Opinión

¿Para qué sirve un delantero?

Las dudas de jugar sin arietes en el Sporting y su escasa efectividad goleadora

¿Qué ocurre con los delanteros en el Sporting? No es habitual que marquen goles, pero si ni siquiera están en el campo resulta aún más complicado. Incluso últimamente se juega sin ellos, como los equipos grandes y de calidad, sin serlo. Con eso que se llama un falso nueve, a veces demasiado falso. El vacío del área es un agujero negro que se traga las escasas llegadas del balón. Le ocurrió a Otero, el pasado domingo en Valencia, a los pocos minutos de partido, sobre el 14 para ser concreto. Se plantó en el área del Levante solo y sintió la soledad del delantero abandonado, así que se dio media vuelta. También la gacela Hassan (apodado Josín) comprobó reiteradamente que sus centros encontraban fantasmas. Si un equipo se olvida de atacar, el rival dejará de defender y centrará sus esfuerzos en embestirle.

En la amplia mitología sobre el histriónico David Vidal, hay un apartado dedicado a los delanteros. Cuentan que cuando el gallego entrenaba al Elche (hoy rival por la promoción) y harto de la escasa puntería de sus arietes, les obligó a aprenderse las dimensiones de una portería: 7,32 metros de ancho por 2,44 metros de alto. Buscando respuesta a la pregunta inicial, podemos decir sin temor a equivocación que Djuka hace tiempo que ni está, ni por desgracia se le espera; que el escaso bagaje goleador de Campuzano en sus cuatro temporadas en el equipo, que no ha alcanzado la decena de goles, no le convierten en candidato a ser el esperado mirlo rojiblanco de la esperanza; y, ¿qué ocurre con Mario González, está fuera de forma, se ha olvidado las pistolas en Burgos, no cumple las expectativas de su fichaje?, sus reiteradas ausencias generan cada semana más incertidumbre.

Los números muestran que los principales goleadores del Sporting esta temporada hay que buscarlos entre defensas y centrocampistas. El partido contra el Levante arrojó, además, un dato escalofriante. En el minuto 70, el equipo valenciano había generado 8 ocasiones de gol por una sola y triste del Sporting. Pero hasta el final del partido, ya con Djuka y Mario González en el campo, no se tiró una sola vez a puerta. ¡Ni una!

En esta recta final de la temporada, fuera de los puestos de promoción, consumado el sorpasso azul, con una mala dinámica de juego y resultados (no solo fuera, también en El Molinón es ramplón), al Sporting se le suman varios males: la defensa comete errores inusuales, el centro del campo se muestra inconsistente y el ataque es inoperante. Da la sensación de que a Miguel Ángel Rodríguez, después de una esplendorosa primera parte de la temporada, en la que recuperó la competitividad y el juego de un equipo devaluado, se le están acabado las hojas del "Libro gordo del fútbol de MAR". En ocasiones las soluciones son más sencillas (si es que en el fútbol algo es sencillo). Y regreso al bestiario de David Vidal para recordar una de las arengas que dirigía a sus jugadores desde la banda. "¡Hostia ya, vamos a jugar al fútbol!".

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