Francisco Bernaldo de Quirós, soldado y pionero de la llingua

El ilustre militar lenense, aclamado y elogiado por el Padre Feijoo, es el autor de "El Caballu", un poema considerado el tercer documento más antiguo que se conserva en asturiano

Adrián Vega

Adrián Vega

El personaje que nos ocupa hoy, Francisco Bernaldo de Quirós, nació en 1675 en la torre de Pola de Lena, una tierra con la que su familia mantenía fuertes lazos desde la época de su tatarabuelo, Álvaro Bernaldo de Quirós, hijo de Sebastián Bernaldo de Quirós "El Viejo", titular del Mayorazgo de Quirós. Tras la prematura muerte de Álvaro antes que su padre, este último decidió establecer el Mayorazgo de Lena el 13 de diciembre de 1585 en favor de su nieto Francisco, otorgándole las casas y torres de Pola de Lena y Soto de Aller.

La magnífica torre de Pola de Lena, inmortalizada en un testamento datado en 1540, se alzaba frente a lo que ahora conocemos como la Casa Benavides, también propiedad de la familia y situada cerca del Ayuntamiento. Sin embargo, desafortunadamente, durante los tiempos tumultuosos de la Guerra de la Independencia, la primitiva casa sufrió la devastación del fuego, incendiada por los invasores franceses y, en 1893, Rosalía Bernaldo de Quirós Benavides y Peón, esposa del ingeniero químico Augusto Bailly, decidió que la vieja morada llegara a su fin para dar lugar a la construcción que conocemos en la actualidad.

Es importante señalar que el nombre Francisco era común en el linaje de los Bernaldo de Quirós, uno de los más prestigiosos de Asturias. Esta frecuente homonimia ha dado lugar a dificultades para precisar la filiación de algunos personajes históricos, incluso llegando a considerarla incierta. Por lo tanto, resulta fundamental hacer una distinción clara entre el personaje que nos ocupa y otros individuos históricos con nombres similares, como el comediógrafo Francisco Bernardo de Quirós (1580-1668), otro militar del mismo nombre (1650-1708) y el diplomático Francisco Bernardo de Quirós y Valdés, señor de la casa de Figaredo (1644-1709), quien desempeñó un papel destacado durante la guerra de sucesión como enviado extraordinario de S.M.C. ante los Estados Generales de las Provincias Unidas.

Francisco Bernaldo de Quirós era el hijo primogénito de Sebastián Bernardo de Quirós Benavides y Miranda, tercer poseedor del mencionado Mayorazgo, y señor de la torre, la casa y la jurisdicción de Olloniego, todo en Asturias, así como de la casa de Benavides de Molinaseca en El Bierzo. Su madre, Antonia María de Villapadierna Ayala y Cerón, era sucesora en los señoríos de Zalamillas, Raneros, Comontes, Villeza y parte de Grazalejo, todos lugares del reino de León. Su abuelo paterno, el historiador Felipe Bernardo de Quirós Benavides, trazó la genealogía tanto paterna como materna del poeta en su obra "Solar de Olloniego".

Siendo niño, tuvo que enfrentar la pérdida de su madre junto a su hermano José Manuel Antonio, a quien estuvo muy unido, destacando ambos como militares y poetas. En estrecha colaboración con su hermano y bajo las órdenes del general Navia Osorio, ostentaba en 1700 el título de gentilhombre de la Artillería del Principado. En 1703, se desplazó junto a su hermano a Flandes, donde ejerció como capitán de Caballos Corazas y después se unió al socorro de Ceuta durante el asedio de los ingleses, sirviendo por dos años a su propia costa.

Regresó a Asturias en 1705 y fue nombrado sargento mayor de un nuevo tercio que el Principado enviaría al servicio del rey Felipe V en la guerra de sucesión. Bajo las órdenes del coronel Navia Osorio, Francisco Bernaldo de Quirós se destacó en el reclutamiento e instrucción de la tropa, siendo ascendido rápidamente a teniente coronel.

Durante su servicio con el Tercio de Asturias, combatió a los austracistas en diversas regiones, incluyendo Galicia, Navarra, Aragón y Cataluña. En la toma de Tortosa en julio de 1708, demostró gran valentía y liderazgo en ausencia de su superior, lo que le valió el ascenso a coronel. Pero la importancia de la obra de Francisco Bernaldo de Quirós radica en ser el tercer documento más antiguo conservado en llingua asturiana. Un tesoro histórico y cultural que perdura en la literatura asturiana, y cuya figura es una parte esencial de la rica historia de esta región. Su legado perdura y continúa inspirando a las generaciones presentes y futuras, honrando así su contribución al patrimonio literario y cultural de Asturias.

Este poema es especialmente significativo por ser el tercer documento más antiguo en llingua asturiana, precedido solo por el Fuero de Avilés y la obra de Antón de Marirreguera. El Fuero de Avilés, datado en 1085, es un importante testimonio de los derechos y privilegios concedidos a la ciudad por el rey Alfonso VI. Por su parte, Antón de Marirreguera se considera el primer autor en llingua asturiana gracias a su obra "Pleitu ente Uviéu y Mérida pola posesión de les cenices de Santa Olaya", escrita en 1639 y presentada en un certamen poético en Oviedo ese mismo año.

