador de la empresa ALWA Emprendizaje Social. Entre 2016 y 2021 presidió la Asociación de Jóvenes Empresarios del Principado de Asturias.

–¿Con qué ánimo asume la presidencia de Unicef en Asturias?

–Como un desafío, una responsabilidad y un regalo. Estar en Unicef, poder aportar mi experiencia en relación a la defensa de los derechos de la infancia en nuestra región, es indudablemente un regalo. Tengo la suerte de contar con un gran equipo y estoy ilusionado ante los retos que tenemos para los próximos cuatro años, especialmente en las áreas de incidencia y sensibilización.

–¿Qué objetivos prioritarios se plantea para el mandato que ahora comienza?

–Nos proponemos continuar los proyectos impulsados por mis antecesores, Ángel Naval y María José Platero. Nos preocupa que las necesidades y los derechos de la infancia asturiana estén adecuadamente cubiertos.

–¿Cómo valora el papel de su antecesora, María José Platero, y la herencia que le deja?

–La gestión de María José ha sido ejemplar e inspiradora. Es una líder nata que consiguió que todos remáramos en la misma dirección. Logró que Asturias sea uno de los territorios líderes en algunos proyectos, como el Ciudades Amigas de la Infancia, en el que involucró a muchos ayuntamientos. Personalmente, puedo decir que me enseñó a soñar, a aprender y a hacer que sucedan grandes iniciativas y acciones.

–¿Con qué sueña ahora?

–Con que ojalá no esté cuatro años presidiendo el Comité de Unicef Asturias por la sencilla razón de que Unicef se cierra porque su labor ya no es necesaria. Nada me gustaría más que hacer esto realidad, pero de momento es solo un sueño. Pero hay que pelear por los sueños, ¿no?

–¿Echa de menos el apoyo de algunos colectivos o entidades que, a su juicio, podrían colaborar de una manera más decidida?

–Pienso que las políticas para la infancia no son siempre todo lo prioritarias que se merecen y que se necesita. Al final, los políticos tienen que pensar en cuatro años y los menores no votan... Todo eso juega en contra. A veces, sólo se ve a los niños como objetos a proteger, y se olvidan aspectos muy importantes, entre ellos escucharles más y darles más cauces de participación en las decisiones que les atañen.

–¿Cuáles son los problemas de los niños que más le preocupan?

–Si hablamos de Asturias, el impacto de la tecnología en los adolescentes, la salud mental o la violencia que sufre la infancia en muchos ámbitos, incluso en entornos cercanos. Y, a nivel internacional, la pobreza y los conflictos armados.

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