La política y la limpieza

Cuando hay un cambio de partido para dirigir cualquier actividad, aunque en este caso me refiero a la política en los ayuntamientos, que es lo que nos toca de cerca, los ciudadanos estamos expectantes por comprobar cuándo se ponen manos a la obra y comienzan a cumplir las promesas que en campaña hicieron.

Sería prolijo ponerse a explicitar el amplio rosario que todos desgranaron, y ahora llega el momento de la verdad para los que se llevaron el gatu al agua, y, seguramente, respiro para el resto, dado que se han visto liberados de promesas que sabían que no iban a poder cumplir, incluso por zancadillas de los suyos.

Llegadas estas fechas donde el pescado está todo vendido, con euforia los unos, desencanto y conformismo los otros, siempre me acuerdo de Jesús Sánchez, a quien, al día siguiente del cierre de las urnas de las que salió elegido Alcalde, me encontré a primera hora de la mañana por Lada tirando de escalera junto a dos compañeros de fatigas retirando toda la cartelería de su partido, por lo cual lo felicité por doble motivo: lo uno por su elección y lo otro por el ejemplo que estaba dando.

Toda esta historia viene a cuento porque a diario los langreanos nos seguimos encontrando con los caretos y eslóganes de los principales partidos que consiguieron representación en el Ayuntamiento, lo que precisamente nada dice a favor de todos ellos.

Algunos ya rasgados, y no por el paso de los días, pues seguramente fueron los de "enfrente" o quizá los propios partidarios que vieron que sus expectativas no se cumplieron.

Hombre, aprovechando el viaje igual los dejan ahí para reservar sitiu para lo que viene ya.

La limpieza ha sido siempre el tema estrella de todos los partidos en vísperas de elecciones, pero al final se queda siempre en agua de borrajas. Una cosa es dictar normas que nunca se cumplen, que no hace falta extrapolar, y el ejemplo que aquí detallo lo dice todo. Por lo tanto huelga cualquier comentario adicional.

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