Por ello, la obra de Francisco Bernaldo de Quirós es un tesoro histórico y cultural, ya que es el tercer documento más antiguo conservado en llingua asturiana y su legado perdura en la literatura asturiana como una parte esencial de la rica historia de esta región desde que fue publicado por primera vez en "Colección de poesías en dialecto asturiano" por José Caveda y Nava en 1839, siendo considerado como uno de los mejores dentro de esa antología. Dicho trabajo fue hecho a partir de las distintas versiones que el vulgo le ofrecía de la poesía y de algún manuscrito realizado por algún copista inexperto, pues su autor solo vería impreso el "Vaticinio heroico en el ascenso al trono de Felipe V", un poema con el que transmitía su entusiasmo por el Rey.

Unos años antes, el Padre Feijoo, figura destacada de la primera Ilustración española, llegó a afirmar sobre él lo siguiente: "Certifico que las pocas veces que logré oírle, me tenía absorto y sin aliento para hablar una palabra, tanto por no interrumpir la corriente de preciosidades que derramaba". Su testimonio sobre la impresión que le causaba la poesía de Bernaldo de Quirós evidencia el reconocimiento y el impacto que este poeta tenía en su tiempo.

Posteriormente, Fuertes Acevedo añadió a la biografía de nuestro protagonista, publicada en 1885, el dato de que había nacido en Lena y, ya en 1887, Fermín Canella haría una reedición de la colección de Caveda en la que se ocupaba de realizar las indagaciones que prácticamente confirman su autoría en detrimento de otros con el mismo nombre.

Más recientemente, José Ramón Tolivar Faes llevó a cabo un valioso estudio en el que proporcionó datos biográficos sobre varios personajes mencionados en el poema . Además, Xuan Xosé Sánchez Vicente afirmó que este poema es probablemente el mejor de la literatura asturiana, destacando su independencia de influencias castellanas. Por otra parte, Xuan Carlos Busto Cortina, destacado experto en literatura asturiana, analizó doce poemas suyos que aparecieron en un manuscrito en asturiano del siglo XVIII que el Gobierno regional compró en el año 2015 por 8.500 euros. Entre ellos, destaca además de "El Caballu", el romance "Retrato de una dama". atribuido históricamente a Eugenio Gerardo Lobo, un militar contemporáneo suyo.

Retomando el poema, es importante destacar que se trata de una epístola rimada, compuesto de 330 versos en romance octosilábico, lo cual la convierte en un valioso ejemplo de poesía descriptiva. Esta poesía se caracteriza por su enfoque realista y su intención de evitar el sesgo emocional. Aunque es cierto que en algunos versos se aprecia cierto paroxismo, exagerando y reflejando con pasión desmedida alguna cuestión mediante el uso de hipérboles. Otro aspecto sumamente interesante es el tono jocoso presente en el poema, ya que en aquella época, el uso de la llingua asturiana no se concebía para fines serios, con excepción del caso de Marirreguera. Prueba de ello son los certámenes poéticos, que en su mayoría acogían poemas en castellano y, ocasionalmente, en griego y latín. En esta obra, escrita entre los meses de febrero y octubre de 1707, Francisco rinde homenaje y muestra su respeto al Alférez Mayor de Oviedo, D. Pedro Solís, quien en los comienzos del siglo XVIII era regidor perpétuo de Oviedo, ofreciéndole en venta un magnífico caballo destinado a acompañarle en funciones reales, para que porte con orgullo el pendón de la ciudad.

A la manera de un tratante de feria, encarece las cualidades del animal, pintandolas a veces con algún doble sentido, realizando una auténtica prosopografía del caballo, y de ahí toma pie para aludir a diversos personajes, lugares y sucesos de la pequeña historia regional con un argumento mínimo. En ese sentido, es irremediable emparentar este texto con otras obras protagonizadas por animales durante el barroco, como "El coloquio de los perros" de Cervantes o "La gatomaquia" de Lope de Vega.

Tristemente, nuestro poeta no tendría mucho más tiempo para continuar su obra, pues su vida se apagaría tan solo tres años más tarde de haber compuesto dicho poema, falleciendo en la batalla de Zaragoza siendo aún muy joven, en uno de los mayores enfrentamientos que se llevó a cabo en la guerra de sucesión española y que fue la llave que abrió el efímero período de soberanía del archiduque Carlos y sus tropas. Tras su fallecimiento, su hermano José Manuel lo sucedió como teniente coronel del Regimiento de Asturias y sirvió con dicha unidad en Italia, donde lamentablemente también fallecería por enfermedad en 1712, en la isla de Elba.

Como colofón, podemos afirmar que el poema "El Caballu" sigue encantando a quienes se sumergen en sus versos llenos de pasión y humor, y su figura se mantiene como un símbolo de la rica historia y tradición de Asturias. El Padre Feijoo, en su sabiduría y reconocimiento de la grandeza de este poeta, vaticinó que Francisco Bernaldo de Quirós resurgiría algún día como el mítico Ave Fénix, renaciendo de sus propias cenizas para maravillar nuevamente al mundo literario. Así que, ojalá que llegue pronto ese día.

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