Los hórreos que hablan de una invasión: asturianos registraron sobre madera el paso de Napoleón

Los aldeanos asturianos registraron sobre la madera de uno de sus mayores símbolos identitarios el paso de las tropas napoleónicas y el alzamiento popular contra los franceses

Hórreo con grafitos de la francesada en Carbes.

Hórreo con grafitos de la francesada en Carbes. / Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

El 25 de mayo de 1808 la Junta General del Principado de Asturias declaró la guerra a Napoleón, el "tirano de Europa", y nombró general en jefe del Ejército asturiano a Joaquín de Navia-Osorio y Miranda, marqués de Santa Cruz. La Guerra de la Independencia, la francesada, fue sumando batallas y escaramuzas por todo el territorio peninsular hasta 1814. Puesta en contexto no queda tan lejana, ocurrió anteayer y en Asturias aún no se han borrado los trazos con los que los aldeanos dibujaron aquellos episodios para la historia.

Además de en infinidad de documentos y bibliografía muy diversa, la francesada, con su movilización popular y el paso de las tropas invasoras, quedó registrada a la manera llana del pueblo en la madera de los hórreos y las paneras, uno de los símbolos identitarios de la región. Quizá los pintara alguien que contemplaba esas escenas, los soldados franceses llegando al pueblo o los vecinos preparando sus elementales armas para hacerles frente, desde lo alto del hórreo. Los protagonistas aparecen armados, con sables o con hoces y escopetas de caza, según el bando, y a veces junto a ellos están los animales con los que se acompañaban en sus campañas, caballos y perros. De vez en cuando aparece alguna palabra suelta, un nombre.

Una invasión a vista de hórreo

Figuras ataviadas con uniformes de la guerra de la Independencia en las colondras del hórreo de Vis. / Elena Fernández-Pello

De momento, no es posible determinar quién es el autor de esos dibujos, aunque no parece que haya sido uno, sino muchos. Todos realizaron sus grafitos –algo así como los grafitis contemporáneos– con carbón vegetal, para las líneas en negro, y almagre, un óxido de hierro, para los tonos rojizos.

De todo ello da cuenta Fernando Mora, arqueólogo de la Asociación del Hórreo Asturiano y autor de una detallada investigación sobre los hórreos de la francesada, que presentó en un congreso de estudios militares, dedicado a los grafitos, y que recuerda que sorprendió y dejó muy interesada a su audiencia, tanto por la temática como por el soporte de los dibujos.

Una invasión a vista de hórreo

Soldados uniformados en la panera de Carbes. / Elena Fernández-Pello

La mayor concentración de los hórreos de la francesada se registra en el concejo de Amieva, donde hay dos hórreos y una panera en Carbes, dos hórreos en Santolaya y un hórreo en Vis, el del Pedrosu. Este último se vino abajo por falta de conservación en el año 2020 y su reconstrucción ha devuelto a la actualidad a este conjunto en el que coinciden la singularidad etnográfica y la peculiaridad histórica. La Consejería de Cultura del Principado ha anunciado que habilitará una partida de 40.000 euros en su presupuesto para que el hórreo de Vis vuelva a montarse en 2023.

Hay algún otro hórreo incluido en esa ruta de la francesada, en Viyaux y en Brañachamosa, en Lena, aunque en lugar de grafitos los dibujos están tallados en la madera. También hay algún ejemplo de decoración en Pen, en Amieva de nuevo, donde se levanta la panera más grande de Asturias, con sus catorce pegollos, aunque aquí la temática es distinta.

Una invasión a vista de hórreo

Figura con casaca y uniforme, en un hórreo de Carbes. / Elena Fernández-Pello

"El liño del hórreo se usa como lienzo mucho tiempo después de construido; quienes los hacía representaban lo que estaban viendo", explica Fernando Mora. "La hipótesis que manejamos es que hay dibujadas distintas figuras: están los chuceros, las personas que cogían las armas que tenían por casa cuando sonaba la alarma, para luchar, y en algunos dibujos llevan montera picona; luego los soldados, quizás el regimiento de Cangas, y también los franceses: hay una pareja que podrían ser dos húsares, y soldados tocados con turbante", explica el arqueólogo.

Siempre son figuras sueltas, como mucho aparecen alineadas, desfilando, pero nunca se representan en escenas.

Una invasión a vista de hórreo

El hórreo de Vis, cuando aún estaba en pie. / Elena Fernández-Pello

Mora cita a José Arduengo Caso, autor de "Monografía de Amieva", editada en 1983, un texto en el que habla de cómo la Junta General de Asturias establece "las alarmas" muy pronto, ya en 1808. Al toque de rebato debían juntarse los vecinos con su párroco en un lugar que previamente hubieran determinado con las armas que tuvieran a mano, los escopeteros, con sus escopetas de caza, y los chuceros, con sus armas de labriego, chuzos, horcas, hoces, todos bien dispuestos para plantar cara a los invasores.

El regimiento de Cangas iba vestido de rojo, cuenta Fernando Mora, por eso cree haber identificado a sus hombres en los grafitos hallados en los hórreos. Recuerda un dicho antiguo y popular sobre aquellas tropas, algo así como: "¿Que hay allí que reluz por aquella serranía? La chaqueta roja de Cangas", y relata que se contaba que el regimiento iba de rojo porque vestía los uniformes cosidos con las primeras remesas de tejido enviadas desde Inglaterra, que entraron por el puerto de Gijón, para equipar a los soldados españoles y que precisamente eran de ese color.

Una invasión a vista de hórreo

Probablemente chuceros marchando, grabados en uno de los liños del hórreo de Vis. / Elena Fernández-Pello

Fernando Mora cuenta que llegó "a ver en pie el hórreo de Vis; las piezas están acopiadas y el Principado ahora lo quiere volver a poner en pie, y es una muy buena noticia. El resto no tiene peligro estructural, solo necesita mantenimiento, como retejar, cambiar algún elemento...". "Los propietarios saben de su interés y los conservan lo mejor posible", afirma. "Las pinturas son frágiles en general y se debería procurar su consolidación, no repintar; hicimos alguna prueba y los resultados son buenos", comenta Fernando Mora.

Las conclusiones de su investigación sobre los hórreos de la francesada están basadas en los uniformes y las armas de las figuras que están representadas en ellos. Al arqueólogo le gustaría poder contar con algún análisis que le permitiera datar con más precisión los grafitos y establecer su cronología exacta, confía en que será así y de momento anima a conocerlos y disfrutarlos, incluso a venerarlos como excepcionales testigos de la historia y de la resistencia del pueblo asturiano.

 Fotografías cedidas por Fernando Mora y Belén Menéndez Solar

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