En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: Una de canapés

Sobre el enquistamiento de los grandes proyectos del Oviedo y del Sporting: la ciudad deportiva en Latores y el proyecto "Asturias 2030"

Un momento de la colocación de la primera piedra de la fallida ciudad deportiva del Real Oviedo en Latores

Un momento de la colocación de la primera piedra de la fallida ciudad deportiva del Real Oviedo en Latores / Luisma Murias

Pablo González

Pablo González

Pues ya está. Finito. O eso parece. La "operación Latores" se pasará a llamar ahora "operación La Manjoya", sin descartar, amiguinas y amiguinos, que acabe siendo operación vaya usted a saber qué, cuándo y dónde. El proyecto estrella del Grupo Pachuca a financiar en parte con los fondos CVC –¿tendrán fecha de caducidad como la pasta de la UE?– se ha estancado por la lentitud de unos y la indecisión de otros. Al igual que Laporta en Barcelona, ¿habrán volado las bandejas (u otra cosa) de canapés por los aires del cabreo en México?

Se tendrá que borrar de las hemerotecas y videotecas aquella foto que está a punto de cumplir un año en la que los insignes munícipes y la propiedad de la entidad azul dieron por inaugurado "este pantano" enterrando para la posteridad una de esas cápsulas del tiempo con los periódicos del día y, puede ser, un mensaje para las futuras generaciones en plan sonda enviada al espacio que busca vida inteligente más allá de nuestra galaxia. No estaría mal que alguien fuera a recuperar la urna para guardar la reliquia en el museo de la entidad carbayona, no vaya a ser que acabe devorada por animales "bravidos", que diría Chiquito de la Calzada. Si ahora todo sale bien, los ideólogos del asunto esperan que en La Manjoya (o donde sea, incluso Latores, que ya sabemos que la vida da muchas vueltas) la cosa no se enquiste en la ventanilla del "vuelva usted mañana".

Y como esto va de grandes proyectos, pues a 28 kilómetros andan de aquí para allá con el plan 2030 para El Molinón. Ahora hemos descubierto que la FIFA pide y pide más que las Hermanitas de la Caridad, y, claro, la caja de caudales pública da para lo que da. A lo mejor ni llega para bandejas voladoras de canapés, ¿oyisti, güey?

Suscríbete para seguir leyendo