Un asturiano de enormes dimensiones

Manuel Campa

Manuel Campa

Desiderio Díaz, fallecido el pasado viernes, llena buena parte de la historia de los bolos del último medio siglo en Asturias y en los centros asturianos que hay por el mundo. Fue, por tanto, un asturiano de enormes dimensiones. Tenía siempre en la mente el Centro Asturiano de Santa Fe (Argentina), donde los niños del Colegio Covadonga juegan a la cuatreada, comandados por el gran pongueto Carlos Rodríguez. También recordaba constantemente el Centro Asturiano y el Juventud de Siero y Noreña de Buenos Aires, y el mundial de bolos celebrado en el Centro Asturiano de Caracas.

En España tenía siempre presente el Centro Asturiano de Torrevieja, a donde llevó competiciones de bolos inolvidables. Y las boleras de Bruselas, a donde había ido a competir como jugador. Desiderio sostenía que los bolos son más que un deporte, porque representan fielmente el mapa de nuestra cultura tradicional.

Es esto tan verdad que –por citar un ejemplo– en el Bajo Nalón la modalidad de bolos de batiente se corresponde con el bable tradicional de la comarca. Lingüísticamente, en el Bajo Nalón tienen el sistema consonántico del centro de Asturias, y el sistema vocálico occidental. Del mismo modo, en los bolos de batiente se tira por abajo, como en la cuatreada y el bolo palma, pero se puntúa por desplazamiento de los bolos, como en las modalidades occidentales de los bolos de Tineo. Tenía razón Desiderio, los bolos son más que un deporte.

Desiderio tenía un gran número de amigos, de todas las ideologías, con tal que fueran fervorosos de la cultura asturiana tradicional, algo que se da especialmente en el concejo de Siero, durante algún tiempo "capital de la asturianía", título que no debió abandonar. El alcalde de Siero, Angel García, "Cepi", da una lección de saber estar al proponer que se dedique una calle a Desiderio. Lo propone en el momento oportuno, cuando acaba de irse el gigante de la cultura de los bolos tradicionales.

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