Opinión | En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: Entre el dulce y el amargo sufrimiento

El Sporting sigue complicándose la vida y el Oviedo continúa soñando

Aficionados azules en el Real Oviedo-Villarreal B

Aficionados azules en el Real Oviedo-Villarreal B / Miki López

La depresión posvacacional tras el largo fin de semana que trajo la Semana Santa se ha visto agravada entre las masas rojiblancas por la pifia ante el Racing de Santander. Todo estaba de cara, pero empieza a quedar claro que a este Sporting le pesa demasiado la cruz de verse sin play-off al final del camino después de todo el curso estando ahí arriba. Los nervios y que, como se sospechaba en la pretemporada, al equipo le falta algo como un delantero que marque las fáciles que tiene.

El fichaje invernal de Mario González está dando el mismo resultado que el de otros muchos mirlos blancos que llegaron con el frío: entre cero y nada. Tampoco parece que la muchachada vaya sobrada de piernas y fondo físico. Y, encima, los de MAR han perdido esa solvencia atrás que dio tantos puntos en los primeros meses de competición. Lo peor es que la derrota ante el equipo de José Alberto se produjo en uno de los mejores partidos de los gijoneses en los últimos meses. Pero cuando la flecha está hacia abajo se pierde cuando se juega mal y no se gana cuando se hace medio bien. Ya no funciona ni la afamada unidad B.

Sí, queda camino por delante, pero el Sporting necesita encadenar al menos dos buenos resultados y luego mantener la regularidad a tope para acabar entre los mejores. Algo que, después de tanto tiempo metido en el bache, parece muy complicado.

Mientras, a 28 kilómetros el Oviedo celebró su cumpleaños ganando con sufrimiento a un Villarreal B camino de Primera Federación. Pero el sufrimiento con tres puntos se lleva mucho mejor, dónde va a parar. Los de Carrión siguen teniendo a tiro de piedra la promoción, que ahora pasa por hacer una machada en Elche. Ante los amarillos cumplieron ganando el primero de los diez últimos partidos en los que se jugará todo. Y, como bonificación, se ponen líderes del torneo de barrios por segunda vez esta temporada. Lo que queda ya se sabe lo que va a deparar: más sufrimiento a la espera de que un día llegue la felicidad, ¿oyisti, güey?

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