El Carmen llora al camarero fallecido tras caer desde una ventana: "Era un campeón"

Hosteleros y clientes arropan a "la familia" de Casa Baizán tras el trágico final de Liviu Morar

Por la izquierda, Efrén Mel, Damián Duckwu, Flor Ortea, Alejandro Madrid, Adams Seidu Abubakar y Julio Baizán, ayer, en Casa Baizán. | Marcos Léon

Por la izquierda, Efrén Mel, Damián Duckwu, Flor Ortea, Alejandro Madrid, Adams Seidu Abubakar y Julio Baizán, ayer, en Casa Baizán. | Marcos Léon / I. Peláez

I. Peláez

I. Peláez

La trágica e inesperada muerte de Liviu Morar, encargado del popular restaurante Casa Baizán, al caer por la ventana de un cuarto piso en la mañana del pasado domingo ha provocado una gran consternación en la hostelería local, especialmente entre los vecinos, clientes y empleados de los negocios del barrio del Carmen. "Estuvo trabajando el sábado, como siempre, como un campeón, hasta que nos marchamos a las dos de la mañana", apuntaban ayer Julio Baizán y Flor Ortea en su establecimiento de la calle Corrida, donde no pararon de recibir cariñosas visitas de clientes. Uno tras otro, muchos de ellos con lágrimas en los ojos, acudían a dar el pésame tanto al matrimonio como al resto de camareros y cocineros del local: Efrén Mel, Damián Duckwu, Adams Seidu Abubakar y Alejandro Madrid, muy apenados e impactados por lo ocurrido. "Mucho lo vamos a echar de menos", coincidían.

Aurelian Liviu Morar Moldovan, conocido como Liviu, de 38 años, era natural de Rumanía, pero tenía la nacionalidad española desde hace tiempo, pues llegó "de muy guaje" a Asturias. Una de sus dos hermanas, Aurora Ioana Banciu, Auri, también se dedica al sector hostelero en la pulpería A Feira, próxima a Casa Baizán (la otra vive en Londres). "Teníamos un vínculo muy especial porque los dos vivíamos en Gijón sin más familiares. Era una persona muy buena", recordaba, entre lágrimas, Auri Banciu durante el velatorio en el tanatorio de Cabueñes. No habrá funeral (sus restos serán incinerados el miércoles), pues "me lo voy a llevar a casa, a Rumanía, con nuestros padres", desvelaba su hermana en conversación con este periódico. Ambos son muy queridos en todo el barrio del Carmen. "Tanto Liviu como Auri siempre estuvieron muy ligados al barrio. Liviu era como nuestro hermano pequeño. Jovial, gracioso, muy educado y un gran trabajador, que había encontrado en Casa Baizán a su segunda familia", aseguraba ayer Javier Rodríguez, vecino de la calle del Horno.

El Carmen llora al camarero fallecido tras caer desde una ventana: "Era un campeón"

Liviu Morar, junto a su hermana Auri Banciu. / I. Peláez

El fallecimiento de Liviu Morar se produjo en la mañana del domingo. La principal hipótesis que manejan los investigadores apunta a que el encargado de Casa Baizán había salido de trabajar tras el servicio de cenas de la noche sobre las dos de la mañana. "En principio se había ido a casa, pero al final se fue a tomar algo", explicaron ayer desde su entorno. El trágico accidente se produjo porque Morar había olvidado las llaves de su casa y trató de acceder por la ventana del patio de luces a su vivienda, en la avenida Manuel Llaneza (cerca del aparcamiento de la antigua escuela de Peritos), pero, al final, acabó precipitándose desde una altura de un cuarto piso. Explicaron los vecinos del edificio a la Policía Nacional que, sobre las cinco y media o seis de la mañana, habían escuchado golpes en el portal. Después, sobre las siete, un vecino explicó que había oído un fuerte golpe, pero como al asomarse por la ventana a la calle no vio nada, no le dio mayor importancia.

No fue hasta las once de la mañana cuando ese mismo vecino se percató de que un hombre yacía en el patio y alertó a la Policía Nacional, según confirman fuentes de la comisaría de El Natahoyo. Fue a continuación cuando se avisó a su familia. La hora aproximada de la muerte la desvelará la autopsia, pues sus restos mortales fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Oviedo.

El popular restaurante gijonés Casa Baizán. En el recuadro, el apreciado Liviu Morar, fallecido accidentalmente.

El popular restaurante gijonés Casa Baizán. En el recuadro, el apreciado Liviu Morar, fallecido accidentalmente.

Todos los que en algún momento conocieron a Liviu Morar a lo largo de su dilatada trayectoria en la hostelería, en especial los años de Casa Baizán, donde llevaba desde septiembre de 2015, recuerdan con las mismas buenas palabras al encargado de familiar negocio de la calle Corrida. "Trabajó conmigo tres años. Era un chaval activo y muy competente en todo. Cualquier cosa que hacía falta, siempre estaba dispuesto. Si había que pintar algo o arreglar cualquier cosa, era el primero en prestarse", recordaba ayer Francisco Delgado, dueño de la vinatería El Vino del Inca, aún impactado por lo ocurrido. La pérdida de Liviu Morar, "un enamorado de su moto", recordaba ayer Javier Rodríguez, impactó durante la jornada del domingo a todos los que le apreciaban. "Cuando me llamaron por la noche no lo creía. Enseguida se enteró medio Gijón porque le conocían mucho", añadió Delgado.

El cariño que se ganó dentro y fuera de la barra es unánime. "Tenía un sentido del humor bárbaro, llevaba el trabajo con una gracia muy particular. Todo el mundo puede confirmarlo", aportaba Ana María Pirvu, de la vinatería La Boheme y compañera durante tres años de Morar, cuando coincidieron juntos en el Vino del Inca. "Era responsable, hacía muy bien su trabajo. Con él estuve tres años y fue de los mejores compañeros que he tenido trabajando, tanto en lo profesional como persona humana y como amigo. Estamos todos en shock, aún no lo hemos podido asimilar", añadió Pirvu.

Las condolencias comenzaron a llegar a sus familiares, especialmente a su hermana Auri Banciu, que también vive en Gijón y fue quien compartió la noticia del fallecimiento en sus redes sociales. Todos sus amigos esperan poder rendirle homenaje para recordar a "un chaval difícil de olvidar". "El palo para el barrio del Carmen ha sido tremendo y, en especial, para Julio y Flor", remataba Javier Rodríguez.

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