Luchadores y mexicanos: la visión más personal del derbi asturiano, por Javier Cuervo

En México, la lucha libre y el fútbol son puritita catarsis. Hoy y mañana será la catarsis en Asturias. Hoy, en Oviedo, la catarsis del derbi; mañana, en Qatar, la catarsis de la final del Mundial del 22. Hoy no ganarán en el Tartiere ni Argentina ni Francia y mañana será otro día.

Hoy se enfrentan los luchadores de dos equipos asturianos con dueños mexicanos: el tigre de Pachuca con su uniforme azul oviedista y el Orlegi enmascarado, rojiblanco sportinguista.

La metáfora luchadora futbolera está llena de parecidos y diferencias, de iguales y contrarios. Los luchadores vienen de un lugar desconocido; los futbolistas viven en Oviedo y en Gijón. Los luchadores no pueden perder la máscara y los jugadores tienen que dar la cara. Unos salen por el túnel de vestuarios y otros por la pasarela de vestimentas. Hasta la más hortera tercera equipación futbolística parecerá austera ante la más sencilla de las pajareras vestimentas de los luchadores.

En el fútbol, el equipo arbitral castiga la mano, la falta, el penalti, el juego peligroso, señala córner, fuera y fuera de juego. En la lucha mexicana, se castigan ellos solos, con carretas, tornillos, pinzas, enganches, planchas, desnucadoras, quebradoras, tornados y candados de cabeza dentro y fuera del encordado y el réferi lo más que hace es marcar las caídas sin límite de tiempoooooo. Ataques y contrataques tienen su reflejo en llaves y contrallaves El fútbol es patada y la lucha, costalazo. Aunque en ambos espectáculos hay riesgo, puede haber más daño en el fútbol, pero la simulación del dolor quizá sea más exagerada en la lucha. Esto último no está científicamente demostrado.

Por su parte, el público suelta adrenalina por lo mismo: un enfrentamiento en el que elige a quién seguir. En el fútbol un pueblo se enfrenta contra otro; en la lucha son el bien y el mal, los rudos ("los malos") y los técnicos o científicos ("los buenos"). En la excitación mexicana las imprecaciones se dirigen a la mamasita santa y en la asturiana el hijo de la que no lo es.

Hay una diferencia esencial entre un combate de lucha mexicana y un derbi asturiano. Aunque lo es, en la lucha mexicana siempre queda la duda si lo que vemos es un deporte. Aunque un derbi asturiano es deporte, siempre hay dudas de que pueda ser, alguna vez, un espectáculo.

Ándele, cagunmimanto

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