Llaranes pone la guinda a la semana dedicada a practicar la solidaridad

Una animada jornada con música, danza, paella y mercadillo cierra siete días de actividades

Animación en uno de los puestos del mercadillo.

Animación en uno de los puestos del mercadillo. / I. G.

I. G.

Rosi Cueto es una artista del ganchillo. Es de Llaranes y confecciona manteles porque, dice, le entretiene mucho. Como cada año monta un puesto en la Semana Solidaria de Llaranes, que ayer tocó a su fin tras una intensa programación. "Hago los manteles durante todo el año y cuando acaba el mercadillo ya me pongo a pensar en el del año que viene", señala Cueto sonriente y rodeada de vecinas y amigas que admiran el género. "¿Qué traes este año?", le pregunta una vecina. A su lado, el grupo de catequesis tiene un puesto de juguetes. Y al otro lado de la plaza Mayor, está la bioescuela de Cáritas con flores, plantas y postres. La AMPA del colegio de Llaranes aporta al mercadillo manualidades confeccionadas por los pequeños al tiempo que Arcoiris, el proyecto infantil de Cáritas, vende una gran variedad de postres marroquíes. Todos están unidos y con el mismo fin: practicar la solidaridad. Así durante toda la semana, y ayer desde poco después de las 10.30 horas.

A la izquierda, un puesto textil; a la derecha, uno de comida. | Ricardo Solís

A la izquierda, un puesto textil; a la derecha, uno de comida. | Ricardo Solís / I. G.

La XXII Semana Solidaria está organizada por la unidad parroquial de Llaranes y El Pozón. Y como ya es tradición, no puede faltar la misa de campaña en la plaza Mayor.

Llaranes pone la guinda a la semana dedicada a practicar la solidaridad

Llaranes pone la guinda a la semana dedicada a practicar la solidaridad / I. G.

No hay fiesta que no tenga actividad cultural. En Llaranes lo saben bien y por ello programaron casi una decena de propuestas entre las que el teatro, la danza y, sobre todo, la música animaron la jornada, que se libró de la lluvia. "Menos mal que hoy –por ayer– hace bueno, si acaso un poco de viento, porque si llega a llover se chafa todo", afirma María García, que ya a las once estaba preguntando por la hora de la paella solidaria. "Ye a las dos y media", le responde una mujer.

La paella popular de Llaranes es otro de los clásicos, una comida de hermandad en la que los vecinos de Llaranes se unen más si cabe para celebrar la vida, el reencuentro de los ciudadanos en un activo barrio que durante una semana ha hecho honores a ese apelativo. "La Semana Solidaria suele ser muy completa, hay charlas, hay cultura, hay actividad, y sobre todo hay unión y solidaridad de los vecinos", conversan dos amigos mientras miran libros de segunda mano en uno de los puestos del mercadillo.

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