Restaurar el horno de Saint-Gobain es "alargar la agonía", reprocha la plantilla

La falta de noticias, otro año más, de la esperada reconstrucción de la pieza que da sentido a toda la fábrica intranquiliza a los trabajadores

El horno float de la fábrica de La Maruca.

El horno float de la fábrica de La Maruca.

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Que la dirección de la multinacional Saint-Gobain Cristalería haya decidido restaurar el horno de su planta avilesina en vez de reconstruirlo, lejos de ser una buena noticia es la constatación de que la "agonía" de la pieza fundamental del complejo fabril de La Maruca "se va a alargar" o esto es, al menos, lo que consideran los trabajadores consultados por este periódico.

La empresa ha anunciado que será este octubre –o quizá antes, dependiendo de decisiones de intendencia– cuando va a proceder a recomponer el horno que se instaló en 2008, tras el devastador incendio de marzo que destruyó el anterior. Los últimos apaños hechos en el aparato donde se funde arena para obtener vidrio fueron en el otoño de 2021. Entonces la empresa dijo que aquella intervención iba a alargar la vida útil de la infraestructura "cuatro años", pero serán menos al final a la vista de la nueva decisión desvelada esta semana. Y es que los trabajadores aseguran que esta nueva decisión sirve para darle "dos o tres años" más a la infraestructura, pero también aseguran que ese no será "tiempo suficiente" porque diseñar un horno de relevo "lleva, al menos, dos años de planificación": decisiones, licencias, diseño de la máquina, planificación de recursos humanos, obra civil…

Este colchón temporal no está recogido en los planes inmediatos de la compañía. O, al menos, no está recogido de manera activa. Porque la empresa sostiene que su idea es seguir invirtiendo, otra cosa distinta es lo que entiendan por "seguir invirtiendo" tanto los trabajadores como la dirección. Los primeros consideran que la intervención –restauración del horno– supondrá "la puesta a cero del cronómetro" de viabilidad de las instalaciones, o sea, que no hay tales inversiones.

Tal cual está organizada la producción en Saint-Gobain, en Avilés se fabrica vidrio plano con destino a la construcción en el horno float –así lo llaman–. Este negocio funciona bajo la marca Glass. El vidrio curvo es el que utilizan para hacer parabrisas, pero esa materia prima no se hace en Avilés (viene de Stolberg, en el estado de Renania del Norte Westfalia, al oeste de Alemania). ¿Podría funcionar la fábrica de Avilés sin horno? Fuentes consultadas lo ven posible, pero no verosímil. Consideran contraproducente fabricar el vidrio de capas, el laminar o el plateado con vidrio importado. De ahí que los trabajadores urjan una decisión "clara y rápida" sobre esta cuestión.

El ejemplo en el que se reflejan los trabajadores es cercano: el cierre del horno de Arbós, en la provincia de Tarragona (2020). Ese horno y el de Avilés colocaron a Saint-Gobain Cristalería como líderes en la producción de vidrio plano en la península Ibérica en los años ochenta. Ya no lo es.

Lo que de momento parece claro es que el horno va a ser reparado. Y también que esa reparación tiene un margen de vida útil de dos o tres años a lo sumo. Y todo eso crea "incertidumbre" sobre el futuro de la empresa multinacional en Avilés porque, tal cual desveló este periódico en su edición de ayer, el otro negocio de la planta avilesina –Saint-Gobain Sekurit, o sea, parabrisas– va camino de la irrelevancia. Este porvenir lo certifica el número de empleados con que cuenta la planta de automóvil (130 personas), frente a las 250 de Glass. Pero también la declaración de la asesoría social Syndex: que la apuesta de la multinacional va por caminos que poco tienen que ver con el sector. Y la circunstancia de que haya pasado de 14 a 8 fábricas de lunas de turismo.

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