La costera de bonito frena en seco: "Es como si los peces se hubieran evaporado"
La presencia, un año más, de arrastreros pelágicos de Irlanda y Francia en el límite de las doce millas solivianta a los pescadores asturianos
¿Dónde se han metido los bonitos? Esa es la pregunta, de momento sin respuesta, que se hacen los pescadores asturianos desde hace una semana: "Es como si se hubieran evaporado". Según cuentan los marineros, la costera se desarrollaba con relativa normalidad, incluso con perspectivas de un cierre temprano de la misma por agotamiento del cupo de capturas autorizado, cuando la actividad cayó a mínimos por la súbita desaparición de los bonitos. La sospecha generalizada es que estos peces han buscado aguas más profundas, lo que pudiera deberse a un efecto térmico, ya que el bonito, como muchas otras especies marinas, tiene preferencia por moverse en cierto rango de temperaturas y este verano la calidez superficial del mar Cantábrico está siendo más que notable, lo cual podría alterar los hábitos de la fauna marina. Otra posibilidad es que hayan migrado a aguas más alejadas de la costa, a priori más frías.
Según la aplicación Gestcuotas, que da respuesta a las necesidades de información del consumo de cuotas pesqueras, para la presente campaña 2023 se dispone de una cuota adaptada de 18.805.420 kilos de bonito del norte. Actualmente, se lleva consumido aproximadamente el 63 por ciento de esa cuota, por lo que la cantidad aún disponible es de casi 7 millones de kilos. Por la experiencia de campañas anteriores en relación al ritmo de consumo diario de cuota, este escenario presupondría que un cierre temprano de la campaña por agotamiento de la cuota a principios del mes de septiembre. Pero el frenazo de capturas que se produjo la semana pasada podría alterar esa previsión, o incluso algo peor: de mantenerse la actual situación de "invisibilidad" de los bancos de túnidos, podría finalizar la campaña sin haber gastado todo el cupo autorizado.
Y si la campaña de bonito se ha tornado "rara" para los pescadores profesionales, los deportivos y recreativos no les van a la zaga. En los puertos deportivos de la comarca avilesina comentan que no abundan las capturas y que a diferencia de otros veranos se pescan con mucha frecuencia bonitas, caracterizadas por un sabor más fuerte y atunado; es el pez que se conoce en el argot pesquero asturiano como "patudo".
Unido a la extrañeza por el menor avistamiento de bonitos, estos días es motivo de comentario en ámbitos pesqueros la presencia en aguas de Asturias –en especial al Oeste de Peñas y siempre por fuera de las 12 millas para evitar ser sancionados– de una veintena de barcos irlandeses y franceses que faenan con arte de arrastre pelágico, prohibido en España por su probado carácter destructivo.
La animadversión que siente la flota asturiana hacia los arrastreros pelágicos tiene que ver con que capturan bonitos valiéndose de redes de enorme tamaño, un método que a diferencia de la pesca a cacea (con anzuelos) no es selectivo en absoluto, genera una elevada tasa de descartes (pescado inservible a efectos comerciales) y atrapa a especies protegidas, incluso delfines y tortugas. Los arrastreros pelágicos, además, venden sus capturas a muy bajo precio a la industria conservera afectando a la cotización del precio de los bonitos capturados con anzuelo.
Diversas organizaciones ecologistas, como Greenpeace, exigen desde hace años a Europa la prohibición de este arte pelágico, pero de momento sin éxito.
La Secretaría General de Pesca ha repartido una cuota adicional de 2.100 toneladas de sardina ibérica para la flota española, obtenida mediante intercambio con Portugal. Con este incremento del que se beneficia Asturias, la cuota total disponible de sardina ibérica para la flota española este año supera ligeramente las 21.000 toneladas, lo que supone un aumento de más del 35% con respecto a 2022.
Esta cantidad adicional de la especie se ha obtenido a cambio de ceder cuota de pez espada del Atlántico Norte, de la que España tiene un excedente en 2023. Del reparto de esta cuota adicional, se benefician todas las flotas españolas que capturan la sardina ibérica. Pesca señala que, vistos los consumos de cada modalidad en este momento de la campaña, así como la referencia de los años anteriores, se observa «la mayor necesidad de cuota por parte de las flotas de cerco, racú y piobardeira del Cantábrico y Noroeste».
La UE debe «oponerse activamente» al establecimiento unilateral de cuotas de caballa (xarda) por encima de la recomendación científica por parte de Noruega, pues «afecta a la sostenibilidad a largo plazo de esta pesquería clave para los intereses de la flota comunitaria». Esa es la queja de la Organización de Productores de Pescado de Irlanda (IFPO), entidad que sostiene que Noruega comercia con parte de la cuota que se asigna con otros países, para que también puedan aumentar drásticamente sus capturas.
El «modus operandi» de Noruega no es nuevo; ya en su día los pescadores del Cantábrico, entre ellos los asturianos, denunciaron que la «barra libre» pesquera que se concede el país nórdico (ajeno a la UE) perjudica al resto de estados ribereños puesto que el stock de xarda (una especie migratoria) es compartido por todos los países que tienen fachada atlántica.
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