Han pasado casi tres años desde que Netflix anunciara el fichaje de Shonda Rimes hasta que la showrunner afroamericana ha estrenado la primera de sus series en la plataforma. Tenía hasta ocho títulos diferentes en marcha, pero ninguno de ellos llegaba a estrenarse. El final de la espera ya está aquí en forma de un lujoso relato de época con guiños a la literatura de Jane Austen que se ha estrenado en plena Navidad. Los Bridgerton han consolidado a esta productora televisiva de 50 años como la reina del placer culpable, logrando una audiencia de más de sesenta millones de espectadores en todo el mundo desde su estreno. La serie se mantiene como la más vista en la plataforma y los algoritmos de Netflix muy oportunamente ya se están encargando de recomendar la película Orgullo y Prejuicio tras su visionado. La de Keira Knightley. Shonda Rimes está considerada como una de las mujeres más poderosas de Estados Unidos y el pelotazo de esta nueva ficción contribuirá a afianzarla en esta posición. Cuando se anunció la creación de Disney +, la gran N tiró de talonario para arrebatar a su competencia a dos de sus grandes valores en el mercado de series: 300 millones por Ryan Murphy y otros 100 millones por Rimes. Mientras que el primero se ha puesto a hacer series como churros, la segunda se había hecho esperar. Hasta ahora.

Trajes de época y bailes de salón para una ficción que muestra cómo era el complicado mundo del mercado matrimonial de la alta sociedad londinense a comienzos del siglo XIX. Ese momento en que las grandes familias tenían que buscar marido para sus hijas y asegurarse una buena dote. La protagonista es una heroína que pone patas arriba este sistema, al urdir todo tipo de artimañas para que no la impongan un marido. La historia de amor entre Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor) y Simon Basset duque de Hastings (Regé-Jean Page) es un claro producto con la marca de la factoría Shondaland. Sí, esa productora que durante años ha tenido como logo una gran montaña rusa cuyas vías recorren un corazón gigante. Sus espectadores pueden estar preparados para atravesar un torbellino emocional, en el que prácticamente todos los personajes sufren por amor. Hay romances imposibles, enamoramientos secretos, odios que son capaces de arrastrar a la perdición y, sobre todo, despertar sexual. Hay muchas escenas de sexo en Los Bridgerton. Cuando Shonda Rimes trabajaba para cadenas generalistas, estas imágenes no podían ser muy explícitas. Pero ahora en las plataformas on line, la situación ha cambiado. Estos momentos de Los Bridgerton en el que sus protagonistas se entregaban a los placeres carnales son muy importantes para la trama porque muestras la evolución de la protagonista. Daphne pasa de ser una inocente y virginal doncella, a una mujer realizada sexualmente que lleva la iniciativa en los encuentros con su marido. Como Claire Fraser (Caitriona Balfe) en Outlander. Daphne es una de las heroínas características de la factoría Shondaland, que va camino de subir a un pódium en el que rivalizará con la Meredith Grey (Ellen Pompeo) de Anatomía de Grey; la Olivia Pope (Kerry Washington) de Scandal; o la Annalise Keating (Viola Davis) de Cómo defender a un asesino. Aunque Rhimes se limita a aparecer en los créditos como productora ejecutiva, todo lleva su sello. El responsable de la adaptación de Los Bridgerton es Chris Van Dusen, colaborador habitual de la productora.

Otro de los aspectos que ha levantado alguna que otra ampolla entre los de siempre es el tema racial. Blancos y negros en la alta sociedad inglesa del siglo XIX codeándose de tú a tú y sin que el color de la piel sea motivo para un escándalo, a pesar de que en el argumento éste sigue siendo un mundo muy dado a llevarse las manos a la cabeza por otras nimiedades. Los creadores de la serie han aprovechado que la acción transcurría en los años en los que la reina Carlota era la máxima autoridad de la Monarquía Británica, para introducir revolucionarios cambios argumentales. Se trata de un personaje histórico real que tuvo que asumir la corona al quedar incapacitado su esposo Jorge III a causa de una enfermedad mental. La ascendencia africana de Carlota de Mecklemburgo-Strelitz permite a los guionistas imaginar una sociedad libre de prejuicios raciales en la que las personas de color son habituales en la corte y al frente de grandes mansiones. Hasta la propia autora de las novelas en las que se basa la serie, Julia Quinn, se quedó sorprendida por este hecho, que parece que ni se había planteado cuando los escribió. Pero que, a tenor de sus declaraciones públicas, es algo que le ha encantado, porque refleja la sociedad como debería ser. Esto es ficción y cada autor puede hacer con su imaginación lo que le dé la gana. Hasta Orgullo y Prejuicio tuvo su propia versión cinematográfica protagonizada por zombies. Lo que hace esta serie es algo parecido a lo que hizo Ryan Murphy en su Hollywood. Tampoco hay que olvidar que Rhimes siempre ha apostado por la diversidad racial en todas sus series. No hay que olvidar que ya hizo algo parecido en otro título de la factoría, Still Star-Crossed. Una secuela del clásico de William Shakespeare Romeo y Julieta, donde la cuestión racial era otro de los motivos de rivalidad entre Montescos y Capuletos. Esta serie, rodada en Cáceres, fue uno de los grandes fracasos de la factoría, pero ¿pudo ser el embrión de lo que luego se desarrollaría en Los Bridgerton?.

Destaca en el reparto la presencia de Julie Andrews, a quien no vemos en ningún momento porque es su voz en off la que nos narra la historia. Su personaje es el de Lady Whistledown, una misteriosa mujer que desde el anonimato va publicando todos los chismorreos y escándalos de la alta sociedad. Toda una bloguera o influencer del siglo XIX. Parece alguien omnisciente capaz de enterarse hasta de aquellos apasionados romances cuyos protagonistas preferirían mantener en secreto. Pero no nos engañemos, el seguir apareciendo en sus columnas es algo muy codiciado entre todos los que quieren seguir estando en el candelero. Su misteriosa identidad es otro de los motores argumentales de esta primera temporada de la serie y que, sin ánimo de hacer spoiler a nadie, veremos al final. Ya podemos ir contando con que tendremos nuevas temporadas de la serie. Hay hasta nueve novelas publicadas sobre los avatares amorosos de los Bridgerton. Rhimes ha entrado por todo lo alto en Netflix y este mismo año se espera el estreno de la segunda de sus series para la plataforma Inventing Anna con Julia Gardner (Ozark), Anna Chlumsky (Veep) y Laverne Cox (Orange is the new Black) entre su reparto. Abróchense los cinturones. El viaje en la montaña rusa del corazón no ha hecho más que empezar.