Entrevista | Mónica García Martínez Gerente de Cementerios de Gijón (Cegisa)

“Los cementerios deben ser espacios para que los vivos estén a gusto y quieran venir”

“La incineración en Gijón es cada vez mayor, rondando el 70 por ciento, y por eso hay ya múltiples opciones para las cenizas, hasta gratuitas”

Mónica García, en el cementerio municipal de Deva, con Gijón al fondo. | Ángel González

Mónica García, en el cementerio municipal de Deva, con Gijón al fondo. | Ángel González / I. PELÁEZ

I. Peláez

I. Peláez

Los cementerios municipales (Ceares, Jove, Tremañes, Somió, Cenero, Cabueñes, Baldornón y Deva) viven días de intensa actividad con motivo del día de Todos los Santos, con visitas “continuas” desde hace dos fines de semana para evitar las aglomeraciones de hoy, 1 de noviembre, para el que se han reforzado las frecuencias de autobuses. La coordinadora de estos espacios, Mónica García Martínez (Gijón, 1970), gerente de la sociedad mixta municipal de Cementerios Municipales (Cegisa), aboga por convertirlos en unos lugares más apacible donde las familias se encuentren a gusto honrando a sus difuntos y que además estén integrados en la ciudad.

–¿Cuál es la capacidad de los cementerios municipales?

–En números redondos, ahora mismo, en Deva entre cenizas, cadáveres y restos hay enterradas más de 10.000 personas. Ceares tiene una capacidad de 30.000 unidades de enterramiento, y los siguientes ya son Jove y Tremañes, pero el resto son más pequeños. En Deva, además, la capacidad de ampliación es grande.

–¿Cuáles son los servicios de enterramiento que predominan en la ciudad?

–En Gijón la incineración es cada vez mayor, y desde Cegisa estamos intentando que las cenizas vengan al cementerio. Hay múltiples opciones, incluso gratuitas. Las cenizas no pueden tirarse en cualquier lugar público por la reglamentación vigente, y es por eso que se da esta opción. La mayor demanda es para unidades de enterramiento de cenizas, desde las tradicionales urnas columbarios hasta los árboles en el bosque, que este año han duplicado las ventas.

–¿Cómo funcionan esos árboles del cementerio de Deva?

–En los cementerios, las concesiones son por 75 años de uso, es decir, se coge ahora y no empieza a contar hasta que no se produce el primer enterramiento. Los árboles van a estar ahí, nadie los va a arrancar, pero lo que se da la concesión no es solo el árbol, sino el terreno alrededor del árbol, lo que permite a las familias seguir enterrando cenizas en cofres biodegradables que se acaban deshaciendo y uniendo con la tierra. Todas las que necesite y quiera. Esa opción está cogiendo cada vez más auge.

–¿Cuánto auge?

–El año pasado, a 31 de julio, se habían concedido 11 árboles y este año 22. Y el ritmo continúa. También siguen existiendo las tradicionales, la gente sigue adquiriendo nichos. Ahora hemos ampliado cuatro sepulturas y seis minipanteones. Todo eso continua, pero es cierto que si la opción de incineración va en aumento, también crecen las opciones de enterramiento de cenizas. Es una opción muy ecológica y sostenible.

–¿Qué porcentaje de personas optan por la incineración en el concejo?

–Estamos rondando el 70% en Gijón de la incineración. Es un porcentaje bastante alto. Tenemos que adaptarnos a las necesidades, por eso desde 2009 tenemos un parque de cenizas. Deben tener un lugar digno para reposar, desde gratuitas hasta algo un poco más caro, pero para que todo el mundo se sienta cómo y en función a sus gustos y necesidades.

–¿Se mantiene la demanda de visitas?

–Va en aumento las cenizas que llegan. Y el año pasado, con la pandemia, se notó más el incremento. Ahora debemos intentar que los cementerios no sean lugares de reposo de los muertos sino un lugar en el que los familiares se encuentren a gusto, que quieran venir y les dé paz y tranquilidad.

–¿Cómo se vivió la pandemia?

–Fue duro, sobre todo para las familias. El no poder despedirte de tus seres queridos fue algo realmente complicado y duro. Hemos aprendido que los cementerios no es algo que está en el extrarradio de las ciudades. No queremos hablar de la muerte, pero los cementerios son el último eslabón de la cadena sanitaria. Hay que hacerlo como algo natural, que forma parte de la vida. Nacemos y morimos, es lo que hay. Por eso debemos incluir a los cementerios en la sociedad, en el día a día. Sí es verdad que antiguamente había más cultura de visita a los cementerios, pero los cementerios van cambiando con la sociedad.

–¿Por ejemplo?

–El Cementerio de Deva no tiene nada que ver con los cementerios tradicionales, no es entrar en un sitio lúgubre y oscuro que daba hasta miedo. De hecho, estamos intentando con los cementerios antiguos meterlos en la sociedad. El de Ceares, por ejemplo, está metido en la ciudad, lo comió la ciudad. Es difícil porque tiene muchas escaleras, pero debemos integrarlo, que si vas de camino por Los Pericones, entras y paseas y no pasa nada, que no dé miedo. El de Deva, aunque va a cumplir 22 años, hay que incluirlo, que sea agradable de ver, de visitar y de estar.

–¿Qué ampliaciones están previstas en los ocho cementerios municipales?

–La idea es ampliar en función de las necesidades. Antes de final de año se crearán 28 urnas y una sala de columbarios para 180 unidades. Para el año que viene, si se necesitan ampliaremos más urnas y probablemente, al ritmo que llevamos con los árboles, se ampliará el bosque. Pero es en función de las necesidades.

–¿Qué objetivos se marcan desde Cegisa?

–La idea, no solo en Gijón, todos los cementerios, es convertirlos en cementerios vivos, que sean más para los vivos y para los familiares, para los que quedan, que son los que visitan y deben estar como visitando.

Suscríbete para seguir leyendo