Opinión

Casa Ataúlfo: Sidrería y restaurante

De amigo a amigo

"Ata", te llamo así porque en una ocasión me dijiste: Pepín, eres de los pocos al que te permito que me llame de esa forma. Somos amigos.

Gracias, "Ata". Yo te llamaba y seguiré haciéndolo así; no por ser tu amigo, sino porque, según don Luis (Lugaru), soy un "vagu" que nunca dio "un palu al agua". Me resultaba menos trabajoso llamarte "Ata" que Ataúlfo. Y aclarado esto, paso a decirte mi pensamiento sobre ti.

Está en boca de todos los ciudadanos de Gijón y de otras muchas partes de España, que te jubilas, que dejas Casa Ataúlfo. Qué poco te conocen, es como decir que dejas de vivir. Porque tu vida, toda tu vida, fue y es la hostelería. Ni tú te puedes desligar de ella ni ella puede prescindir de un hostelero como tú.

Hostelero que hace honor al gran poeta, Antonio Machado cuando escribió: "Caminante, no hay camino / se hace camino al andar". Tú hiciste el camino hacia la hostelería desde muy joven. Un camino muy empinado, sorteando muchas dificultades para llegar a la cota más alta. Y siguiendo con el poema de Machado: "al andar se hace camino/ y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar". Tú sí que puedes volver la vista atrás, y verás a esos miles de personas a las que serviste y a las que hiciste felices.

"Ata", en estos momentos en los que se mezclan sentimientos y emociones de los muchos recuerdos: felices y, cómo no, también tristes. Estás recibiendo elogios y felicitaciones. Nombrándote "emperador de la hostelería". No ignores lo que les decían al concederles este título en Roma: "no olvides que eres humano".

Pepín Braña, el que presume de ser tu amigo.

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